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Un bombero se toma un descanso mientras contempla el fuego que ha arrasado la ciudad canadiense de Fort McMurray, que sigue sin poder ser controlado.

Ciudades ardiendo

El fuego destruye 1.600 casas en Fort McMurray, la urbe más rica de América. Roma, Londres, Chicago y Santander salieron peor paradas

Inés Gallastegui

Jueves, 12 de mayo 2016, 00:16

Cuando el humo empezó a disiparse ayer en Fort McMurray, dejó ver un paisaje desolado. La primera ministra de la provincia canadiense de Alberta, Rachel ... Notley, estaba contenta: las llamas solo han destruido el 10% de la ciudad, unos 1.600 edificios, pero ya se alejan de las zonas pobladas y las plantas de extracción de petróleo. Más de 200.000 hectáreas de bosque han sido devoradas por el fuego alrededor de la que está considerada la urbe más rica de América, gracias al oro negro del subsuelo, y los bomberos creen que, si no llueve durante varios días seguidos, tardarán semanas en controlar todos los frentes. Pero no ha habido muertos ni heridos. Podía haber sido peor. Como en Roma, hace casi 2.000 años, o Santander, hace 75, con las casas reducidas a cenizas, miles de personas sin hogar y cadáveres entre las ruinas. ¿Por qué no ha ocurrido? Los expertos apuntan varias causas: antiguamente se construían las casas de madera, el urbanismo era mucho más abigarrado y los servicios de extinción estaban mal dotados y peor comunicados. Y luego estaba la suerte, claro.

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