
Saiko se da un baño de multitudes tras la prueba de sonido
Medio centenar de adolescentes cumplen el sueño de su vida al ver, tocar, besar, hacerse un selfie o ver la estampada la firma de su ídolo
Pasadas las seis de la tarde, un fogonazo, una luz cegadora, un disparo de nuevo, una furgoneta oscura con cristales más oscuros que sale del 'backstage' del escenario del aparcamiento del Centro Comercial Nevada. En las vallas de seguridad, medio centenar de adolescentes que gritan como si les fuera la vida en ello, que les va. Presientes que dentro está él, Saiko.
Momentos antes, cuando entraba un Mercedes blanco han gritado igual, o cuando otra furgoneta negra entraba hacia el escenario por la carretera de acceso al centro comercial. Pero esta vez era la buena, ha sido la buena, es la buena. Se abre la puerta corredero de la furgoneta y se baja de ella Saiko. Encantador, tranquilo, sonriente.
Como cuando los Beatles
El griterío es ensordecedor, en plan Beatles años sesenta. Hay conatos de histeria y niñas y niños llorando, emocionados. Saiko, apacible y encantado de mezclarse con los suyos, con los de siempre, con los de toda la vida, besa, firma, pilla los móviles que le ofrecen y se hacen selfies, firma todas las camisetas del Granada CF y todas las pancartas que le ofrecen.
El momento quedará grabado en la retina de todas estas personas, que han esperado lo suyo en la confianza de tener ese momento único, inolvidable, mágico con su ídolo. Saiko ha estado veinte minutos largos dedicado a sus mejores fans y se le ha visto en su salsa, en su Armilla, con los suyos.
El concierto, en unas horas de esta jornada de viernes, tiene pintas de apoteosis.
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