Convierten algas en petróleo crudo en menos de una hora

Científicos de Estados Unidos han dado un gran paso en el desarrollo de biocombustibles al mejorar el método de producción de petróleo de forma artificial a partir de algas. El secreto, emplear algas que dispongan de un alto porcentaje de agua en lugar de aplicar el costoso método de secado. Para la fabricación del preciado oro negro los investigadores vertieron un preparado de algas en un reactor químico y obtuvieron petróleo crudo, gas, agua y biomaterial en sólo 60 minutos. El crudo debe someterse posteriormente al proceso de refinación convencional para convertirse en petróleo útil, dicen los expertos.

El método es lo más parecido a una olla a presión, pero a gran escala. Se trata de someter al preparado de algas a una temperatura de 350 grados Celsius y una presión, muy alta, de 206 bares, justo como pasa en la naturaleza. «Es como el uso de una olla, solamente que las presiones y temperaturas que utilizamos son mucho más altos», apunta Douglas Elliott, científico del Laboratorio Nacional del Noroeste del Pacífico, en Estados Unidos. Se trata de duplicar el proceso natural de transformación de algas en petróleo, que en el medio ambiente tarda millones de años, pero en el laboratorio, con la ventaja de un tiempo récord, explica Elliott.

En la naturaleza, las algas se convierten en petróleo tras ser sepultadas bajo pesadas capas de sedimentos durante millones de años y sometidas a grandes presiones y altas temperaturas, cuenta el científico. Y eso mismo es lo que hacen los investigadores en su laboratorio, sólo que esta vez con una diferencia: creemos que el proceso que hemos creado ayudará a que los biocombustibles de algas sean mucho más económicos, dice Elliott, ya que hemos combinado varios pasos químicos en un sólo proceso continuo, sobre todo por el uso de algas mojadas con un 80% o 90% de agua. La mayoría de los procesos actuales exigen secar las algas, lo que requiere mucha energía y es caro, añade el experto.

Durante el proceso de fabricación se generan residuos, como por ejemplo agua, que es empleada para conseguir otros elementos como gases o nitrógeno que permiten fabricar más algas, dice Elliott. Con un refinado adicional convencional, el aceite de algas en bruto se convierte en combustible para aviones, gasolina o diésel, cuenta el científico.

A pesar del avance, que supone un gran paso y la reducción de costes, el proceso para obtener petróleo de forma artificial supone una inversión tan grande que obstaculiza la fabricación a gran escala.