«En el mundo de la ópera hay mucho talibán»
El cantante granadino abre esta noche el Fex con un concierto de tangos en el Palacio de los Córdova
INÉS GALLASTEGUI igallastegui@ideal.es
Jueves, 24 de junio 2010, 03:46
Con un repertorio en homenaje a Carlos Gardel, el tenor granadino José Manuel Zapata abre esta noche el Fex, a las 22.30 horas ... en el Palacio de los Córdova, con las invitaciones ya agotadas. Lo hará acompañado de un quinteto (guitarra, contrabajo, piano, bandoneón y violín) y con la ilusión de cantar ante la gente que quiere. Vive en Valencia, ayer llegó de Madrid y mañana se marcha de nuevo: el primer tenor español que pisa el Metropolitan de Nueva York en tres décadas lo ha hecho dos veces en dos años. Y en los próximos meses le esperan La Scala de Milán, el Liceo de Barcelona, el Teatro de la Zarzuela de Madrid... A pesar de su brillantísima carrera como cantante lírico, no reniega del pasado: con ayuda de una socia ha reformado el antiguo restaurante de sus padres, el Pepe Toro (Callejón de Arenas, 3, frente al antiguo edificio de las Sánchez), donde fue camarero y cantante aficionado durante doce años. Ahora se llama Taberna el Tenor.
-En enero de 2008 tocó el cielo en su debut en el Metropolitan de Nueva York. Su carrera desde entonces, ¿ha estado a la altura de aquel hito?
-Sí. He cantado en muchos teatros muy importantes y quizá el cielo lo he tocado ahora de verdad en la 'Armida' de Renée Fleming, que es la diva del Metropolitan, porque era una nueva producción, iba más preparado y más tranquilo, conociendo mucho más la ciudad, a la gente... Ha sido genial. He estado tres meses. En Estados Unidos hay un mes y medio sólo de ensayos y las funciones son muy espaciadas. Esta obra tiene la particularidad de que la hacen seis tenores y una soprano, y las críticas han sido muy buenas, sobre todo para los integrantes masculinos. Yo he hecho de Gernando.
-Tiene un compromiso en La Scala de Milán, que hasta ahora se le había resistido...
-Es en octubre y noviembre de 2011, para 'El caballero de la rosa'. Había tenido dos intentonas. La primera fue en 2003; después de debutar en el Festival de Granada con 'Juana de Arco en la hoguera', fui a audicionar y me contrataron para hacer el estreno de la temporada con 'Moisés y el Faraón' de Rossini. Pero tuve un problema de salud y no pude ir. Después me llamaron para hacer 'El barbero de Sevilla', pero estaba ocupado. Y esta vez, si no se gafa, estaré allí cantando...
-¿Le hace especial ilusión?
-No me obsesiona. El teatro donde yo soñaba con cantar era el Metropolitan de Nueva York desde que vi 'La Bohème' en mi viaje de novios. La Scala, más que ilusión, da miedo, por lo duros que son la crítica y los espectadores. Allí han abucheado a gente como Pavarotti o Montserrat Caballé, que no se han atrevido nunca a cantar ciertos papeles míticos.
-Alguna vez ha comentado que el público americano es más cariñoso y espontáneo que el europeo...
-Es una paradoja: uno cree que el público latino se da más, pero en el mundo de la ópera no es así. El público latino va a juzgar al cantante, va con prejuicios. Es una pena. En el mundo anglosajón, en Centro Europa, en Francia, la ópera es como cualquier otro espectáculo: la gente se ríe, lo pasa bien, aplaude y, si no le gusta, lo manifiesta también. En España menos que en Italia, pero también hay muchos talibanes de la ópera que tienen la grabación del año 1935 en la que Miguel Fleta hace un 'do' de 11 segundos, y si llega otro que no lo hace... Somos esclavos de las tradiciones. Rayar tanto la perfección es un estrés.
-¿Qué otras citas importantes tiene en la agenda?
-En otoño debuto en el Teatro Real con 'El caballero de la rosa'. Luego tengo un debut muy importante para mí, porque supone un cambio de dirección en mi carrera, que es la 'Anna Bolena' de Donizetti en el Liceo de Barcelona. Y por fin voy a debutar en el Teatro de la Zarzuela en Madrid con 'Luisa Fernanda', en primavera de 2011.
-¿Cómo es el mundo de la ópera tras la muerte de Pavarotti?
