Los problemas entre los vecinos: Del maldito reloj de cuco al gato de Angora meón
La mediación vecinal como servicio municipal permite resolver en Granada situaciones inverosímiles y tremendamente molestas
Javier F. Barrera
Miércoles, 5 de noviembre 2014, 02:01
Un reloj de cuco que hace la vida imposible al vecino, un gato de Angora que se cuela por las terrazas y se mea, un ... músico de la Orquesta Ciudad de Granada o el socorrido puticlub en el primer piso suelen llevar a los vecinos afectados a crisis de nervios, estados de ansiedad y a medicación con pastillas. La horquilla oscila desde el «no es para tanto» que dice el interesado al «no puedo más» que proclama la parte contraria. «Pero, al final, el peor de los conflictos tiene una solución si las dos partes implicadas ayudan a buscarla», resume Mariola Aguilar, especialista en mediación comunitaria.
Los datos del Defensor del Ciudadano, Manuel Martín García, informan que en dos años, desde octubre de 2012, prácticamente la mitad de los expedientes son abiertos por problemas de ruidos, exactamente, el 41%. Las molestias «por una presunta casa de alterne» suponen el 7% de los casos, los humos y los desahucios el 3,5%, los problemas con los animales o con el uso de las zonas comunes y deportivas el 10%. Las obras, otro 3%. Y las molestias por ruidos de los aires acondicionados se elevan al 17%.
Los conflictos entre los vecinos varían desde los simples malos modos hasta increíbles secuencias de circunstancias, explica Manuel Martín García, y empieza a recordar una serie de problemas y la solución que se le encontró gracias al protocolo de mediación. «Un vecino se quejaba de las molestias que originaban unas perdices en una terraza. No dejaban de hacer ruido, lo que se notaba sobre todo por las noches». La solución, fue sencillísima. «La que se aplica en los pueblos, explica. «Se puso a las jaulas por la noche una capota, porque las perdices, en la ciudad, al haber iluminación nocturna, no saben que ya es de noche y siguen haciendo ruidos».
Un clásico es el del vecino del piano. La solución también lo es. «El problema se soluciona, explica el Defensor del Ciudadano, compatibilizando los horarios de los ensayos con los de descanso y cambiando la ubicación del piano». «Era un problemón recuerda en este caso concreto el vecino afectado estaba medicado con valium. Un horror. Pero se solucionó muy bien».
El gato de Angora que se colaba por las terrazas de los vecinos y les dejaba el regalito llegó a su extremo cuando una vecina afectada, horrorizada, denunció que el gato estaba dentro de la cuna de su bebé recién nacido. «En ese momento, el vecino puso una mampara en la terraza y se solucionó el problema». Otro tanto pasó con el reloj de cuco, que estaba en el salón pero el tabique daba al dormitorio del vecino. «Un poco de mano izquierda, cambiar el reloj de ubicación y programar el cuco para silenciarlo entre las once de la noche y las ocho de la mañana y problema resuelto», comenta Manuel Martín García no sin satisfacción.
Hay muchos más problemas solventados. «Desde los problemas causados por los ruidos de los niños con sus juguetes o patines hasta las chimeneas de las estufas individuales. Solo se necesita sentarse y llegar a un consenso entre las partes afectadas y en un caso se pone una alfombra para que amortigüe los ruidos de los críos y en el otro se busca la solución técnica para reorientar la chimenea de la estufa». Quedan los problemas con los estudiantes. «¡En un caso la comunidad llegó a pactar un calendario de fiestas!». «Lo cumplieron y todos tan contentos», termina.
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