Marc Márquez firma el fin de semana perfecto en Aragón

En Aragón se volvió a ver la versión más caníbal del genio español, especialmente en la carrera larga, donde no dio opción desde la salida. Se puso en cabeza desde la primera vuelta, gestionó la prueba de inicio, sin exagerar para no consumir más neumático del necesario porque con tanto calor, corría el riesgo de reventar el neumático.

Su ataque contundente llegó justo antes del ecuador, cuando enlazó cinco vueltas rápidas consecutivas que terminaron de rematar la victoria. Ahí abrió una diferencia de dos segundos, que fueron ya definitivos. Marc hizo aburrida una carrera de la que tampoco se esperaba a priori mucha batalla, dada la superioridad del ilerdense. Hasta el propio Marc pidió luego perdón a su grada por la falta de emoción.

«Era una victoria obligatoria. Ya sabéis que a mí me encantan las carreras de batalla, de cuerpo a cuerpo, pero ya ayer quería hacer este tipo de carrera, de salir e imponer yo el ritmo, controlar yo el ritmo, cuándo decidir tirar y cuándo gestionar la distancia con el segundo. Es lo que he tratado hacer. Cuando puedes, lo debes hacer así, pero era una de las cosas que intenté hacer y me salió mal. Tocaba estar extra concentrado», confesaba Marc tras reencontrarse con la victoria después de tres carreras sin ganar. El catalán conservó uno de sus feudos tradicionales, el trazado de Motorland Aragón, donde ya suma siete triunfos solo en la clase reina y ocho si se suma su primera victoria en Alcañiz, en 2011, cuando todavía era piloto de Moto2.

El previsible doblete de Marc Márquez en Alcañiz obligaba a sus rivales a correr para minimizar los daños. Y el que mejor supo jugar con esta teoría fue su hermano Álex, al que dos segundos puestos le permiten, al menos, mantenerse en una diferencia inferior a un gran premio. Son 32 puntos los que ahora tiene de ventaja el líder, mientras que el tercer clasificado, Pecco Bagnaia, ya está a 93.

Para Álex, Aragón volvía a confirmar su constancia en su mejor año en la categoría reina. «Ni haciendo la carrera perfecta hubiera sido suficiente. Así que no me he puesto nervioso cuando he visto que Marc se iba. He controlado atrás, algo que nunca es fácil cuando tienes a un dos veces campeón de MotoGP como Pecco detrás, pero he decidido no cometer errores», comentaba el pequeño del clan Márquez.

Sin rival en Aragón, la emoción se concentró en la lucha por el podio, donde esta vez sí, renació la figura del italiano. Una buena salida desde la segunda fila llevó a Bagnaia a disputarle la posición al propio Álex, aunque este se defendió y mantuvo la estela de su hermano. En esas primeras vueltas, un peleón Acosta atacó al turinés en varias curvas, pero éste se defendió como en sus mejores días y cuando dejó atrás al murciano, volvió a pegarse a la rueda de Álex. Nunca tuvo opción de meterle la moto y en el tramo final dio por buena esa tercera plaza, después de sumar cuatro ceros en las últimas cinco salidas.

Tampoco pudo hacer más Acosta, en inferioridad mecánica con las tres Ducati por delante. De hecho, el murciano emboscó su KTM entre el trío cabecero y otras dos máquinas italianas por detrás, las de Morbidelli y Aldeguer, así que el cuarto puesto era mucho más valioso de lo que decía la clasificación y la desventaja de casi ocho segundos con el ganador de la carrera. «Ha sido el mejor fin de semana que he hecho en MotoGP nunca. He estado entre los cinco primeros en todos los entrenamientos y en carrera hemos dado lo que teníamos con la moto que tenemos. No hay más», se resignaba el murciano.

La dura batalla entre Morbidelli y Aldeguer fue lo más emocionante de las últimas vueltas. El rookie pudo comprobar en sus carnes lo agresivo que puede llegar a ser el piloto italiano, el que se tocó en varias ocasiones. Finalmente, esa quinta posición se la llevó el veterano, con Aldeguer sexto y Joan Mir en séptima posición, en su mejor carrera con Honda del año. También acabó en el top-10 el madrileño Raúl Fernández, un puesto por delante de Álex Rins, la primera de las Yamaha en Motorland Aragón.