-Yo me siento un poco más solo. Tuve la oportunidad de conocerlo y ver lo cariñoso y generoso que era a nivel personal. Para mí, ha sido el cantante más grande que ha nacido nunca: cada vez que Luciano cantaba, aparecía el sol. Nos sentimos todos un poco huérfanos.
La piel de gallina
-¿Por qué un cantante lírico interpreta tangos con intérpretes de copla y pop, como Pasión Vega y Marta Sánchez?
-Primero, porque me lo paso genial. Segundo, porque es la música que yo llevo en el alma, la que he escuchado desde que tenía 3 ó 4 años. Música clásica no empecé a escuchar hasta los 19 ó 20. Me siento más cercano a esa música que a la que me dedico profesionalmente. A veces, cuando canto con el quinteto de tango se me pone la piel de gallina, y eso muy pocas veces lo he sentido cantando ópera; estás demasiado pendiente de muchas cosas técnicas que te impiden gozar. Los tangos son historias de amor que todos hemos vivido. Y con 36 años y un bagaje en la vida las puedo cantar con más sentimiento.
-¿Qué se encontrarán los espectadores esta noche?
-Pues con cinco músicos de primera fila, el quinteto que me acompaña, y los temas que han oído siempre: 'Volver', 'Mi Buenos Aires querido', 'Uno', 'Cambalache'... Es la música con la que nos hemos enamorado o hemos llorado por amor.
-¿Para cuándo su disco de tangos?
-Para este otoño. Se llamará 'Mano a mano con...' y tengo cinco colaboradores de lujo: José Mercé, Miguel Poveda, Pasión Vega, Rocío Márquez y la granadina Marina Heredia.
-¿Qué le parece el escenario de los Córdova?
-Para morirse. Estar cantando allí viendo la Alhambra, delante de la gente a la que quiero... es un sueño. Lo curioso es que se ha reunido a través del Facebook un grupo de antiguos alumnos del colegio Virgen de las Angustias, donde yo estudié, y va a venir mi profesora de segundo de EGB, la señorita Mari Carmen.
-Con las noches tan frescas que está haciendo. ¿No teme dañarse la garganta... o que el público se quede frío?
-¡Al público lo vamos a calentar! De todas maneras, por favor, señoras, llévense un fular para la garganta. Y si me pongo malo, ya me recuperaré: esta noche no me la quita nadie. Es un concierto muy especial.
-En el Festival tiene dos intervenciones, una de tango y otra de zarzuela, con la Orquesta de Galicia. ¿Para cuándo una ópera de Rossini, su especialidad, en un escenario 'noble' de la Alhambra?
-El año pasado hubo esa oportunidad de cantar con Mariola (Cantarero) y yo no pude. Pero no sé si seguiré cantando a Rossini muchos más años, porque la voz ha desarrollado muchísimo, está mucho más grande, y empiezo a buscar otros caminos más líricos: Donizetti, Bellini, el primer Verdi...
-Y con voz 'grande' quiere decir...
-Con los años la voz se hace más oscura, va perdiendo brillo arriba y ganando abajo. Es un proceso físico natural. Hace diez años tenía la voz más ligera. Ahora me cuesta más y hay que buscar nuevos caminos.
-Este año Joan Manuel Serrat cierra el Festival. ¿Cree que la dirección debería arriesgar aún más y programar, por ejemplo, rock?
-Que Serrat cierre el Festival es un lujo. Serrat es dios; ha compuesto las canciones de amor más hermosas. No le pongamos título a la música. Yo pienso que esa mezcla de clásico y popular acerca a la gente a lo clásico. Yo no renuncio a mi condición de tenor cuando canto tangos y eso acerca a la gente a una voz lírica. No se puede hacer la 'Novena' de Beethoven una vez y otra vez y otra vez... El público de ópera es cada vez mayor y llegará un momento en que se morirá y no habrá recambio. Siempre estoy a favor de hacer cosas nuevas. En octubre tengo con la Orquesta Nacional un programa de música de Broadway llevada al cine: 'Cantando bajo la lluvia', 'El mago de Oz', 'West Side Story'... Es una forma de acercar una sinfónica a gente que no iría a escuchar la 'Cuarta' de Bruckner.
La Andalucía de la peineta
-Antes era crítico con el trato que da Granada a sus cantantes líricos. ¿Eso ha cambiado?
