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Tras una pandemia mundial y las emergencias nacionales encadenadas desde entonces, se agotan los adjetivos para describir las jornadas inéditas y excepcionales, pero la del ... 28 al 29 de abril de 2025 quedará sin duda entre las históricas. Desde que los relojes del centro de Granada se quedaron congelados 33 minutos después del mediodía hasta las 11.25 horas de ayer, cuando Endesa confirmaba la restitución del 100% del suministro eléctrico, el apagón sumió a la provincia en el caos. Los granadinos se fueron a la cama incomunicados, sin saber las causas de la crisis ni qué había pasado con los pasajeros de los trenes que se habían quedado atrapados en las vías en mitad de un descampado en Íllora o si habría colegio al día siguiente.
Las dudas se fueron despejando durante una noche toledana que muchos empresarios y sus empleados pasaron en vela intentando salvar los congeladores o recuperar la producción de sus negocios.
A las 0.42 horas la web de IDEAL confirmaba que Andalucía abriría los colegios, aunque sin actividad lectiva, y que también la Universidad volvía a la normalidad. La sensación de alivio llegaba escalada a los distintos pueblos a medida se iban encendiendo farolas y la red volvía a los teléfonos móviles.
Los autobuses metropolitanos salían puntuales de cocheras antes de las seis de la mañana, pero el tren madrugador se quedaba en tierra y Renfe no lograba restituir la programación hasta pasadas las siete y media. El convoy del metro en La Caleta arrancaba, al fin, a las 9.39 horas y también más tarde de la cuenta llegaba el pan a las cafeterías, mientras a las gasolineras volvía la calma tras una jornada en la que los granadinos salieron a repostar como si no hubiera un mañana.
Gracias al esfuerzo de los pescadores y de la Autoridad Portuaria que salvó la subasta con generadores, el pescado fresco de la lonja de Motril llegaba a tiempo a las pescaderías y como el puerto, el resto de polos económicos –el aeropuerto, Sierra Nevada, los polígonos empresariales o la Alhambra– volvían a una normalidad, eso sí, enrarecida por el disgusto del día anterior. El apagón no logró parar los motores de la economía provincial, pero sí les ha asestado un golpe millonario. Cifrar el impacto económico del apagón requeriría un estudio científico y es muy difícil de cuantificar por todas las múltiples afectaciones que soportaron las empresas: desde el lucro cesante de miles de negocios que tuvieron que cerrar sus puertas o paralizar líneas de producción hasta las pérdidas ocasionadas por la pérdida de materias primas y productos echados a perder, pasando por las reservas turísticas o eventos cancelados.
No obstante, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) se aventuraba ayer a apuntar una cifra que permite realizar estimaciones de pérdidas: el 0,1% del PIB. El resultado de extrapolar esta medida a la economía granadina, con la referencia de los últimos datos publicados correspondientes al ejercicio 2023, significa un golpe de 21.471.911 euros.
Raimundo Pérez Huerta
Pte. Asociación Industria Agroalimentaria de Granada
En las empresas granadinas afectadas empezaban ayer a echar sus propias cuentas –y fotos de las materias primas echadas a perder– con la incertidumbre de si podrán reportarlas a sus seguros. «Necesitamos saber las causas de la interrupción del suministro cuanto antes para ver si podemos acceder a las indemnizaciones del seguro», explicaba ayer a IDEAL el presidente de la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Granada y gerente de Maritoñi, Raimundo Pérez Huertas. En función de las causas del suceso las aseguradoras tienen estipulaciones diferentes o derivan la responsabilidad al Consorcio de Seguros. «La gran duda que compartimos todos los asociados es si alguien nos va a ayudar o todas las pérdidas las tenemos que sumir los empresarios», advertía.
En la emblemática empresa de dulces granadina ayer evaluaban el estado de todas las materias primas de las cámaras, como la manteca o la margarina, evaluando registros horarios y test de cámaras para ver si habían sufrido estrés térmico por el apagón.
Cuando al mediodía se apagaron los hornos, se estaban cociendo 10.000 chococañas que han ido a parar al cubo de la basura igual que la masa sin hornear o la caldera de cabello de ángel que se estaba cocinando.
Paco Puerta
Puerta Bernina
«Tenemos una filosofía de frescura del producto y no acumulamos, trabajamos con la previsión de lo que vamos a producir en 24/48 horas», señaló. Precisamente por esos márgenes estrechos, la preocupación en Maritoñi se centraba más en lo que dejó de fabricar, que en lo perdido. «Estamos produciendo como locos porque hoy no tenemos de nada», apuntaba el empresario en el interior de un almacén vacío. De las 40.000 míticas maritoñis que se fabrican a diario ayer faltaban doce mil.
César Penalva
Helados Nordwik
En otro emblema del dulce en Granada, Puerta Bernina, las pérdidas que deja el gran apagón se cuentan por decenas de miles de euros. Su propietario, Paco Puerta, comentaba que la calidad, la frescura y la seguridad son máximas de la casa por lo que directamente desecharon absolutamente todos los pasteles, tartas y helados que llenaban las vitrinas de sus quince cafeterías. «El miedo ya lo tenemos en el cuerpo, ¿quién me dice que esto no vuelve a repetirse?», advertía. Como estaban incomunicados, los dueños de Puerta Bernina estuvieron recorriendo, una a una, sus cafeterías para cerrarlas.
La jornada se prolongó bastante más en la industria heladera granadina Nordwik, donde pasaron la noche en vela, pendientes de la evolución de las horas del reloj y de los grados de los congeladores. «No podemos tener generadores fijos para el volumen de energía que necesitamos así que la incertidumbre fue total. No hemos dormido, de guardia para cuando volviera la luz», explica el empresario César Penalva, propietario de Nordwik. La fábrica de helados está en plena temporada alta para producir las reservas de verano, cuando el ritmo de consumo supera el de producción.. «Nos ha pillado con las cámaras llenas, en la ola más grandes de pedidos, de cara al verano, estamos trabajando en turnos de 18 y 24 horas en las fábricas de Churriana y Escúzar donde se perdieron turnos, pero por fortuna los daños se han centrado solo en las líneas que estaban en fabricación, calculo que se habrán perdido unos diez mil helados. No confío en que lo cubran seguros ni en ninguna ayuda», subrayó.
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