Chiringuitos de Almería
Tiempo de playa y de chiringuitosComienza el periodo estival y con él la temporada en la que los almerienses emigran a las playas y a estos oasis gastronómicos que se erigen en las mismas
David Roth
Almería
Viernes, 7 de junio 2024, 18:46
Llega el periodo estival, el calor, y con este los almerienses emigran diariamente a las playas de la provincia en busca de calmar los sofocos. ... En medio de las mismas, como si de un oasis se tratara, se erigen unas singulares estructuras muy reconocibles para cualquiera que se precie. Allí, se sacia la sed y el hambre de los asiduos a torrarse al sol para posteriormente darse un chapuzón. Hablamos de los chiringuitos de la provincia de Almería, que se sitúan a lo largo y ancho de la mayor parte de las playas urbanas del territorio. Por ello, IDEAL ALMERÍA ha recorrido la costa, desde Poniente al Levante Almeriense, pasando por la capital, con tres emblemas de este tipo de negocio.
La Orilla
En Roquetas de Mar, en la playa de Las Salinas de Roquetas de Mar, se encuentra el chiringuito La Orilla. Es Juan Antonio Lupiáñez Fernández, quien dirige todo el chiringuito. 35 años en la hostelería lo avalan, 18 de ellos a los mandos del negocio que hoy regenta en un espectacular paraje, donde se dedican a dar a sus comensales «todo lo típico de un chiringuito», desde pescado de la zona «como el boquerón, los arroces o el calamar en aceite, gallineta, brótola de roca, corvina, lecha…», no hay pieza que se escape de sus fogones.
La jornada playera comienza montando las terrazas, puesto que no disponen de interior, por lo que están bien acondicionadas para trabajar en verano. Siempre tras una minuciosa limpieza del pescado del día, algo indispensable «para cuando venga del trabajo, tener todo preparado y atender lo más rápido y mejor posible».
La Orilla abre sus puertas desde primeros de marzo y cierran dependiendo del tiempo, en ocasiones después de Los Santos, sobre el 7 o el 8 de noviembre, y otras llegan hasta el Puente de la Inmaculada. En invierno, «es imposible estar abierto, puesto que no tenemos clientes y la playa se queda muy triste».
Algo que se debe a que «desgraciadamente aquí en Almería tenemos turistas estivales nada más pese a que tenemos muy buen tiempo, buenas playas y un potencial muy grande».
Entre los platos que más salen en el chiringuito, se encuentran «los calamares, las sardinas y los boquerones. Luego, «el rape es un pescado muy bueno, está muy rico y del que se aprovecha todo»; también los salmonetes de roca de Roquetas de Mar; las paellas, ya sea de marisco, arroz del rey, arroz negro, la fideuá o el arroz con conejo. Tampoco puede faltar la gamba roja de Garrucha. Todo un surtido que le ha permitido a La Orilla obtener una Solete Repsol, algo que «es una alegría, porque el trabajo que tú haces durante todo el año, tanto nosotros como tu equipo, te sientes reconocido». Algo que entiende se debe a que «desde el que se va a tomar un café solo al que va a comer, atendemos a todos por igual», puesto que «el que llega hasta nuestro chiringuito ha dejado atrás un montón de negocios y nada más que se merece una buena atención», concluye.
Boracay
En el otro extremo de la provincia, en Garrucha, con un concepto completamente distinto, está el chiringuito Boracay, que abrió sus puertas en 2015. Pero en enero de 2020, justo antes de la pandemia, un cortocircuito provocó un incendio que quemó el local entero. Juan, su dueño, hizo de un problema una oportunidad, y realizó una reforma integral del local que lo dotó de una estética mucho más moderna y elegante. Este dispone de desayuno por la mañana, zona de tapeo, restaurante, tanto interior como en terraza, con vista directamente al mar, hamacas y sesiones de noche de DJ y copas, desde las 10 de la mañana hasta las 4 de la madrugada. «La idea era hacer un chiringuito un poco más exclusivo que el típico chiringuito de playa, que en Garrucha no hay», detalla Lorena, responsable de redes sociales de Boracay. «Tú puedes ir a Boracay, puedes ir a desayunar y tomarte un café con unas tostadas, tomarte unas tapas y por 15-20 euros, o puedes ir a la zona de restaurante para celebrar comuniones, bautizos o bodas».
