Ignacio Fontes se clasifica directo para la final de 1.500

Fontes firmó una carrera absolutamente brillante, tal y como había planeado. La cámara de la realización no se detuvo en él al presentar a los corredores, quizás porque hasta ocho rivales habían corrido alguna vez en sus vidas por la mejor marca personal que el granadino acreditaba en Tokio. Sin embargo, salió sin complejos y planteó la carrera que más le beneficiaba: una rápida, estirada, que pudiese controlar desde las primeras posiciones. Osado, se colocó primero nada más salir y no fue hasta la curva que el keniano Timothy Cheruiyot, líder mundial y gran favorito, se hizo con el mando que entendía suyo, ofendido. Fontes, lejos de amedrentarse, se pegó a su espalda.

El granadino defendió la segunda posición con uñas y dientes, primero ante el yibutiano Ayanleh Souleiman y luego con el alemán Robert Farken, este ya en la última vuelta cuando las revoluciones se dispararon para todos en busca de las cinco posiciones que daban la clasificación directa. Por el camino se quedaron Souleiman y el polaco Marcin Lewandowski, dos atletas con mejores marcas que él. Fontes siguió en cabeza hasta la última recta y ya en los últimos metros vio cómo le pasaban el británico Jake Wightman, el estadounidense Cole Hocker y el australiano Oliver Hoare. No importaba mientras siguieran los demás tras él. No pudo rebasarle el keniano Charles Simotwo, atleta de 3:30 que se quedó a doce centésimas.

Wightman se llevó la victoria con 3:33.48, seguido por Hocker con 3:33.87, Cheruiyot con 3:33.95, Hoare con 3:34.35 y Fontes, quinto, con 3:34.49. La primera semifinal, que ya de por sí fue rápida, «a ritmo de Meeting» como se expresa en el argot atlético, fue aun así más lenta que la segunda como podía preverse por la repesca para la final una vez marcado el corte. No en vano, fue la carrera más rápida en la historia de unos Juegos, con récord olímpico para el keniano Abel Kipsang con 3:31.65. A su espalda llegaron el noruego Jakob Ingebrigtsen con 3:32.13, el británico Josh Kerr con 3:32.18, el español Adel Mechaal con 3:32.19 y el australiano Stewart McSweyn con 3:32.54. También pasaron a la final por tiempos el británico Jake Heyward con 3:32.82 y el luxemburgués Charles Grethen 3:32.86. Se quedó fuera Jesús Gómez. a quien no respondieron las piernas como esperaba, duodécimo con 3:44.46 tras abandonar la caza de las primeras posiciones. De no haber asegurado la clasificación directa por puestos, Ignacio Fontes se habría quedado fuera de la final.

Con las emociones por la carrera aún a flor de piel, Ignacio Fontes atendió a Televisión Española reconociendo que «esta vez sí», en referencia a la mala carrera que se le dio en primera ronda, cuando sufrió para superar el corte en la repesca. «Tenía que cambiar la mentalidad de carrera y salí muy fuerte. Cheruiyot se puso a tirar y me lo dejó más fácil, porque confié en que su ritmo iba a ser constante y no se iba a frenar y no me agobié por ir pegado a la cuerda. Así era como pensaba que iba a ser la carrera de primera ronda», admitió el granadino.

En esta ocasión la prueba se ajustó a sus condiciones a la perfección. «Me muevo bien en carreras así, con buen ritmo. Recuperé bien de la primera ronda, donde rompí el hielo con el debut», apuntó el pupilo de Jesús Montiel, que también agradeció «correr a una hora más decente», a las ocho de la tarde de Tokio. «He cumplido el objetivo con el que vine a Tokio: ser finalista. Ahora, a soñar», compartió Ignacio Fontes. «No hay que achicarse, tengo una oportunidad única. Ha que pelear hasta el final porque nunca se sabe lo que puede pasar. Todos partimos de la misma línea y hay que luchar por lo máximo porque para eso hemos trabajado y estamos aquí. A tope», argumentó antes de dirigirse a cámara y dar las gracias a todos los que le apoyan desde sus casas. «Siento vuestro ánimo aunque no haya podido contestaros a todos. Estoy muy contento», se despidió.

«Estoy exultante de felicidad y lo pienso celebrar con un par de botellas de sidra que ya tenía en la nevera porque ya lo preveía», expresó Jesús Montiel a IDEAL nada más concluir la carrera, eufórico, al cumplirse su pronóstico -avanzó que Fontes sería quinto con su mejor marca personal de 3:33.27-. «Bordamos el puesto y bordamos la carrera que creíamos, lo ha calcado. Ha ejecutado lo que le dije. Una de las mayores virtudes de Ignacio es su inteligencia y la manera que tiene de metabolizar las situaciones de la vida, y lo ha hecho de libro. No hay nada más que pueda decir», expuso su entrenador.

Jesús Montiel es el primero que invita a su pupilo a soñar en la final. «La cabeza me dice que por lo menos acabe entre los ocho primeros por el diploma olímpico, ya que como nos 'robaron' el de Laura -eliminada en el relevo mixto con polémica- nos lo tiene que dar Ignacio como sea. Me encantaría que acabase entre los ocho primeros, pero tiene que ir a por la medalla», aseguró. «Hay que ir a por todas, a comerse el mundo con los 23 años que tiene. El nuevo sueño ya es una medalla olímpica y hay que pelearla, aunque cualquier puesto es bueno ya. Hay rivales a un nivel altísimo, pero no son invencibles», insistió.

Ignacio Fontes partirá con el duodécimo mejor tiempo en la finalísima, algo que no disuaden ni a su entrenador ni a él mismo. «Corrió rápido y suelto la semifinal, y se corrió tanto en la otra que algunos estarán pesados el sábado. Creo que Ignacio va a tener energías como para correr a 3:31 o 3:32; ojalá salga una carrera limpia de tipo Meeting», deseó. «Con lo que ha hecho ya, no tengo que darle ninguna instrucción más, no hace falta. Ya hemos visto al Ignacio que todos queremos en la carrera que buscábamos, toca seguir soñando. La carrera de la final ha empezado ya«, concluyó un felicísimo Jesús Montiel.