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Varios jóvenes viajan el domingo a las 11.40 de la mañana en un Seat Ibiza blanco tras una noche de fiesta por la avenida de Fuentenueva cuando el conductor choca contra el bordillo, pierde el control del vehículo y se lleva por delante una moto aparcada y luego una señal de tráfico y una papelera tras invadir la acera. Lejos de asumir su responsabilidad, deciden huir del lugar por la calle Santa Bárbara.
La Policía Local intuye que circulan en dirección contraria y tienen que echar marcha atrás al encontrarse con otro vehículo. Reanudan la marcha por la glorieta y bajan por Severo Ochoa hasta Méndez Núñez. En la glorieta del Guitarrista Manuel Cano giran hacia la entrada del parking del Hipercor, donde detienen la marcha. Llevaban dos ruedas «reventadas», según explica a este periódico la Policía Local.
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Tras recibir el aviso de un testigo de los hechos, varias dotaciones de la Policía Local se activan para localizar a los jóvenes infractores y los encuentran intentando cambiar las ruedas pinchadas a las puertas del aparcamiento del centro comercial de la zona de Arabial.
Tener un siniestro y huir es básicamente una conducta de autoinculpación en la responsabilidad y las consecuencias siempre van a ser mucho peores… Como las que tuvo el conductor de este vehículo que interceptamos después de chocar con un ciclomotor y mobiliario urbano. pic.twitter.com/bnZpztWLQz
— Policía Local de Granada (@PoliciaGr) March 12, 2025
El conductor fue sometido a la prueba de alcoholemia y de drogas. En ambas dio negativo, sin embargo, en una mochila que portaban en el interior del vehículo los agentes localizaron cuatro botellas de óxido nitroso, el conocido como gas de la risa, con casi 4 kilos cada una. Los test con los que se realizan las pruebas de drogas no detectan esta sustancia, pero afecta a las facultades para conducir y las primeras pesquisas señalan que los jóvenes lo había consumido.
De hecho, según ha confirmado la Policía Local, se abrieron diligencias contra los jóvenes por portar estas botellas, además de por los daños causados en el mobiliario. Ahora será el juez quien determine si existe un delito contra la salud pública, ya que en sí no es una sustancia prohibida
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