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«Promovamos una medicina con alma que rompa las barreras entre médico y paciente»

«Promovamos una medicina con alma que rompa las barreras entre médico y paciente»

Especialistas del sector sanitario, amadrinados por Mayra Gómez Kemp, participaron ayer en el Foro de Salud de IDEAL

josé antonio muñoz

Jueves, 21 de abril 2016, 01:14

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El salón de actos de la sede central de CajaGranada acogió anoche la celebración del Foro de Salud de IDEAL Cómo sobrevivir a la enfermedad, patrocinado por Hefagra. Ante una numerosa concurrencia, el jefe de Información de IDEAL, Juan Jesús Hernández, dio la bienvenida a los participantes en el evento, y recordó el compromiso del diario con la sociedad, no solo a nivel informativo, sino formativo, en una materia tan importante como la salud. Hernández recalcó que estos foros nacen de la responsabilidad de un medio líder en la comunidad y de una plataforma digital situada entre las diez más importantes del país, para aportar herramientas sanitarias útiles y preventivas.

Antonio Mingorance, presidente de la Hermandad Farmacéutica Granadina (Hefagra), agradeció igualmente su presencia a ponentes y patrocinadores, y recordó el papel que realizan los profesionales de la farmacia, que ponen al servicio de la sociedad sus valiosos conocimientos, en aras de una materia tan impotante para la salud como es la prevención. Mingorance recordó igualmente que el de anoche era el cuarto foro que organiza el diario y patrocina la entidad que preside, y afirmó que «con esta iniciativa, hemos querido hacer un guiño a las asociaciones de pacientes, cuya labor es imprescindible para que muchas personas encuentren una palabra de apoyo y un consejo útil para superar sus problemas de salud».

Tras los saludos, llegó el turno del moderador del foro, el doctor Joan Carles March, director de la Escuela Andaluza de Salud Pública, que recordó la importancia de una institución como la que preside, centro colaborador de la Organización Mundial de la Salud, y puntera en el contexto nacional en muchas iniciativas de investigación y formación. March anunció igualmente que el compromiso de la EASP con los pacientes va a dar un paso adelante de gran importancia el mes próximo, cuando se ponga en marcha la nueva página en internet de la institución.

El moderador del Foro afirmó que este pretendía ser «un acto sencillo, pero lleno de emoción, que muestre cómo debe ser el ámbito sanitario: un mundo lleno de confianza». Aseguró que «no estamos ante una época de cambios, sino ante un cambio de época. Hoy, no podemos vivir sin móvil ni Wi-Fi, y las enfermedades tienen carácter global».

El paciente, protagonista

March abogó por una nueva época en que los pacientes «sean los protagonistas, y la comunicación honesta, la norma. Porque la salud se articula a través de conversaciones, es preciso que a los profesionales nos escuchen, que nos pregunten». Ello exige, según comentó, que los profesionales «adquieran competencias relacionales, porque en esta nueva época, todos debemos aprender de todos». Del mismo modo, defendió una medina «basada en la afectividad. Todos, pacientes y profesionales, debemos tener el radar emocional funcionando, y establecer entre nosotros una comunicación con alma. Porque está demostrado que la mente funciona mejor cuando nos hablan en positivo, diciéndonos lo que debemos hacer, no lo que no debemos hacer».

La primera pausa audiovisual de la noche fue un interesante minidocumental donde se mostraban a distintas personas, profesionales y pacientes, que se cruzaban en los pasillos de un centro hospitalario, y cómo las distintas preocupaciones que les albergaban, podían confluir en una comunicación fluida que redundara en una mejora de la salud de quienes allí acudían aquejados de diversas patologías.

Precisamente sobre las emociones negativas y positivas versó la intervención del psicólogo y profesor de la EASP José Luis Bimbela. Este recordó cómo hace 23 años trabajaba con enfermos de sida en Barcelona, cuando esa enfermedad equivalía a una sentencia de muerte, y cómo esta patología, al igual que muchas otras, ha ido evolucionando, creando con ello nuevas formas de vivirla y afrontarla. Bimbela tituló su intervención Las emociones se contagian, y durante la misma afirmó que «la enfermedad es un continuo bidireccional, en el que el orden de los factores sí altera el producto».

