Suceso en el centro de la ciudad
Un apuñalamiento y un fuego propician el desalojo de un edificio okupado en Granada
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Suceso en el centro de la ciudad
Un apuñalamiento y un fuego propician el desalojo de un edificio okupado en GranadaLa calle Tinte es una pequeña vía perpendicular a la calle Zacatín. Cuenta con apenas un par de comercios y el centro de arte José Guerrero. La vida transcurre más intensa en sus alrededores, donde los negocios se cuentan por decenas y los viandantes por centenares. Enmedio de la citada vía, la puerta de un bloque permanece cerrada. Da acceso a tres plantas, con dos pisos en cada una –seis en total– y no hay ni una persona en su interior. Sin embargo, en cada rincón hay evidencias de que allí ha vivido gente hasta hace unos días. El bloque fue okupado por una veintena de personas de varias nacionalidades y ha sido la sede de varios sucesos desde hace tres meses; los dos últimos, en la madrugada del pasado sábado día 9. En apenas tres horas se registró un apuñalamiento y un incendio, que provocó el desalojo del bloque, sin causar heridos.
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No era la primera vez que había problemas en el edificio. Hace apenas dos semanas, la Policía Nacional estuvo allí identificando a varias personas tras recibir un aviso. Los servicios sanitarios también acudieron hace unos días, al parecer, para atender a un hombre por haber ingerido demasiada cantidades de alcohol o drogas. Además, el dueño de un comercio cercano cuenta que hace quince días un individuo residente en ese bloque le robó el patinete a un cliente que lo había dejado aparcado junto a la puerta. «La Policía ha venido varias veces», cuenta el responsable.
Rafael
Copropietario del edificio
La madrugada del pasado sábado, 9 de noviembre, fue el punto de inflexión. Eran en torno a las 1.30 horas cuando un hombre de 36 años fue atacado con un arma blanca y una barra metálica en aquel bloque; se había producido una reyerta entre varios de los que allí vivían. El herido recibió una puñalada en el cuello y fue ingresado en el Hospital Universitario Virgen de las Nieves. Dos jóvenes de 19 y 20 años fueron detenidos por la Policía Nacional, según informó el propio cuerpo. El juez ha decretado su ingreso en prisión provisional.
La cosa no quedó ahí. Menos de tres horas después, sobre las 4.00, se inició un fuego en la primera de las tres plantas del bloque. La investigación tendrá que determinar si está relacionado o no con el apuñalamiento. Lo que sí está confirmado es que varios alertantes avisaron al servicio de Emergencias 112 de que había fuego en ese piso de la calle Tinte. En menos de 45 minutos quedó extinguido por los Bomberos de Granada, sin registrarse heridos. Afectó únicamente a la primera planta, que quedó en parte calcinada.
Como medida de seguridad, los okupas fueron desalojados. Algunos permanecieron en plantas superiores, esperando no ser descubiertos, pero finalmente tuvieron que salir. Curiosamente, uno de ellos estuvo escondido durante horas. Salió a la mañana siguiente, cuando ya no había Policía, y saludó con un «buenos días» al técnico que instalaba una alarma antirrobos y a Rafael, uno de los propietarios del bloque.
«Hablaríamos de muertos»
«Podía haber ocurrido una desgracia y que estuviéramos hablando de muertos. Si no llega a extinguirse a tiempo, el fuego habría subido hacia arriba y hubiese pillado a todos los que allí se encontraban», dice Rafael, residente en Madrid, que viajó hasta Granada en cuanto se enteró de lo sucedido. Explica que en junio encontraron a dos chavales que habían accedido a su propiedad. Cuando los pillaron, salieron corriendo. El verano pasó sin ninguna complicación y, a principios de septiembre, Rafael comprobó que no había nadie en su interior. Sin embargo, cuatro días después la situación cambió por completo. «Me avisaron de que se estaba llenando de gente», recuerda.
Efectivamente, allí ha estado viviendo una veintena de personas de distintas nacionalidades en estos dos meses. El espacio de los seis apartamentos estaba aprovechado al máximo y los residentes convivían en una situación de insalubridad alarmante. Rafael cree que son personas «que no tienen un techo para dormir», ya que no han cambiado cerraduras, simplemente se colaron por la ventana y rezaron cada día por poder seguir allí. Eran conscientes de que en cualquier momento podrían cazarlos: en todas las habitaciones hay maletas de mano y bolsas con ropa preparadas por si tenían que irse.
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