La urbanización Cármenes de San Miguel logra un acceso directo al Albaicín

Tras años de reclamaciones desde la Asociación de Vecinos, esta semana han comenzado las obras del camino que permitirá el acceso directo desde los Cármenes de San Miguel hasta el Albaicín. Los vecinos de este barrio situado en la parte alta del Albaicín, habían puesto un gran empeño en la realización de dicho proyecto por los beneficios que de él se derivan: acercamiento al Centro de Salud, a los colegios, comercios, los centros Cívico y Cultural, la iglesia, los miradores y el centro de la ciudad.

En este sentido, los beneficiarios de esta obra expresan su agradecimiento al equipo de gobierno municipal y, en especial, al concejal de Cultura, Juan García Montero, «por su constancia y compromiso», elogiaron los vecinos. Desde el Arco de Fajalauza hasta el mirador y ermita de San Miguel Alto transcurre parte de la muralla de la Alberzana. Antiguamente, los vecinos del Albaicín subían por la vereda hacia el Aljibe para abastecerse de agua. También era paso obligado para asistir a los oficios religiosos en la ermita que corona el mirador de San Miguel Alto.

En las obras el Ayuntamiento invertirá cerca de 40.000 euros.

Un poco de historia

En la década de los años 80 comenzaron las primeras construcciones urbanísticas en esta zona del los cerros de San Miguel, pero las administraciones públicas no aplicaban con firmeza las leyes derivadas de la protección del patrimonio cultural. Esto permitió que la construcción de urbanizaciones, casas y garajes, invadieran espacios de especial protección. Unos de los ejemplos más evidentes fue la construcción de la urbanización Cármenes de la Sultana, situada a poco metros de la muralla Alberzana. El espacio público que linda con la urbanización, unos mil metros de especial protección, se cercó y cerró con tabiques artificiales en ambos extremos. Esta acción se mantuvo oculta durante algo más de dos décadas.

Unos años más tarde, en la zona más alta del cerro de San Miguel, se construyó la urbanización de Cármenes de San Miguel, que cuenta con 499 casas y 2.500 vecinos, que dependen directamente de los servicios que ofrece el barrio del Albaicín, pero, sin embargo, no había un acceso directo.