Sara Carbonero, la estrella de 'La Roja' en el Mundial

Su rostro moreno y de suaves facciones, sus ojos claros y sus labios sensuales eran ya populares en España, pero desde hace una semana se han convertido en la comidilla universal. En el último partido que España disputó en Sudáfrica, contra Honduras, Sara fue más fotografiada que cualquier jugador que correteara por el césped: las agencias internacionales de noticias distribuyeron 80 instantáneas de la reportera en apenas 45 minutos. Periódicos, revistas y páginas web buscaron con especial interés (y luego publicaron) aquellas fotos en las que Sara compartía plano con su novio, Iker Casillas, portero y capitán de España. Su relación sentimental no sólo se ha convertido en pasto previsible de la prensa rosa, sino que ha saltado a las páginas de los diarios presuntamente serios.

'The Times', Sara y la Inquisición

El jueves 17, tras las sorprendente derrota contra Suiza, el periódico 'The Times', antaño el más prestigioso de Inglaterra, llevaba a su portada una imagen de la entrevista que, al acabar el partido, Sara realizó a Iker Casillas. La conversación entre ambos, intachable, no daba pie a nada: ni un guiño de complicidad, ni una muestra de cariño, ni un balbuceo incómodo. Sólo un 'hasta luego'. Pero el morbo era evidente: la aséptica charla, colgada en el portal de vídeos 'Youtube', recibió más de un millón de visitas en apenas unas horas. Los editores del diario británico decidieron colocarla en portada con un titular todavía más extraño: 'La novia del portero despierta a la Inquisición española'. Sostenía el autor del artículo, Graham Keeley, que los aficionados de 'La Roja' culpaban masivamente a Sara Carbonero del error de Casillas en el gol suizo. Los profesores de Ética en las Facultades de Ciencias de la Información habrán guardado ya la página de 'The Times', que ha merecido incluso los reproches del otro gigante informativo anglosajón, 'The New York Times': «Extrañamente -malicia su articulista Robert Mackey-, el señor Keeley no ofrecía ninguna prueba de que toda España estuviera alborotada por la maligna influencia de la señorita Carbonero» y sólo hacía referencia genérica a algunos comentarios colgados en internet. El titular de 'The New York Times' colocaba un punto de irónica cordura en el debate: «La novia del portero español distrae a la prensa británica». Afortunadamente, los sortilegios de Sara debieron caducar pronto, porque España venció su segundo partido (2-0 a Honduras) y Casillas vivió una noche apacible.

Los espectadores poco futboleros no habrán salido aún de su asombro: ¿Quién es esta chica que ha sido capaz de enfrentar públicamente al 'Times' y a 'The New York Times', que bate todos los registros de búsquedas en 'Google' y a la que persiguen los fotógrafos del Mundial con más saña que a Cristiano Ronaldo? La respuesta, me temo, no está a la altura de la pregunta: Sara Carbonero Arévalo es una chavala normal. Muy guapa, pero normal. Nació en un pueblo toledano de 6.000 habitantes, Corral de Almaguer, estudió en el Instituto La Besana de su localidad natal y pronto descubrió que su pasión era el periodismo deportivo. Sus paisanos la describen como una chica agradable y estudiosa, en absoluto casquivana: «Era más de estar con sus libros que de salir. Aquí tiene a toda su familia y viene siempre que libra. Es un encanto», sentencia la propietaria del bar Martínez, en la Plaza Nueva. Los lugareños acuden a su establecimiento a animar a España y siempre guardan algún piropo para Sara, por la que sienten «un orgullo» unánime.

Madera de periodista

Sara Carbonero se matriculó en la Facultad de Periodismo de la Universidad Complutense, aunque pronto se llevó una desilusión: «Me aburría mucho, casi no hay prácticas», lamentaba. Así que se buscó un trabajo estival en una emisora que no estuviera lejos de su casa: encontró un hueco en la Cadena Ser de Tarancón (Cuenca). «Tenía madera desde que llegó», recuerda ahora Mari Carmen Domínguez: «Era muy buena profesional. Yo la veía tan guapa, con ese tipazo, que le decía: 'chica, tu futuro está en la tele'». Domínguez sólo tiene palabras de elogio para Sara, de la que destaca su aplomo y su humildad: «A ella le gustaba mucho el oficio. Y no era nada creída. Yo le ponderaba su belleza, le decía que probara en la tele y ella no le daba importancia. 'A mí lo que me gusta es la información deportiva', me respondía siempre».

Sara descubrió la magia de los micrófonos en verano de 2005. «Era una chica normal», ratifica Mari Carmen Domínguez. «Le gustaba leer, ir al cine, bailar, salir con las amigas...». Su físico ya le había hecho popular en la Universidad Complutense, en cuyas aulas despertaba admiración: algunos compañeros le apodaban 'Tomb Raider', por su parecido con Angelina Jolie, protagonista de la película. Y para entonces ya había hecho sus primeros pinitos en la pasarela, de la mano de su paisana, la diseñadora Marta Espín. «Empezó como un juego», recuerda Espín. «Con un grupo de amigas montamos un desfile benéfico en el hotel El Patas de Corral. Queríamos sacar dinero para poner un nuevo órgano en la parroquía, pero nos lo tomamos muy en serio. Sara tenía 14 años y aprendió coreografía y modelaje». Desfilaron, consiguieron el dinero y compraron el órgano. Marta, que tiene un despacho de modas abierto en Aranjuez (Toledo), continuó diseñando y cuando concluyó su primera colección, pidió a Sara que la mostrase en un reportaje: «Aceptó. Era muy participativa. El éxito fue tremendo... Todos querían conocerla después de ver sus fotos».

Cuando encontró hueco en Radio Marca (primero como becaria y luego con contrato), Sara dejó de pisar los pasillos de la Complutense. Como pronosticaba Mari Carmen Domínguez, pronto apareció la televisión en su vida: primero fue la Sexta, en mayo de 2007, siempre a la caza de bellezones con talento, y luego, en abril de 2009, Telecinco. Paolo Vasile, máximo responsable de la cadena, la convirtió en subdirectora de Deportes. «La imagen en la tele hace mucho -reconoce Sara-. Pero si sólo eres guapo no duras dos meses. También se necesita talento y suerte». El mundo acaba de descubrir a Sara Carbonero y no todo son flores y piropos. Pero quienes la conocen afirman que, cuando reveló su relación con Iker Casillas, ya intuía lo que se le venía encima. Demasiado para una chica normal.