-Conmigo sí. Enrique Gámez me dio mi primera gran oportunidad en el Festival, el Porcus de 'Juana de Arco...', y luego ha contado conmigo en casi todas las ediciones. La apuesta de hacer tango este año ha sido de él. Y el Ayuntamiento apoyó mucho el concierto con Pasión Vega. Pero sigo pensando que tienen que apoyar a la gente joven, porque hay mucho talento en esta ciudad. Cuando hay crisis, los políticos creen que lo que sobra es la cultura y eso es una equivocación. Los pueblos con cultura son más desarrollados y más abiertos.
-¿Falta cultura musical?
-Falta cultura en general. Yo tengo una espina clavada con Canal Sur. Intento seguirlo vía satélite y es el estereotipo: la Andalucía del toro y la peineta. Cuando debuté en Nueva York, Canal Sur me pidió una entrevista y me dejó colgado. La jefa de prensa del Met no entendía nada: era el primer tenor español que debutaba allí en treinta años y eso es una noticia. Pasé una vergüenza... A mí me entristece muchísimo mi tierra, porque la adoro y creo que tiene cantidad de posibilidades, pero tenemos que salir ya de la pandereta, el Rocío y la Feria de Abril.
-El famoso espacio escénico era un simple proyecto antes de la crisis...
-En Granada todo va muy despacio. Que la capital cultural de Andalucía no tenga un espacio escénico se define por sí mismo. Lo tienen Córdoba, Málaga, Sevilla... Ya no sólo por la ópera: por la zarzuela, por la danza, por el teatro... El Isabel la Católica está obsoleto: no tiene foso, no hay caja escénica... ¡es un desastre!
Tenor y tabernero
-Salió del bar de sus padres y en plena carrera fulgurante regresa a la hostelería. ¿Lo lleva en el ADN?
-¡Es que son muchos años de camarero! Por circunstancias, mis padres se quedaron de la noche a la mañana sin empleados y yo tuve que salir con 13 años a servir diez mesas de terraza. No sabía ni abrir una fanta. Terminé con casi 25. La diferencia con la ópera es que cuando trabajaba de camarero dormía tranquilo y ahora no tanto.
-¿Es de buen comer?
-¡Míreme! ¿Usted qué cree? Me he puesto a dieta y ya he perdido 15 kilos. Tengo una guerra contra el peso, que en esta profesión es un hándicap cada día mayor: me han quitado bastantes papeles por el tema físico. Pero me da igual, lo hago por salud: tengo una hija de 3 años y no quiero dejarla huérfana enseguida.
-¿Se imponen los tenores de físico y voz privilegiados como Juan Diego Flórez?
-Bueno, Juan Diego, que es amigo mío, guapo no es; lo que pasa que canta tan bien que lo veis guapo. Para guapo, Jonas Kaufmann, que canta como un dios: va a ser el mejor tenor del mundo porque lo tiene todo: voz, físico, saber estar... y, sobre todo, hace el repertorio lírico que han hecho los grandes, mientras Juan Diego es un tenor ligero.
-¿Cómo es la conciliación familiar para un tenor de éxito?
-Muy chunga. Ahora tengo a la cría con 3 años y la veo muy poco. Y eso en breve empezaré a cambiarlo, porque lo más importante en la vida no es cantar, no es ganar dinero, no es el triunfo; es compartir las cosas con la gente a la que quieres. Muchas veces entras en la vorágine del trabajo: quiero cantar en ese teatro, y en ese otro, quiero ganar dos millones en vez de uno (de pesetas, claro)... Y luego te das cuenta de que la vida ha pasado. Hace nada que mi hija nació y ha empezado a hablar bien cuando yo no estaba en casa. Eso me lo he perdido.
-Pero tiene la agenda llena...
-...hasta 2013. No sé cómo, pero me lo voy a tomar con más relajación. Además, ni siquiera compensa económicamente: llega un momento en que trabajas para Hacienda.
-¿Aún bombardea ciudades virtuales?
-Menos. Desde que tengo a la niña, he dejado un poco la simulación de vuelo por Internet.
-¿Sigue el Mundial de Fútbol?
-¡Claroooo! Yo soy muy futbolero. Y estoy contentísimo con el ascenso del Granada. Soy del Real Madrid, pero estoy esperando que el Granada suba a primera para que le dé caña al Real Madrid y a todo el mundo. Y sí, soy fan de La Roja y de mi país. Yo me siento muy español y eso no es de derechas. Es una pena: me da envidia cuando veo a los franceses, a los italianos o a los americanos, que cuando suena su himno se ponen la mano en el pecho, cantan y se sienten unidos. Yo me emociono con esas cosas. Pero en España cada uno tenemos nuestro pequeño barrio...
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión