Tres potros muertos en otro 'ataque' de buitres
Los ganaderos piden comederos en las zonas más críticas ante la constatación de la falta de carroña por la prohibición y la sequía
Jorge Pastor
Jueves, 6 de octubre 2016, 01:46
¿Coincidencia o relación de causa y efecto? El lunes trascendió la noticia de que una bandada de buitres había devorado veintitrés corderos segureños -diez ... adultas y trece recién paridos- en el paraje 'La Losa' en el término municipal de Orce. Ayer se conoció que un ejemplar de esta especie penetró en un criadero equino situado a diez kilómetros de la capital, en la cara norte de Sierra Elvira (Atarfe), y mató a tres potros recién nacidos. Otra escena dantesca. «Les arrancó los ojos y se comió el cerebro; el resto del cuerpo lo dejó intacto», relataba este martes el ganadero Fernando Sanz-Pastor que, al igual que el pastor de Orce, aseguraba que nunca había visto una escena igual. «Fue hace dos semanas -relata- y desde entonces no paramos de vigilar porque lo hemos avistado tres o cuatro veces y porque estamos seguros de que antes o después volverá», comenta Sanz-Pastor, quien advierte de la dificultad que supone controlar un recinto de trescientas hectáreas dedicado, entre otras actividades, a la cría de caballos -la ganadería se llama Cuna Alta-. «Conseguimos hacerle una foto con el móvil cuando huía y aquel bicho era enorme; perfectamente dos metros y medio con las alas extendidas», refiere Sanz-Pastor. «Regresará y no podremos hacerle nada porque es una especie protegida», reitera. El buitre leonado se considera especie fuera de peligro, aunque está catalogada de 'interés especial' por su valor científico, ecológico y cultural. La población censada en Andalucía supera las 3.400 parejas.
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«Temí que la siguiente presa fuera yo»
«La culpa de lo que está pasando la tiene la administración -comenta Fernando Sanz-Pastor- al aprobar hace años una ley absurda que prohíbe dejar en el campo animales que fallecen y que eran de los que se alimentaban los carroñeros». Y recuerda los muladares que antaño había en los pueblos y que cumplían esta función.
Según este ganadero, los buitres se encuentran en un proceso evolutivo para adaptarse a esta nueva situación de ausencia de carroña y arremeten contra seres vivos como cabritos, gabatos o «potrillos pequeños, como los míos, que ni tan siquiera pueden correr cuando se sienten amenazados». «Es un ejemplo de superespecialización que demuestra la capacidad de evolución de la naturaleza, cuando ésta es alterada por el hombre», resume.
En alerta
Un incidente que mantiene en alerta al sector ganadero de la provincia que, a través de organizaciones agrarias como la UPA, ha solicitado la puesta en marcha de una serie de medidas. Entre ellas, la instalación de más comederos en puntos críticos y en época de partos, a fin de que los buitres puedan compensar el déficit de comida que se registra en sus hábitat naturales, una coyuntura que se ha agravado debido a la falta de precipitaciones. También piden que se revise la normativa respecto a la obligatoriedad de retirar los restos faunísticos. Y es que la situación puede ir a peor en la medida que se alargue este periodo prolongado sin que llueva nada. Por lo pronto, las predicciones de la Agencia Estatal de Meteorología anticipan un panorama de cielos despejados para la próxima semana.
La preocupación es todavía mayor en comarcas con una cabaña importante como el norte de Granada. Allí fue donde se encendió la alarma este fin de semana. Antonio Torres, ganadero, 62 años, tardará mucho el olvidar lo que vivió el sábado por la tarde. Dejó unas ovejas paridoras en un cercado de su propiedad, a cielo abierto, y se encontró unas horas después con que todas -incluidas las crías- yacían picoteadas y desgarradas en el suelo. Según los cálculos de Antonio, «allí podría haber perfectamente más de doscientos buitres, muy agresivos». «Tanto -añade- que yo mismo temí por mi integridad en algún momento». A pesar de ello, le dio tiempo para sacar el teléfono y hacer unas fotos del desastre.
Antonio tendrá que afrontar unas pérdidas de 1.500 euros, con el agravante de que el seguro no le cubre las primeras diez reses muertas. En este sentido, la UPA pide que el sistema de aseguramiento contemple unas condiciones reales. También reclama al Gobierno que no rebaje aún más la partida presupuestaria destinada a incentivar la suscripción de pólizas por parte de los agricultores y ganaderos.
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