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Entrada de los acusados cuando fueron interrogados.
El juez da un plazo de diez días para cerrar la presentación de alegaciones en el caso 'Romanones'

El juez da un plazo de diez días para cerrar la presentación de alegaciones en el caso 'Romanones'

El auto les acusa, en distinto grado, de los presuntos delitos de agresiones y abusos sexuales, así como exhibicionismo, y deja abierta la prescripción de algunos por el tiempo transcurrido

José Ramón Villalba

Martes, 27 de enero 2015, 11:25

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Las doce personas -diez sacerdotes y dos laicos- señaladas por el joven granadino que envió una carta al Papa han sido imputadas por el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Granada, Antonio Moreno, por la presunta comisión de delitos de agresión sexual, abusos y exhibicionismo, agravados por prevalimiento, cooperación o encubrimiento. Eso sí, en el seno de este grupo habría que distinguir entre quienes actuaron como presuntos encubridores - siete sacerdotes y un laico-, y otros cuatro que supuestamente sí mantuvieron algún tipo de relación sexual con la víctima o en su presencia. Estas cuatro personas, entre quienes se encuentra el líder del clan de Los Romanones (Román Martínez V. C.) y los también sacerdotes, Francisco Campos y Manuel Morales, así como el profesor de religión Sergio Quintana M., fueron detenidas por la Policía Nacional el pasado mes de noviembre y puestas en libertad tras prestar declaración en sede judicial. Solo el líder del grupo abonó una fianza de diez mil euros para eludir la prisión preventiva.

El juez instructor deja abierta la prescripción de algunos de los delitos imputables a los señalados en el auto judicial y aunque él puede ordenar de oficio la prescripción pide a las partes que se pronuncien sobre este aspecto y sobre cada uno de los imputados. En la causa están personados los abogados de los dos únicos denunciantes, como acusación particular, la asociación Proderechos del Niño -Prodeni- como acusación popular, y el Ministerio Fiscal, así como los letrados de la defensa. El juez da un plazo de diez días para cerrar la presentación de alegaciones a las partes y justifica la posible prescripción por el amplio periodo transcurrido desde que ocurren los hehos y se empiezan a denunciar el pasado 14 de octubre.

Solo prescritos en parte

El sumario judicial, de casi mil seiscientos folios, recoge los testimonios de los dos únicos denunciantes, así como el de un par de testigos que también relatan episodios de exhibicionismo y tocamientos. El testimonio más duro lo aporta Daniel, nombre ficticio del primer denunciante que escribió al Papa Francisco para contarle lo ocurrido y que posteriormente recibió una llamada telefónica de su santidad para pedirle perdón.

Este joven centra los presuntos abusos y agresiones sexuales entre los años 2004 y 2007, cuando tenía entre 14 y 17 años. En su relato de los hechos narra cómo Román Martínez V. C. fue ganándose su confianza hasta lograr que se quedara a dormir en una vivienda que este grupo de sacerdotes y laicos tenían en una urbanización de Pinos Genil, registrada por la Policía Nacional el pasado mes de noviembre. Allí supuestamente se cometieron los delitos más graves, principalmente penetraciones anales, felaciones y masturbaciones. El sacerdote Román Martínez aparece como el principal imputado por las supuestas agresiones sexuales, mientras que los otros dos sacerdotes, así como el profesor de religión, estarían señalados por supuestos abusos en los que no hubo penetración.

El líder del clan de Los Romanones, según aparece en el auto judicial, le insinuó en más de una ocasión a Daniel que era su padre" y tenía que dejarse llevar porque no vivía bien su sexualidad. Todo ello porque la víctima no accedía a todos los dictados sexuales que el presunto agresor trataba de imponerle. Cuando intentaba ridiculizarlo lo hacía en el salón de juntas donde estaban presentes el resto de los imputados, quienes a su vez apoyaban al líder del clan en detrimento del joven Daniel, quien era amenazado con dejar el grupo si no vivía su sexualidad con claridad de miras. A principios de junio de 2007 decidió abandonar el grupo.

El segundo denunciante comenzó con Daniel de monaguillo en el año 1997. Mantiene que recibió masajes con fines libidinosos y veía demasiadas muestras afectivas entre los miembros del clan que le resultaban chocantes. Tambien -asegura- resultó coaccionado por el líder del clan con sentencias del tipo que todo lo que hacían era por su bien y pensando siempre en hacer lo que Dios le iba marcando. Abandonó el grupo en 2004.

El juez también aporta el relato de dos testigos. Uno asegura que se negó a dormir en la misma cama de Román Martínez, como éste pretendía, y posteriormente lo indujo a darle un masaje, a lo que se negó. En otras ocasiones, mientras veían la televisión, le acariciaba el muslo -dice- con ánimo libidinoso.

Otro testigo, también cuando era menor de edad, dice que tras una ducha y cuando se encontraba desnudo, Román Martínez entró sin permiso e intentó tocarle sin que se llegara a producirse. A partir de ese día iba a buscarlo a casa de sus padres de forma frecuente entre los años 1993 y 2001.

El juez finaliza su auto diciendo que todo el grupo de imputados dispone de un importante patrimonio en común.

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