"En España nadie me daba un empleo digno y en Holanda me ofrecieron la posibilidad"

El viaje de Marcos empezó cuando estaba acabando un Curso superior de Diseño y Programación Web en Granada, y a la vez realizaba las prácticas en una empresa de marketing y desarrollo web de la que, por cierto, no guarda buen recuerdo. Siendo bilingüe (habla inglés nativo) tenía claro que quería emigrar: "En España no sacaría provecho a los idiomas y además los salarios son muy malos". Así, en marzo de 2015 empezó a mandar currículums y en apenas una semana le llamaron para una entrevista presencial en Brighton. Hasta Reino Unido fue pagándose todo de su bolsillo, y en el hotel, esperando a ser contratado, recibió otra llamada, la de Bynder, empresa multinacional líder en su sector con base en Amsterdam y Rotterdam.

Los nuevos pretendientes quedaron prendados del CV de Marcos. Así lo recuerda él: "Me dijeron que me querían para ya, que me pagaban gastos de transporte y el alojamiento de hotel los primeros días. Además, el salario era mejor de lo que me ofrecían en Brighton". No tardó mucho en decicirse. En unas horas emprendió la marcha hacia Holanda. En abril firmó por un año y antes de cumplirse la fecha le ofrecieron una subida de sueldo y contrato indefinido. "Fue uno de los mejores días de mi vida", precisa.

El horario de nuestro paisano es de 9 a 18 horas, con una hora para comer o salir, eso sí "en plan sandwiches en la oficina", matiza. En su oficina durante la mayor parte del tiempo se habla inglés, pero en ocasiones neerlandés, algo que le está costando un poco. "Es bastante complicado, aun estoy aprendiendo", avisa, a la vez que añade que el hecho de contar con bastantes compañeros de todo el mundo "contribuye a una buena integración entre todos".

La vida en Holanda

Marcos nos cuenta que "lo único" que echa de menos "es la buena comida española, como por ejemplo un buen salmorejo o una tortilla española de mi madre". Agrega que no es gran fan de las altas temperaturas españolas, por lo que el clima de su país de acogida le encanta. Sin embargo, ello no implica que "alguna vez durante el año vaya de vacaciones a disfrutar del clima con los míos y vuelva a Granada a ver a mi familia y amigos".

El programador tiene asimilado que, salvo imprevistos, quiere seguir formándose como profesional en Holanda, "donde mi sector está cada vez más demandado", informa. Adquirir una propiedad no supuso para él una decisión complicada, al contrario, "fue una de las mejores" que ha tomado. "Merece la pena y además no se paga tantos gastos como en España", desvela.

La vida de Marcos en Rotterdam es plena. "Mi relación con los compañeros es espléndida, salimos mucho a tomar algo, cenar o comer, vamos de festivales, hacemos viajes a otros países... no me puedo quejar en absoluto", confiesa. En medio de esta toda vorágine, disfruta de una red de transporte público que considera única. " No me hace falta el coche para nada", recalca.

Tan contento está de su 'viaje' que recomienda a todos los que tienen pensado emigrar "que no tengan miedo y no pierdan las oportunidades que hay". Su experiencia es su principal alegato. "Llegué sin conocer a nadie y sin familia, pero sabía que mi carrera profesional iba a ser muy buena. Y no fallé. Tengo más vida social que antes y cada día aprendo algo nuevo".

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