El asesino de Anabel «no reclama nada» por los cortes en sus manos
Admite ante el juez que las heridas se las causó él al agarrar la hoja de la navaja
Y. Huertas
Miércoles, 25 de abril 2018, 01:26
Enrique S. M., el hombre que fue condenado por asesinar en 1985 en Huétor Santillán a la pequeña Anabel y que hace dos semanas protagonizó ... en la capital un forcejeo con el padre de la menor, de 71 años, fue interrogado ayer por el juez José Luis Ruiz Martínez como supuesto perjudicado. Durante su comparecencia, reconoció que se cortó él al agarrar con la mano la hoja de la navaja, confirmando de este modo que no fue el padre de la malograda niña, que sólo tenía 4 añitos, quien le causó las heridas en las manos.
Según los datos de su declaración judicial a los que ha tenido acceso IDEAL, el asesino de la pequeña Anabel ratificó «íntegramente» la declaración que prestó en Comisaría. Explicó que «efectivamente» ese día, el 12 de abril, iba hacia el comedor de Regina Mundi y, cuando caminaba por la calle Pedro Antonio de Alarcón, en las inmediaciones de la clínica Adeslas, «fue abordado por la espalda por una persona», que al darse la vuelta identificó como un pariente de su pueblo al que apodan «el minero» y cuya mujer es su prima.
Enrique detalló que cuando se hizo las heridas al coger la hoja «sangraban abundantemente» y que posteriormente «hubo un forcejeo» con el anciano y ambos «cayeron al suelo». En este punto de su declaración, especificó que él cayó encima del anciano, momento en el que apareció «un hombre con una muleta, que al parecer era hijo del agresor, al que no conocía de nada, y dijo: ¿Qué haces? ¿Qué haces?».
Enrique, que tiene ahora 54 años y que pasó 15 entre rejas por el crimen de la pequeña Anabel, insistió en que había sido agredido en tres ocasiones por padre de la niña. Indicó que «en la primera no le hizo nada», mientras que en la segunda le causó «una brecha en la cabeza de la que fue asistido en el hospital». La tercera sería esta y «no recuerda o no sabe el porqué no ha denunciado en las agresiones anteriores».
Estando ambos en el suelo, aunque el anciano «continuaba en posesión de la navaja, no volvió a lesionarlo» pues «de inmediato vino la Policía». Fue la Policía Local de Granada la que intervino en un primer momento tras el suceso y la que practicó la detención del septuagenario. La causa aterrizó entonces en el Juzgado de Instrucción número 9 de Granada, que dejó en libertad con cargos al padre de Anabel, Juan José F.F., tras acordar una medida de alejamiento con respecto al asesino de su hija.
«Contradicciones»
El letrado del anciano, Francisco Mellado, resaltó a los periodistas la salida del edificio de los juzgados que la declaración de Enrique estuvo «llena de contradicciones» y que había modificado la versión inicial que dio a la Policía Nacional cuando se produjeron los hechos, informa Europa Press.
El letrado destacó el hecho de que el hombre haya admitido que se cortó «porque fue a coger el cuchillo» y que su cliente «en ningún momento» intentó agredirle. «Dice que no reclama nada y niega que tuviera lesiones de un primer intento de agresión» al que aludió en un principio; concretamente un posible atropello del que no existe ni denuncia ni parte de lesiones, relató el jurista, que opinó que el caso será archivado.
La causa se sigue por presuntas lesiones y hay identificados al menos tres testigos, según las fuentes consultadas. La delicada salud del anciano se presume un extremo clave para el desenlace del caso. El hombre ha sufrido varios ictus, una angina de pecho y tiene una visión bastante limitada.
Su defensa siempre ha sostenido que el septuagenario manifestó desde un principio que fue víctima de un «robo» por parte de aquella persona y que no la reconoció en ningún momento. Fue en Comisaría donde le dijeron que era el hombre que había matado a su hija hace 33 años, ante lo que tuvo que ser asistido por el 061.
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