Regular las emociones

Bimbela aseguró que «regular las emociones es el próximo paso de la evolución humana». Con una divertida anécdota que ilustró cómo cambiamos, por ejemplo, cuando estamos al volante en un atasco, defendió la necesidad de «mantener con los pacientes sesiones antimiedos, que nos ayuden a entende la realidad que nos rodea». Del mismo modo, recordó la importancia que tiene el que los profesionales «antes de ayudar a los pacientes, hagan un trabajo previo, que se trabajen a fondo para conseguir que cada implicado en el proceso de la mejora de la salud aprenda las lecciones que le son necesarias».

El psicólogo advirtió, además, de que la sociedad de hoy nos impele a tener comportamientos que aplazan la felicidad, y dijo que «la felicidad no está en el cuando (seré feliz cuando tenga esto o aquello), está en el mientras». Para conseguir alcanzar el bienestar, ofreció su receta, basada en la gimnasia emocional, con una tabla de ejercicios propia, que incluye la definición de las situaciones, la identificación de las emociones y los pensamientos que las provocan, apartar las formas poco realistas de ver las cosas, y tener pensamientos más realistas.

En este sentido, destacó la importancia de que los profesionales «no respondan como reptiles, primariamente, sino que busquen la eficacia en la intervención, motivando cambios en el entorno». Con un ejemplo muy gráfico, dijo que «las mismas manos acarician y estrangulan. Las actuaciones en salud tienen que tener un para qué, que es el bienestar propio y el del otro, el físico y el espiritual, y en última instancia, buscar el sentido a la vida».

El doctor José Miguel Pérez, intensivista en el Hospital de Traumatología y coordinador de trasplantes en las provincias de Granada y Jaén, recordó que en Andalucía tenemos una excelente sanidad, que incluye unidades de cuidados intensivos «de las que cuatro de cada cinco pacientes salen vivos». José Miguel Pérez versó su intervención sobre las situaciones a las que se ven sometidos los profesionales de la MedicinaIntensiva, que ejercen su labor en situaciones que comprometen muy seriamente la salud de los pacientes a los que atienden.

Oportunidad

«A veces hay que convertir lo negativo en una oportunidad, una ocasión para que el paciente cambie su vida. Y para ello, hay que dar una información que se entienda. Hay que saber cuáles son también las necesidades de la familia, qué información y cuánta se puede dar, sin que esta suponga un sufrimiento añadido para quienes acompañan al enfermo».

Además, recordó que, contrariamente a lo que a veces pueda parecer, un mal pronóstico, una muerte próxima y segura, no equivale al más mínimo atisbo de dejadez por parte de los profesionales. «No podemos curar a todos los pacientes, pero a todos los podemos cuidar, haciéndoles sentirse acompañados, sin sufrimiento, con las necesarias dosis de confort espiritual. Muchas veces, podemos hacer mucho más por las familias más que por los pacientes», afirmó. Al mismo tiempo, recordó la importancia que la donación de órganos tiene, en ocasiones, para aliviar el dolor de una familia por la pérdida de un ser querido, que gracias a la donación, es capaz de dar vida después de marcharse.

La importancia de la experiencia en común, encarnada en la Escuela de Pacientes de la Consejería de Salud, fue el eje de la intervenciónj de María Ángeles Prieto, directora de dicha Escuela. Dicha institución realiza desde hace nueve años una labor que ha sido reconocida por su condición pionera y por la efectividad de sus resultados. Prieto recordó el alto nivel de prevalencia que tienen enfermedades como el cáncer, al que calificó como la epidemia del siglo XXI. Aportó datos como el hecho de que uno de cada cuatro granadinos desarrollará la enfermedad, por ello, destacó la necesidad de «tomar las riendas, y afrontar esta enfermedad, y todas, en positivo». En estos nueve años, más de 10.000 personas an pasado por la Escuela, que atiende a pacientes con multitud de patologías crónicas.

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