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Arriero junto a los Peñones de San Francisco. Archivo de

El comercio de la nieve

Los "hombres neveros" subían hasta los ventisqueros de la Sierra y volvían cargados de hielo para venderlo en la ciudad. Esta es la historia de un oficio con el que acabó el progreso

Amanda Martínez

Miércoles, 13 de julio 2016, 20:46

La nieve de la Sierra era un negocio rentable. En los libros del cabildo del archivo municipal hay referencias a su uso y comercio desde ... el s. XVII. Por él se sabe que el 29 de octubre de 1604 se encargó a Diego Ruiz el abastecimiento de nieve a la ciudad, o que el 3 de enero de 1616 se organizaron los puntos de venta. El Ayuntamiento sacaba a subasta de forma periódica la explotación del negocio nevero y, está documentado, que, por ejemplo, en 1614 se encargó a Hernando Paredes que presentara una declaración jurada de los maravedís que había ganado con la empresa. En 1727, por añadir otro curioso apunte, se ingresaron en las arcas públicas la nada despreciable cantidad de doce mil reales para lo que fue necesario transportar y vender 81.600 libras de nieve. En 1770, Andrés Calvo, junto con los derechos de explotación de la empresa, también consiguió la cesión de dos locales municipales que utilizaba como "estancos de nieve": uno en la Camorra y otro en la "Carnicería de la oveja".

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