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El Atlético recupera sensaciones en Vallecas
Fútbol | Primera División

El Atlético recupera sensaciones en Vallecas

Concedió más de lo normal en defensa pero supo presionar arriba para destrozar a un Rayo tan vistoso como vulnerable

IGNACIO TYLKO

Lunes, 27 de enero 2014, 14:58

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El Atlético luce grandes virtudes que tienen mucho que ver con el esfuerzo y su carácter ganador, una prolongación en el campo de su entrenador, pero un problema serio: no sabe adueñarse del balón en el centro del campo para dormir los partidos cuando marcha en ventaja. Y ese inconveniente permitió a un rival humilde pero corajudo como el Rayo soñar hasta el final con una heroicidad. Tanto atacaron los de Jémez en la segunda parte que convirtieron a Courtois en el mejor jugador del partido. Definitivamente, los choques del Rayo son vistosos para los aficionados pero, seguramente, un tormento para los técnicos porque se salen de los guiones.

Después de dos empates consecutivos y una exigua victoria copera ante el Athletic, las dudas se cernían sobre el Atlético, obligado a dar un golpe de autoridad en Vallecas para disiparlas. Lo propinó en el primer tiempo, pero se relajó antes de tiempo tras el descanso. Desde que entró Óliver Torres y tuvo que retirarse minutos después con una luxación en el hombro, se distrajo y regaló atrás más de lo permisible. Si hubiera combinado más y mejor en la zona de creación, el Atlético hubiera firmado una goleada escandalosa para situarse líder antes de que jugase el Barça.

A Simeone se le acusa de no rotar pero decidió cambiar a siete jugadores con respecto al choque ante los 'leones'. Al final fueron seis porque Tiago se resintió en el calentamiento de unos problemas musculares y entró Koke, que ya suma 100 partidos en Liga Las principales novedades eran Manquillo por el sancionado Juanfran y el estreno como titular en Liga del 'Principito' Sosa. Más allá de las individualidades, los colchoneros tenían que recuperar ese estilo que les condujo hasta puestos de privilegio: presión alta, rapidez, verticalidad y pegada, además de esa conocida solvencia defensiva que en Vallecas no fue tal.

Empuje colchonero

Paco Jémez se molestó porque el rival le ganó por calidad, pero también por empuje, ganas, ambición e intensidad en el arranque. Ciertamente, el Atlético entró con grandeza en feudo 'bukanero' y minimizó a un Rayo cogido con alfileres en la zaga, donde Arbilla y Saúl Ñíguez, cedido por el Atlético, fracasaron como pareja de centrales. Los franjirrojos son osados y atacan con cierto criterio porque Trashorras les mueve bien, pero son calamitosos en la zaga y así es muy difícil poder permanecer en la élite. A jugadores como Diego Costa, una amenaza permanente aunque ahora esté peleado con el gol, y Villa, no se les puede regalar tanto. Tiene mérito que un equipo tan humilde trate de sacar el balón tocado desde atrás, pero los riesgos son evidentes.

Tras un aviso del brasileño, el primer gol llegó fruto de una acción vista y no vista. El 'Guaje' le robó un balón de infantil a Baena y acabó la jugada tras una notable maniobra de Costa, nada egoísta esta vez. No está fino pero ya suma 10 dianas el asturiano. El Rayo desperdició una ocasión pintiparada de igualar la situación al encontrarse enseguida con un penalti por un pisotón tan claro como involuntario de Manquillo a Bueno. Courtois, larguísimo él, le adivinó la intención a Vieira y desvió el lanzamiento del canario. El duelo volvió a la normalidad, con indiscutible manejo y llegadas al área del Atlético. Su segundo gol fue magnífico. Costa porfió por un balón, lo ganó, se la dio a Sosa y el argentino prefirió prolongársela a Arda, que marcó a placer, antes que rematar. Mérito del ex del Metalist ucraniano porque lo normal en estos casos es querer mostrarse y reivindicarse.

Una pérdida de Villa y un pase soberbio de Trashorras a Viera permitieron a los vallecanos reducir la desventaja cuando el Atlético era dueño y señor del partido. Sin embargo, otro error atrás, esta vez en la defensa de un balón parado, les condenó. Arda marcó de nuevo y el choque quedó decidido. Los del Manzanares salieron la segunda parte quizá pensando en San Mamés y regalaron el balón al Rayo. Aumentaron su renta tras una gran internada de Filipe Luis, sobresaliente este curso, que remató Saúl en propia meta tras tocar Costa. Larrivey marcó de buen cabezazo instantes después y, como ya hizo frente al Madrid, el Rayo cerró el duelo arrinconando al rival y fallando goles que ya se cantaban. Su enfermedad presenta un mal pronóstico.

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