Llega la copa menstrual: ¿fin al tampón de toda la vida?
Tanto expertos como usuarias aseguran que los beneficios ecológicos y económicos superan con creces a los del clásico tampón. ¿Quieres saber cómo se usa?
ideal.es
Viernes, 16 de octubre 2015, 11:15
Aunque para muchos la copa menstrual es algo totalmente novedoso, la realidad es que su creadora, Leona W. Chalmers, presentó la patente prácticamente al ... mismo tiempo que el doctor Elarle C. Haas presentaba la del primer tampón moderno. Ambos nacieron en el año 1932, pero finalmente fue la marca Tampax la que ganó la batalla y se impuso al invento que 80 años más tarde empieza a resurgir e incluso a desbancar a su máximo competidor.
En la actualidad, la copa menstrual se está convirtiendo en el método preferido por las consumidoras. Al parecer, quien prueba este curioso invento que almacena los fluidos menstruales, destierra para siempre la opción del tampón. Las usuarias aseguran que los beneficios ecológicos y económicos superan con creces a los del tampón, ya que una mujer usaría una media de tres copas en toda su vida y cada una tiene un coste de 25 euros, aproximadamente. Además, según afirman, es igual o más cómoda que los tampones de toda la vida.
Por otro lado, las copas están fabricadas con silicona médica y no llevan ninguna sustancia química, eliminando el riesgo de padecer el síndrome del shock tóxico (SST) asociado al uso de tampones. Estos datos, unidos al hecho de que tanto tampones como compresas contaminan mucho más, hacen de la copa menstrual la mejor opción para las mujeres de hoy en día.
Tienen un uso ilimitado durante el día, basta con limpiarla con una toallita o papel higiénico después de cada uso, dispone de varias tallas a elegir y, si se hace un buen uso y se hierve después de cada regla, las copas pueden llegar a durar entre 5 y 15 años.
Sin embargo, y aunque la mayoría de las usuarias sólo ven ventajas en este revolucionario invento, existen expertos reticentes a recomendarla, por su dificultad para colocarla en sus primeros usos. Un inconveniente que, con un poco de práctica, acaba por desaparecer.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión