La Rojita, a cuartos por la puerta grande

Y es que La Rojita mató dos pájaros de un tiro, pues fue competitiva a la vez que aplicaba una política de rotaciones masivas para dosificar al máximo los esfuerzos. Hasta diez cambios presentó España respecto a los dos duelos previos, una revolución de proporciones idénticas a la del once transalpino. Solo repetían Marc Pubill y Coppola en ambos equipos, que se guardaron sus mejores cartas en la antesala de la decisiva fase eliminatoria y con el objetivo trascendental ya en sus manos.

A España, más goleadora en sus dos primeros compromisos del torneo, le valía la igualada. Sin embargo, asumió de partida el peso del juego, con una actitud más propositiva que una Italia un tanto plana. Los habilidosos Raúl Moro y Jesús Rodríguez le dieron a La Rojita mordiente por las bandas y volcaron el encuentro hacia los dominios de la pequeña Azzurra.

Parecía un inicio a pedir de boca, que no obstante se fue emborronando con el paso de los minutos y la reacción italiana, capaz de amenazar con un disparo lejano de Fazzini que estrenó la nómina de paradas de Pablo Campos. Santi Denia, inquieto en la banda, tranquilizó sus nervios con la primera ocasión destacada de España, un remate alto de Moleiro, nuevo jugador del Villarreal. Fue de lo más destacado en cuanto a oportunidades de gol en una primera parte con más pugna que precisión.

La Rojita, de más a menos en la entrega inicial, invirtió la tendencia tras el descanso. Se había adueñado del balón el equipo español cuando Moleiro frotó la lámpara y encontró la incorporación de Raúl Moro por el flanco derecho, desde el que el extremo del Valladolid sirvió al corazón del área para la rúbrica de Jesús Rodríguez.

España había hecho lo más difícil, pero la alegría le duró un suspiro. Pisilli tiró de habilidad para deshacerse del marcaje de Pablo Marín y fusiló cruzado ante Campos. Visto y no visto. Tocaba volver a empezar y preservar un empate que escondía el primer puesto de grupo. En esa tesitura, Denia recurrió a titulares como Javi Guerra, Diego López, Juanlu o Pablo Torre. 

Con algunas de sus mejores espadas sobre el tapete, La Rojita controló con oficio el tramo final del partido. Tuvo la victoria en un disparo abajo de Roberto Fernández, y finalmente, más allá de un remate lejano y desviado de Pisilli, no sufrió para conservar las tablas, que le permiten llegar a cuartos de final por la puerta grande.