La protesta contra la Manada termina con la quema de muñecos con sus caras

La concentración comenzó como un acto reivindicativo en repulsa a la decisión judicial de la Audiencia Provincial de Navarra, que decretó libertad provisional bajo fianza de 6.000 euros para los cinco condenados a nueve años por un delito de abusos sexuales con prevalimiento a una chica madrileña en los Sanfermines de 2016.

El encuentro, sin embargo, terminó en una marcha de protesta que recorrió la calle Reyes Católicos y parte de la Acera del Darro, al tiempo que la aglomeración coreaba al unísono «alerta, alerta, alerta que camina, la lucha feminista por las calles granaínas», seguido de numerosas rimas reivindicativas como «quien ama no mata, ni humilla ni maltrata» o «no es no, y lo demás es violación».

La marcha finalizó hacia las 20:30 horas con la llegada de la multitud a Puerta Real, junto a la Fuente de las Batallas. La protesta acabó con la quema de cinco muñecos que portaban los rostros de los cinco miembros de la Manada que, hasta ese momento, habían encabezado la manifestación.

El resto de concentrados profirieron cánticos como «lo gritan en Pamplona, lo gritan en Granada, que metan en la cárcel a toda La Manada». Tras esto, los congregados en el céntrico enclave comenzaron a dispersarse por toda la ciudad y llegó así a su fin la manifestación convocada para protestar por la puesta en libertad de José Ángel Prenda, Ángel Boza, Jesús Escudero, Antonio Manuel Guerrero y Alfonso Jesús Cabezuelo.

La ola de indignación, que se despertó hace dos meses cuando se conoció que los acusados fueron condenados por un delito de abuso y no de agresión sexual, se avivó y así se demostró, una vez más, saliendo a la calle a protestar contra la decisión judicial.