Un molino de ‘Las Laerillas’
Nigüelas posee una de las almazaras más antiguas de España, del siglo XIV, convertida en museo desde hace años
Rafael Vílchez
Viernes, 26 de agosto 2016, 09:36
El municipio de Nigüelas, situado en la comarca del Valle de Lecrín, posee una de las almazaras más antiguas y mejor conservadas de España. El ... molino de aceite de Las Laerillas se encuentra ubicado en la calle Canalón, muy próximo a la plaza de la iglesia. El estupendo inmueble, propiedad de don Francisco Zayas Delgado, y heredado por su hija doña María Zayas, pasó en 1979 a la Fundación San Fernando Rey de España y San Francisco de Asís de la Casa Zayas Osorio-Calvache.
Esta fundación cedió el inmueble al Ayuntamiento de Nigüelas, en mayo de 1987, para la conservación y restauración del molino y la maquinaria que contiene, así como para la creación de un museo comarcal de usos y costumbres agrarias.
El edificio que data del siglo XIV, fue restaurado a iniciativa municipal, y se puede visitar. La Almazara dispone de trojes para almacenar la aceituna, realizados mediante muros de separación construidos con lajas de piedra y mortero de cal, un molino de sangre, movido por caballería, de tipo de solera de piedra circular y horizontal (alfanje) con muela vertical giratoria, y otro molino hidráulico accionado mediante un rodezno que era movido por la fuerza del choque del agua de la acequia árabe del Canalón, que transcurre bajo la instalación.
En este molino, una vez reducida la aceituna a pasta, se colocaba ésta en capachos de esparto agujereados por el centro, y dispuestos verticalmente unos encima de otros, bajo la prensa. El prensado se realizaba con dos enormes prensas de vigas de madera, verdaderamente espectaculares y bien conservadas, consistentes en una larga palanca de madera sujeta por unos extremos que se hace bajar por medio de un huso de madera (tornillo) y su tuerca; del otro extremo de la palanca pende un gran peso destinado a producir presión.
También, el caldeo se efectuaba echando una pequeña cantidad de agua hirviendo sobre el orujo desmenuzado y puesto en capazos. La operación del calentamiento del agua se realizaba en un pequeño horno recubierto interiormente de ladrillo refractario, sobre el que se dispone una tinaja de barro en la que se vertía el agua.
Por aquellos entonces una parte del fenomenal aceite de los olivos de Nigüelas se guardaba en una sala adecuada con tinajas de barro empotradas en el suelo. Pues bien, todas estas cosas y otras más se pueden ver y conocer en esta almazara donde conviven la versión romana (molino de sangre) con la árabe más avanzada (molino hidráulico). Nigüelas posee muchos encantos y uno de ellos es esta almazara.
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