En 2021 también recibieron un Solete de la guía Repsol, algo que «fue una sorpresa,» que les provocó «muchísima más afluencia de gente» de la ya de por sí alta que tienen durante el periodo estival. Pese al turismo estacional, abren durante todo el año, salvando el mes de enero, pero siempre con el mismo servicio que en temporada alta. Algo que les ha obligado a acondicionar el local con cristaleras, pues, pese a que el buen tiempo suele imperar, «al estar a 20 metros de la orilla se nota cualquier temporal, por lo que cerramos las cristaleras y ponemos estufas de pie, para que también se puedan hacer cenas de Navidad».
Entrando un poco en materia gastronómica, disponen de la habitual tapa de cortesía con la bebida, como ensaladilla rusa, boquerones en vinagre, salmorejo o tortilla de patatas; tapas especiales en la zona del bar, como pollo al curry con couscous, mini burger de buey con una salsa de la casa o pinchos de solomillo al Pedro Ximénez; del mismo modo, sirven raciones y también paellas por encargo, como el arroz garruchero de marisco, arroz negro, arroz a banda o arroz con costillas y setas. No puede faltar el pescado fresco recién traído de la lonja de Garrucha.
Tío Pepe
Viajando a la capital almeriense, el chiringuito Tío Pepe, situado en la primera línea de la playa, es uno de los más emblemáticos de la ciudad. Con más de medio siglo de historia, este negocio familiar ha sabido ganarse el corazón de sus clientes a lo largo de los años. Para conocer más sobre su historia y su éxito, hablamos con Kike, hijo del mismísimo Pepe, que a día de hoy prosigue echando una mano en el negocio día tras día.
«Mi padre lleva 51 años en la playa», cuenta Kike, que cada día se encarga junto al resto de su familia a satisfacer a toda su clientela, que forma largas colas a la entrada buscando un hueco donde poder sentarse. Su oferta gastronómica es variada y auténtica almeriense: «Cervecita, tapita, las sardinas, migas... todo muy típico de aquí», cuenta Kike. La lista de delicias no termina ahí, añadiendo atún, aguja, merluza, y una variedad de carnes como hamburguesa o lomo adobado, entre muchos otros.
La temporada fuerte del chiringuito comienza en San Juan, cuando las vacaciones escolares atraen a más visitantes. Un trabajo que además castiga más si cabe al personal, que aguanta tórridas temperaturas a la par que sacan comandas a velocidad de vértigo.
El éxito del chiringuito no solo se debe a su deliciosa comida, sino también a la coordinación y el esfuerzo de la familia que lo maneja. Pero para Kike, es su padre «un auténtico pulpo», el que sostiene el chiringuito y «nos protege». «Somos cuatro hermanos los que trabajamos aquí y, con coordinación, lo difícil se hace fácil», afirma. Esta dedicación y organización son cruciales, ya que en un día pueden llegar a servir entre 700 y 1,000 personas.
El cliente principal del chiringuito son los almerienses. «Sobre todo, vivimos de nuestra gente, un 70%, y un 30% de turistas», explica Kike. Los fines de semana, el lugar se llena de residentes de Almería y pueblos cercanos como Guadix, Granada y Baza. Además, hay turistas fijos de otras partes de España, como catalanes y madrileños, que año tras año eligen veranear en la zona.
El chiringuito también ofrece un servicio de tumbonas, que añade un toque más a la experiencia de sus clientes. La combinación de tradición, calidad y un enfoque familiar ha hecho que este siga siendo un pilar en la playa de la capital después de tantos años.
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