La increíble historia del estafador que viaja gratis en avión por todo el mundo
"Los aviones son mi dormitorio. Son mi oficina y mi cuarto de juegos (...) soy muy afortunado porque hago lo que me gusta", asegura Ben Schlappig, que se dedica a engañar a las aerolíneas a través de resquicios legales y fallos en los algoritmos que rigen sus programas informáticos
ideal.es
Lunes, 3 de agosto 2015, 12:14
Ben Schlappig es una especie de 'Robin Hood' de la era moderna, con el egoísmo y demás matices que ello implica, ya que él ... roba a los ricos (en este caso las compañías aéreas), sí, pero no para dárselo a los pobres, sino para su disfrute y uso personal.
Este joven de 25 años es uno de los líderes de un grupo de 'inconformistas' conocidos como 'hobbyist', cuyo objetivo es estafar a las aerolíneas a través de resquicios legales y fallos en los algoritmos que rigen los programas informáticos de éstas.
La afición le viene desde una temprana edad, ya que con 15 años ya había aprendido el arte de timar a las compañías aéreas, y con sólo 17 ya acumulaba más de 800.000 kilómetros de vuelo.
Apenas diez años después, ahora lleva volando ininterrumpidamente 15 meses y se pasa unas 6 horas de media al día surcando los cielos, todo ello a coste prácticamente cero, y en 'business class', tal y como ha desvelado a la revista Rolling Stone.
"Los aviones son mi dormitorio. Son mi oficina y mi cuarto de juegos (...) soy muy afortunado porque hago lo que me gusta" -concluye Schlappig, que asegura que su vida fuera de los aviones y los aeropuertos se limita a visitas a hoteles de lujo.
El ingenioso sistema
Ben Schlappig comenzó a entrar en contacto con este tipo de aficionados, una élite conocida como "vividores del aire", a través de un foro llamado FlyerTalk (antes de crear su propio blog, One Mile At A Time), en el que le enseñaron los pasos a seguir para esta estafa a gran escala, nunca mejor dicho:
1. Elegir una aerolínea, según los reglamentos y las condiciones de los programas de beneficios que ofrezca, para hacer todos los viajes y así lograr ser un cliente exclusivo y aprovecharse de posibles resquicios legales. Schlappig escogió United Airlines.
2. Inscribirse en tantos programas de recompensa de tarjetas de crédito asociadas a aerolíneas como sea posible. De esta forma, se amasan puntos por compras que en última instancia no suponen un desembolso real de dinero.
3. Aprovechar los fallos en los algoritmos que rigen el funcionamiento de los sistemas de venta de billetes de las aerolíneas. Algunos 'hobbyists' programan sus propias piezas de 'software' para rastrear los errores y las tarifas erróneas en estos sistemas.
"El hecho es que estamos golpeando a las aerolíneas con su propio juego. La gente que maneja esos programas (los algoritmos de las aerolineas) son idiotas y nosotros siempre vamos un paso por delante", afirmó Ben en una reunión de los mejores talentos del 'hobby'.
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