El Bayern, muy fallón, se tambalea

Guardiola reconoció la víspera que el Bayern iba a necesitar dos buenos partidos para clasificarse entre los cuatro mejores de Europa. Pues el primero fue pésimo, frente a un Oporto que desactivó al favorito y se aprovechó de los regalos defensivos de Xabi Alonso, Dante y Boateng, protagonistas negativos de un duelo en el que el Bayern, siempre atascado salvo en una acción puntual, no sólo se mostró incapaz de crear juego y ocasiones, sino que quedó retratado ante el esfuerzo colectivo y la presión ejercida por el equipo portugués. Aunque el Bayern tiene capacidad suficiente para dar la vuelta en su campo a una eliminatoria que se le ha puesto muy cuesta arriba, mucho tendrá que mejorar para cumplir el obligado objetivo de las semifinales.

No alcanzar esa eliminatoria sería un fracaso para el Bayern y su entrenador, que se tambalearon en terreno del Oporto, un equipo que demostró estar muy trabajado, fue valiente, y provocó el descontrol de los germanos, muy inestables atrás y estériles en el centro del campo y en ataque. El Oporto, en cambio, no sólo se mostró como un bloque muy sólido defensivamente, sino que tuvo bastante más ímpetu y no desaprovechó los regalos que le hicieron, con un doblete del exazulgrana Quaresma, que le dio la noche a Bernat. Pudo ser aún peor para el Bayern, sin Robben, Ribéry, Javi Martínez ni Schweinsteiger, si Velasco Carballo se hubiese atrevido a expulsar con roja directa a Neuer en el minuto 2, cuando Jackson Martínez provocó su penalti tras cometer falta sobre Xabi Alonso, cuya nefasta actuación en Do Dragao obligó a Guardiola a retirarle antes del final. Además, en Múnich, el Oporto se verá privado de sus dos laterales titulares, el ya madridista Danilo y Alex Sandro, ambos amonestados.

Aunque la derrota del Bayern se concretó en acciones individuales, colectivamente el Oporto también fue bastante mejor que los germanos y el discípulo Lopetegui se apuntó con nota un primer asalto ante el maestro Guardiola, que no encontró ninguna solución que permitiese a su equipo tener más claridad ofensiva y más explosividad arriba. Müller y Lewandowski, que perdonó el empate tan sólo un minuto antes del 2-0, pasaron desapercibidos, y el Oporto siempre se encontró cómodo controlando y esperando que el Bayern se suicidase. Tendrán la posibilidad los de Guardiola de resarcirse en Múnich, pero el Oporto ha tomado una ventaja inesperada y, al menos en la ida, nunca perdió la compostura, al contrario que un conjunto impreciso y con poco espíritu. Irreconocible como alemán.