Edición

Borrar
Techos de una noche para empezar de cero

Techos de una noche para empezar de cero

Una cochera o un trastero pueden ser "un palacio" para las personas sin hogar, a quienes la iniciativa 'Un techo, una noche' pretende dar cobijo y ayudar en la reinserción

javier morales

Jueves, 21 de enero 2016, 00:58

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

No pretende "cambiar el mundo", sino ofrecer un techo, al menos por una noche, a quien lo necesite. Sin más. No es necesario el paraguas burocrático de una ONG, ni grandes albergues o comedores. Gabriel es profesor de la Universidad de Granada y desde hace cuatro meses, en previsión de un frío que se ha hecho de rogar, trabaja en la iniciativa 'Un techo, una noche' para dar resguardo a indigentes. Algo que se ha hecho desde el principio de los tiempos: "Ahora la cerilla la hemos encendido nosotros, pero nada más".

Este docente, que prefiere no desvelar sus apellidos, se ha rodeado de varios colaboradores, algunos de ellos con experiencias previas en este tipo de ayuda, para sacar adelante la idea. Evita ofrecer cifras, ya que cuantificar el número de vecinos granadinos que colaboran en acciones similares es tarea imposible. El nombre de este proyecto de caridad lo dice todo. "Intentamos a título personal dar un techo, al menos por una noche, a quien no lo tenga y lo necesite. Se llama así para no pedir a nadie más que una pequeña ayuda por una noche", explica Gabriel. Al acogido se le trata como un invitado en casa: "Lo puede tener una noche, o lo puede tener una semana, eso depende de las circunstancias".

Más información

  • -

  • Teléfono

  • 958 53 56 83

  • -

  • Correo electrónico

  • untechounanoche@hotmail.com

Las monjas Capuchinas de la iglesia de San Antón han cedido a esta iniciativa dos locales, una antigua zapatería y una administración de lotería, "que no quieren seguir alquilando porque no quieren tener que ver con el dinero". Allí viven cinco personas sin hogar, dos de ellos unos chicos "que llevaban siete años viviendo en un parque al lado del Aulario de Derecho. Son personas encantadoras, que tienen un corazón de oro, a quienes la vida les ha dado millones de palos". No solo han encontrado un cobijo físico, sino que reciben la ayuda de voluntarios, principalmente asiduos de esta iglesia.

Gabriel considera la solidaridad como algo intrínseco del ser humano, que lleva a una buena persona dentro. "En situaciones de necesidad del que está al lado tuyo, esa buena persona toma posesión del ser por completo", asegura este profesor. "Si tienes un pobre al lado de tu casa, mañana puedes bajarle un café, y a lo mejor pasado mañana le mandas un café con una magdalena, y a lo mejor dentro de tres días le subes a tu casa porque has hecho lentejas y te sobran". Así podría comenzar la historia de cualquier granadino que quiera colaborar con esta iniciativa.

El origen de 'Un techo, una noche' parte, en buena medida, del hartazgo por la burocracia. "Mi mujer", rememora Gabriel, "que trabaja en una gran ONG a nivel mundial, está harta de dedicar el 80% de su tiempo a papeleo cuando a ella lo que le gusta es atender a las personas, y lo hace muy bien". Por ello rehuyen de los trámites, pese a que, como comenta el profesor, se informó sobre la legalidad de este tipo de acogidas. "Todo el tiempo que se invierte es cariño que se da directamente a todo el que lo necesita. Sin perder ni tiempo ni dinero en burocracias". No obstante, también alaba la labor de las asociaciones sin ánimo de lucro.

Para ellos se acabaron las vacaciones: "Si alguien llama a las dos de la mañana, yo voy". Este granadino, nacido en el Norte de España, trata de "ser responsable" con su trabajo y su faceta solidaria al mismo tiempo. De hecho, considera que los alumnos son su vida: "Si hablas con ellos te dirán que en la Facultad solo hay un profesor que tiene barra libre de tutorías, que soy yo". En cuanto a la dedicación, menciona el caso de una de sus compañeras de caridad, que trabaja durante todo el fin de semana fregando platos para ofrecer las ganancias a los 'sintecho'.

Cualquier techo es "un palacio"

En palabras del promotor de la idea, las condiciones de los locales cedidos en San Antón "no son óptimas". Sin embargo, "para ellos, en comparación con dormir todos los días de muchos años en la calle, eso es un palacio". No se exponen a robos, a agresiones ni al frío. Es por ello que quienes quieran colaborar no tienen por qué ofrecer una habitación. Basta con una cochera, un guardamuebles o un trastero. Un lugar que aleje a los más necesitados de los peligros y malos hábitos de la vida en la calle.

Algunos llegan a encontrar trabajo. Es el caso de dos de las personas que ha acogido una de las colaboradoras, que pide ocultar su nombre. Ella ya tenía experiencia cuando conoció a Gabriel. Albergó en su casa a un jiennense, "licenciado en Derecho pero con problemas". Lo metió "sin saber", con una intuición guiada por la Fe, a la que esta ciudadana hace constante referencia. "Me da exactamente igual si esta persona ha estado en la cárcel o en la droga. Yo lo que quiero es sacar a una persona de la calle".

Eso sí, los saca con vistas a un futuro, a que abandonen la intemperie y se propongan un cambio de vida. "No son gente conflictiva, que causa problemas, son todo lo contrario". Además, "tratan de molestar lo menos posible", de no alterar el orden familiar. Con estas afirmaciones, Gabriel deja de lado unos prejuicios que considera "una tontería como una catedral". Se remite al caso de Joaquín, el indigente que vive en su trastero. "A veces lo veía rapado, con pinta de neonazi, peleándose... Se metió en nuestro trastero y ha pegado un cambiado en dos meses y medio".

Un colchón, una televisión "de quinta mano" en la que ver películas sacadas en la biblioteca, estanterías, medicamentos para tratar sus enfermedades, espuma de afeitar... El trastero de Gabriel es más que un hogar: es la base para comenzar una vida nueva. Joaquín cuenta su historia con los ojos apaciguados de quien ya solo puede ganar, porque lo ha perdido todo. En su biografía se cruzan problemas con la Iglesia, intentos de suicidio y pérdidas familiares con el compromiso de buscar un trabajo. "Yo miro para arriba", dice, "ahora he echado papeles".

Cómo ayudar

Quizás empiece por bajar un café y acabe ofreciendo resguardo a una persona sin hogar. Pero, "aunque en un principio no estaba previsto", también puede colaborar con una donación, que permitirá pagar pensiones en las noches más frías, por ejemplo, a personas que ya han dado un paso al frente y han encontrado empleo. También puede echar una mano en los locales de San Antón, o, simplemente, ayudar a dar difusión a la iniciativa, como hacen ya los religiosos de varias parroquias de la capital.

"Esta iniciativa puede tener la virtud de sembrar solidaridad en la gente", asiente Gabriel, confiado. Pero matiza: "La solidaridad auténtica, no la de una ONG en la que trabajan ciertas personas cumpliendo un horario y después de ese horario ya no son solidarias". No esperen una sede, ni organigramas, ni cuotas mensuales, tampoco instrucciones. 'Un techo, una noche' es una forma de poner palabras a un concepto solidario, a una modalidad del "dar sin pedir nada a cambio" a la que Gabriel augura buenas expectativas en Granada.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios