«Mi hija se ha visto desamparada», dice la madre de Patricia, enferma anoréxica
Denuncia que ha tenido que ingresarla fuera de Andalucía por la falta de tratamientos específicos, mientras que Salud asegura que existen unidades en el Virgen de las Nieves y en el hospital del PTS
Este periódico publicó esta semana el relato de Patricia, la madre de una granadina de 21 años que padece anorexia desde que tenía 13 años ... . En su relato, la progenitoria de Alexandra -así es como se llama la joven- denunciaba que la sanidad pública no está preparada para tratar estos problemas de Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) , pues «carece de un tratamiento multidisciplinar para atajarlos». Además, explicaba que no existen protocolos de tratamiento ni ingreso y que los pocos tratamientos a los que pueden acceder desaparecen cuando los pacientes cumplen 18 años. En esa misma información, la delegación de Salud de la Junta de Andalucía aseguraba que estos protocolos son reales, efectivos y especializados e incidía en que el Virgen de las Nieves dispone desde el 2003 de una Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil para atender a la población menor de 18 años con trastornos mentales. Tras estas declaraciones, Patricia ha querido responder y señalar «la falta de verdad» de lo asegurado por el organismo público, así como el hecho de que «hasta ellos mismos dicen que atienden hasta los 18 años, pero mi hija tiene 21 años, ¿qué se hace con estos pacientes?«.
La historia de Alexandra y Patricia
«La Junta dice que existen protocolos para tratar la anorexia, pero mi hija se ha visto desamparada. Si lo que nosotros hemos vivido durante tantos años de lucha ha formado parte de un protocolo, no me parece que sea útil ni suficiente«, comenta la mujer cuyo relato ha corrido como la pólvora por todo el país gracias a la información publicada en este medio y a la petición en Change.org que ya cuenta con más de 16.000 firmas para reclamar «unidades especializadas para los Trastornos de la Conducta Alimentaria ¡YA!».
Patricia quiere dejar claro que esto no es la lucha «de una madre desesperada y desinformada», sino uno de los muchos testimonios que pueden mostrar la falta de preparación de la sanidad pública andaluza para tratar este tipo de trastornos y la agonía que viven pacientes y familiares que en la mayoría de ocasiones tienen que ser tratados en organismo privados o fuera de Andalucía. Es lo que le ha sucedido a su hija, que ha tenido que ser ingresada en un hospital público de Ciudad Real para intentar frenar una enfermedad «que la está machacando y debilitando cada día más».
Después de tantos años de luchar contra su hija, que a día de hoy se sigue oponiendo a ser tratada y a mejorar su situación, y a las instituciones, «que se ponen de uñas en vez de pensar en el sufrimiento de una familia», Patricia acumula en su memoria un sinfin de experiencias que le han hecho perder la fe en la fiabilidad de la sanidad pública para tratar este tipo de problemáticas. Falta de organismos multidisciplinares que atiendan a su hija, consultas ambulatorias cada dos o tres meses y que duran veinte minutos, profesionales que, según la madre, se centran únicamente en decirle a su hija que tiene que poner de su parte y un largo etcétera de recuerdos que han hecho que Alexandra no confíe en el sistema y que Patricia no sepa a qué más puertas llamar para que su hija mejore.
La última vivencia que soportaron, siempre según las declaraciones de esta granadina, se produjo el pasado 2 de marzo. Su hija no dejaba de perder peso y cada vez estaba peor, así que se dirigió a Urgencias para que atendieran lo antes posible a su hija. Pero esa rapidez se hizo esperar. «Llegamos a las once de la mañana y estuvimos esperando hasta las diez de la noche. Solo para que la viera el endocrino esperamos entre cuatro y cinco horas», explica la mujer. Patricia asegura que en un principio los médicos no querían ingresarla y les aconsejaban que cogiese cita para pasar consulta con el endocrino otro día, pero Patricia fue tajante: «Le dije a la doctora: si quieres y ella se deja, mira su cuerpo desnudo para que veas cómo está de mal. Si se va de aquí, ten en cuenta que lo que pase será vuestra responsabilidad. Ahí fue cuando accedieron a ingresarla».
Pero, ante la falta de espacio en Endocrimonolgía, Alexandra fue ingresada en la Unidad de Enfermedades Infecciosas. Además, la madre denuncia que no recibió la medicación que tiene prescrita, algo «muy importante» para su tratamiento. «Cuando llegamos había una mujer que se acababa de morir de gripe A y había otra en la habitación que llevaba días con mucha fiebre y les dije: mi hija no se puede quedar aquí porque con 32 kilos que pesa y con lo baja de defensas que está, como pille una infección se queda en el sitio», añade. Pero ahora, eran los médicos los que no querían darle el alta ante la «desnutrición severa» que padecía la joven. Así se desprende de la hoja de petición de alta voluntaria que tuvo que firmar Alexandra y a la que ha accedido este periódico. En dicha hoja consta que, tras haber advertido a la familia de los pormenores, el Hospital Campus de la Salud, donde fue ingresada, queda exento de responsabilidad por las consecuencias que se deriven del alta.
Además, desde la institución sanitaria se emitió un escrito a la madre en la que explicaban que, el día 2 de marzo, tras la pérdida de peso marcada que había sufrido Alexandra, se le ofertó revisión en consulta el miércoles siguiente, es decir, cuatro días después de acudir a Urgencias. Según este escrito, en la última revisión se recomendó volver a esta consulta en marzo de 2019, proposición que la madre rechazó «por estimar que su hija se encuentra en una situación crítica y precisa ingreso hospitalario«. »Tras consensuar el ingreso y coordinar el plan de actuación con el especialista de salud mental que había valorado a la pacientes,se le concede su hospitalización en el servicio de enfermedades infecciosas ya que no había camas disponibles en ese momento en endocrinología«, prosigue el texto, que refunda así lo comentado por la madre sobre la falta de plazas en la unidad que debía atender a su hija.
Mayores de edad
Para Patricia, lo complejo de la situación vivida con Alexandra se agravó aún más al llegar a la mayoría de edad, pues asegura que ya no podía acceder a las terapias impartidas en el Virgen de las Nieves al ser para menores de 18 años. «Cuando pasa la mayoría de edad, tienes que ir tú a pedir cita al endocrino, a salud mental y a todos lados pero no están coordinados, cada uno te dice una cosa distinta y no es un procedimiento multidisciplinar», dice.
Sobre este asunto, la Junta es tajante: los protocolos existen, son efectivos y suficientes y comprenden todos los rangos de edad. De ese modo, mientras que en el hospital Virgen de las Nieves cuentan con una Unidad de Salud Mental Infanto-Juvenil conformada por todo tipo de profesionales especializados en este ámbito que tratan a los menores de edad, en el hospital del PTS tienen una consulta multidisciplinar dedicada únicamente a los trastornos alimenticios. Esta unidad lleva operando desde el 1996 pero lo hacía en el hospital San Cecilio y cuenta con una consulta a la semana.
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