Borrar
Don Emilio, con el sombrero y el bastón que le regaló la comunidad gitana de Andalucía Pepe Marín

«Acabamos un juicio a las 2.30 de la madrugada y ningún funcionario puso pegas»

«He venido a trabajar aquí sábados y domingos, días de Navidad o de Año Nuevo y nadie me ha puesto problemas, es una satisfacción muy grande»

Carlos Morán

Granada

Domingo, 27 de julio 2025, 00:02

Comenta

Don Emilio ha sido poco de despacho. Casi lo utilizaba solo como confesionario, consulta psicológica o ambas cosas a la vez. Allí le contaban sus ... penas y sus alegrías los niños y los padres. Si esas paredes hablaran... El resto del tiempo lo pasaba celebrando vistas o sentado frente a una pequeña mesa que los funcionarios, más bien funcionarias, le habían cedido en un rincón de la oficina judicial. Mientras firmaba legajos y se quejaba de algo, lo que fuera, conversaba con su equipo. Escuchaba a la plantilla de su juzgado como lo hacía con los padres y los niños. Y aprendía. Ese vínculo ha sobrevivido a la jubilación. «Una vez empezamos un juicio a las diez de la mañana y acabamos a las 2.30 de la madrugada, pero ningún funcionario puso pegas», recuerda agradecido el magistrado.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal «Acabamos un juicio a las 2.30 de la madrugada y ningún funcionario puso pegas»

«Acabamos un juicio a las 2.30 de la madrugada y ningún funcionario puso pegas»