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Saiko: redención en casa
El ídolo armillero se da un baño de masas entre Granada y su feudo, con una espectacular puesta en escena en el Nevada
Eduardo Tébar
Sábado, 5 de julio 2025, 00:42
Ningún otro granadino sería capaz de poner tan patas arriba su propia ciudad. Desde hace un par de años, cada concierto de Saiko se convierte ... en un acontecimiento. Un tsunami. Una revolución. La incidencia del armillero en su tierra afecta incluso a la ampliación de horarios y frecuencias del metro. Su nombre patrocina las camisetas del club de fútbol del coliseo del Zaidín, pero más de uno lo pondría a la altura del escudo, con la mano en el pecho. La estrella de la música urbana asegura apenas puede pasear por el centro hasta que entra la madrugada. ¿La razón? La locura que se desató este viernes por la noche en la explanada del aparcamiento del Centro Comercial Nevada lo explica todo.
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Qué ironía. Saiko movilizó una producción con un montaje en el que participaron un centenar de trabajadores. Y lo hizo para redimirse. Anoche estaba en casa. En el término municipal de Armilla. Después de conquistar el Nuevo Los Cármenes. Después de su histórica parafernalia en la Plaza de Toros en 2023. El ídolo cuenta con tres discos de oro y diecisiete de platino. Fue cantante español más escuchado en Spotify en 2024. Pero detrás se esconde la persona: Miguel Cantos Gómez. Hace poco más de un mes cumplió 23 años. Y no es oro todo lo que reluce. El artista no lo ha pasado bien. A veces, y como es normal, a Miguel le pesa el disfraz de Saiko.
Granada se rindió anoche ante un nuevo Saiko. Atrás quedó el mechón rubio. Por el camino, confesiones relativas a la salud mental. A la ansiedad antes de entrar en un estudio en Miami. A la presión de los números. A la lucha por retomar la ilusión. Ocurre si eres joven y grande, como Carlitos Alcaraz. El de Armilla traía un cancionero caliente, el del álbum recién publicado 'Natsukashii yoru', que en japonés significa 'nostalgia nocturna'. Anunció que lo deshilacharía al completo. Y el público —marea de elásticas de la rojiblanca horizontal, multitud de adolescentes, e infinidad de madres y padres arrastrados por sus hijos— demostró su fidelidad cantando todas y cada una de las letras.
Derroche de efectos
«La puta fama, la ansiedad presiona. Me siento solo delante de 20.000 personas». Estos versos iniciales del disco en 'Sí quiero' fueron los más ilustrativos y rompedores de un 'show' estratosférico en derroche de efectos. Rauw Alejandro, su ídolo, actuó en este preciso lugar en 2021 con una puesta en escena similar a la de su entonces pareja Rosalía. Pero lo de Saiko ayer sube algún que otro peldaño. Y 'Sí quiero' deriva en un bolero que abre infinitas posibilidades para su futuro artístico.
Y en este reseteo anímico, en este tránsito de la de la introversión a la extroversión, el músico-emblema de Granada tiró de ases como 'Lokenecesitas', que apunta a canción del verano (en la grabación, con el puertorriqueño Omar Courtz). Cruzando a través de un difícil equilibrio para no caer en el formulismo y la comodidad, este Saiko maduro y estelar recogió un cariño que necesitaba. Ya no es aquel 'newcomer' surgido del subsuelo armillero que deslumbró en la Plaza de Toros. En lo humano, parece fijarse en el espejo de Dellafuente.
Por supuesto, abundó ese reguetón metamorfoseado del 'trap'. Es más, en 'Wekeweke' lanzó un guiño a uno de los pioneros del género, Tego Calderón. Todo ello en un fuerte cambiante, entre pantallas majestuosas y bailarinas en las alturas. Ni los U2 de 1997.
Granada es el reino y la jaula de oro de Saiko. Es el espacio donde mayor dimensión y popularidad adquiere el personaje de Miguel Cantos Gómez. Y noches como la del Nevada demuestran que, aunque pueda, no se marchará. Porque un 'fandom' colectivo sigue aupándolo.
Entre los temas, Saiko conversaba sobre la tarima con un señor mayor del viejo Oriente. Una escenografía menos pirotécnica que la que exhibió en sus anteriores citas granadinas. En esta ocasión importaba más la teatralidad horizontal, con multitud de personajes danzantes en su particular set de rodaje. Un videoclip en directo. Y en medio de la representación conceptual apareció la jienense Ángeles Toledano, posiblemente la cantaora más audaz de las que nadan en el charco del pop contemporáneo, voz invitada en 'Tusacai'.
El 'autotune' le facilita a Saiko cantar como el más melódico de los soneros. Incluso se atrevió con una fase salsera con sección de metales. Llevando al delirio al público —también procedente de Cádiz, Málaga, Jaén o Madrid— en el rescate de ese 'Arena y sal' que en su día entonó con Omar Montes en el coso de Doctor Olóriz. Por momentos, hasta tembló el suelo del 'parking' del Nevada.
Sin embargo, afloró la vena familiar. Por ejemplo, en la más pop del repertorio, 'Mariposas': «Es la favorita de mi padre». O la ternura al mostrar imágenes de niñez en 'Recuerdos sonoros'. «Tengo mis movidas. Soy como cualquiera de vosotros. No sabéis lo especial que es esto para mí», reconoció. Y, sí, lo dijo en 2023 y lo repitió anoche: 'Cosas que no te dije' es su favorita. Fue el instante del aluvión de linternas. Luego, las llamaradas deslizando eso de «cree que es Miami, pero estamos en Armilla». Los fuegos artificiales al cierre no tenían nada que envidiar a los de unas fiestas patronales. Eso fue el concierto de Saiko. Y las filas de gente se marcharon tarareando 'Supernova' hasta el infinito.
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