El 'ejercicio de la lápida', la clave para encontrar la felicidad

Aunque se trata de una novela y no de un libro de autoayuda, el camino que recorre su protagonista, Camille, ayuda al lector a buscar un enfoque mucho más claro de su propia vida. La historia arranca con la vida de una mujer cuya edad se acerca de forma inminente a los 40 y que lleva una vida estable, con su trabajo y su familia. No obstante, esa estabilidad tan afianzada hace que Camille despierte y se dé cuenta de que no es feliz.

El doctor Dupontel le diagnostica rutinitis aguda, una afección del alma que que afecta cada vez a más gente en el mundo, sobre todo en Occidente. Los síntomas son casi siempre los mismos: disminución de la motivación, melancolía crónica, pérdida de referencias y de sentido, dificultad para ser feliz pese a la abundancia de bienes materiales, desencanto, lasitud. En este punto, son muchos los lectores que se sienten identificados.

Los consejos de este doctor para que Camille supere la rutinitis servirán para que el propio lector los aplique a su propia vida, para buscar el camino de la verdadera felicidad. Sin duda, para una persona que pasa por un momento difícil, el libro tendrá un impacto mayor, y activará una palanca de cambio para actuar. La voluntad profunda del libro, lo que yo he querido incorporar, ha sido una buena dosis de optimismo y de energía; decirle a la gente que hay que creer, explica la autora en el diario ABC.

Raphaëlle Giordano no ofrece un milagro, sino que aporta el empujón necesario para que cada uno encuentre el sentido de su propia existencia. No obstante, se aventura a dar algunos consejos para los que están demasiado perdidos en esa búsqueda incesante. La felicidad no te llega así como así, se trata más bien de un estado de ánimo, de una postura cotidiana, en la que hay que trabajar a diario, hay que intentar ver más lo positivo que lo negativo, mantener un diálogo interno amable para consigo mismo y para con los demás, dejar de juzgarlo todo, afirma Giordano.

En este sentido, la autora hace referencia a esas afirmaciones que nos hacemos de forma continua, como no lo conseguiré nunca o soy horrible. Para lograr la felicidad es necesario, según explica, cambiar esos pensamientos negativos por otros positivos, tales como voy a fijarme objetivos factibles o todo irá bien. De este modo, poco a poco, reprogramamos nuestra mente en positivo y propiciamos el cambio, asegura.