Borrar
Raquel Montero en el salón de su casa. :: ELVIRA MEGÍAS
SOCIEDAD

Exilio interior

La Sensibilidad Química Múltiple convierte a sus víctimas en 'fantasmas' obligados a aislarse de un entorno que les envenena. Entrevistar a estos enfermos es una odisea

ARANTZA PRÁDANOS

Miércoles, 12 de mayo 2010, 05:19

De entrada se hace raro. Que te insistan en acudir a la cita duchado y restregado de arriba abajo con bicarbonato; nada de gel ... ni champú. Olvídate de la crema corporal, del desodorante y la colonia. Sobre todo de la colonia, por Dios. No te maquilles. Si acaso, un poco de aceite de oliva o de almendra para hidratar la piel. La ropa, interior, exterior, complementos, todo, lavado cuidadosamente dos veces -si son tres, mejor-, de nuevo con bicarbonato, capaz de borrar cualquier atisbo de perfume, detergente o suavizante. Chicles, caramelos, chucherías aromatizadas, tabaco. fuera. El móvil, apagado, por favor. Al profano le puede parecer excesivo este pliego de condiciones, tiquismiquis, manías de integrista. Hasta que aparece María José Moya con su imponente máscara de mujer mosca y gafas de sol, opacas como boca de lobo. Si el encuentro fuera cerca de una petroquímica, bueno. En pleno campo, los pájaros trinando alrededor, impresiona. Es una de sus contadas salidas al mundo exterior. La Fundación Alborada, especializada en enfermedades ambientales, acaba de celebrar su IV congreso a 40 kilómetros de Madrid, en un paraje bucólico. Zona limpia. Un entorno amable para los afectados de Sensibilidad Química Múltiple (SQM). Y ni aun ahí pueden algunos de los asistentes prescindir de su kit básico de supervivencia, mascarilla-filtro y gafas.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

ideal Exilio interior

Exilio interior