El ébola desata el virus de los bulos

La alarma social desatada tras conocerse el primer contagio de ébola fuera de África va en aumento desde el pasado lunes, amplificada especialmente por los falsos rumores y bulos que circulan sin control por internet.

Si conocéis a gente en Madrid o alrededores mandarles esto... Es URGENTE y que lo Difundan al Máximo. Mensaje de una amiga que trabaja en La Paz: No vengáis para nada a las urgencias de LA PAZ, RAMÓN Y CAJAL Y ALCORCON, las tienen con zonas de aislamiento y va a salir hoy todo en prensa. Una doctora de nuestro hospital más otra enfermera han venido esta noche con síntoma y fiebre alta , las han tomado muestras para comprobar que es Ebola pero las van a tener en cuarentena hasta entonces.... Aquí las enfermeras han llamado a Europa Press para destapar todo, no está sólo el caso de la auxiliar, serían ya 4. PÁSALO.

Se trata de uno de los falsos mensajes que reciben centenares de ciudadanos a través de mensajes de WhatsApp o redes sociales como Twitter o Facebook. En ellos se alerta de falsos casos de ébola en distintas ciudades, citando a fuentes sanitarias o realizando montajes de noticias falsas que utilizan como reclamo las cabeceras de distintos medios de comunicación o los logos de diversas instituciones. Incluso hay quien aprovecha la ocasión para difundir sus propias teorías de la conspiración.

Otro de los mensajes más difundidos hacía referencia a la decisión de la Universidad San Pablo CEU de Madrid de suspender las clases hasta el 13 de octubre por riesgo de contagio, así como hasta el 15 de octubre en la Universidad Rey Juan Carlos, informaciones falsas que los centros se apresuraron a desmentir. Igualmente, varios periódicos digitales se han visto obligados a desmentir los distintos montajes fotográficos que han utilizado sus cabeceras como reclamo para difundir noticias falsas.

De móvil en móvil

Grupos de whatsapp formados por amigos, familiares, personal sanitario o madres de niños que comparten colegio. En mayor o menor medida todos ellos han recibido algún tipo de mensaje en cadena que han compartido a su vez con otros contactos, convirtiendo el falso mensaje en algo viral y generando una alerta innecesaria entre la población ante una enfermedad que, recuerdan los expertos, tiene una tasa de propagación menor que el sarampión o el sida. De la misma manera, en Twitter y Facebook circulan decenas de mensajes de todo tipo, obligando a instituciones y medios de comunicación a desmentir las informaciones publicadas y tratar de frenar el avance.

El desconcierto es tal que la propia Guardia Civil y la Policía Nacional han utilizado su cuenta en la red social para alertar de los montajes y han instado a los usuarios a no dar crédito a mensajes de fuentes no oficiales y menos aún a difundirlos. Muchos de los usuarios reconocen haber dado crédito a estas informaciones falsas por el mero hecho de hacer referencia a un medio de comunicación o mostrar el logo de instituciones que gozan de credibilidad, a pesar de desconocer el origen real de dichos mensajes y del hecho de que en muchas ocasiones ofrecían informaciones contradictorias e ilógicas, o afirmaban la confirmación de nuevos contagios a pesar de que ni el Ministerio de Sanidad ni los medios de comunicación informaran de tal extremo.

Irresponsabilidad 2.0

Pero, ¿cómo combatir la irresponsabilidad en la era de las redes sociales? Lo primero es tratar de informarse siempre a través de las instituciones oficiales y de los medios de comunicación y siempre acudiendo a la fuente original. Es decir, un mensaje que cita a una fuente solvente pero no ofrece un enlace a dicha información suele ser casi siempre falso. Tampoco se debe confiar a ciegas de los pantallazos que muestran la portada de un periódico con un titular alarmista. Suele tratarse de una imagen manipulada de la portada pero sobrescribiendo un titular falso. Milagros del photoshop. Ante la duda, lo más sencillo es visitar la página web del medio en cuestión y comprobar si efectivamente el medio ha prublicado dicha información o se trata de un montaje. Y sobre todo, hay que evitar compartir sin más las informaciones que nos llegan de terceros sin una mínima comprobación previa. De no hacerlo así, solo se consigue favorecer la expansión de un bulo cuyo único objetivo es desinformar y generar pánico entre la población.