¿Qué es la 'tarjeta amarilla' del medicamento para los andaluces?
La Junta de Andalucía utiliza este mecanismo ante sospechas de reacciones adversas
Cuando un medicamento provoca reacciones adversas, toca sacar la tarjeta amarilla. Sí, así es, como en el fútbol. Solo que, en términos farmacológicos, en lugar ... de ser un trozo de plástico que sirve para confirmar una falta leve, es un formulario que sirve para denunciar efectos secundarios no esperados que pueden perjudicar la salud de los pacientes.
Mediante este formulario, que está disponible tanto en formato físico como electrónico, profesionales sanitarios y ciudadanos pueden informar sobre posibles irregularidades tras la ingesta de fármacos. Cualquier sospecha puede notificarse en este buzón, cuyo contenido se deriva automáticamente al Centro Andaluz de Farmacovigilancia (CAFV).
En dicho formulario, se recogen datos sobre la reacción adversa en cuestión, el medicamento implicado, el paciente y el profesional que lo notifica. De esta manera, las autoridades sanitarias pueden identificar patrones de seguridad y tomar medidas en materia de salud pública. El objetivo es evitar o minimizar la exposición a riesgos de la población.
Cuando la evaluación del beneficio y del riesgo se considera «desfavorable», los expertos difunden recomendaciones de uso, abogan por restringir los usos y llegan incluso a retirar el medicamento.
¿Cómo conseguir la tarjeta amarilla?
Para hacer uso de la tarjeta amarilla del medicamento en Andalucía, basta con seguir los pasos indicados en la página web de la Consejería de Salud y Consumo de la Junta. En la misma, se encuentra el enlace de acceso al portal digital NotificaRAM. Lo primero es elegir la comunidad autónoma y después, el perfil que corresponda, que puede ser ciudadano o profesional sanitario.
En la siguiente pestaña, debe rellenarse el código nacional, presente en los envases de todos los fármacos autorizados en el mercado español; el nombre del medicamento; el número de lote, especialmente importante en el caso de vacunas y medicamentos biológicos, y la fecha de caducidad.
También hay que explicar para qué y cómo se ha utilizado, desde cuándo y mediante qué vía se ha administrado. Por último, señalar qué se ha hecho ante la sospecha de una reacción adversa, si se ha dejado de usar o si simplemente se ha disminuido la dosis. Esto en la versión electrónica.
El formato físico se puede solicitar al Centro Andaluz de Farmacovigilancia por teléfono o correo electrónico. Una vez cumplimentada, debe enviarse por correo postal o entregarse en el portal web.
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