El Gobierno no acierta con la electricidad

La falta de ayudas ha hecho que, por ejemplo, sea más caro instalar placas solares, que representan un ahorro a la larga pero que significan un gasto importante en un primer momento que muchos usuarios no pueden abordar. Lo mismo ha ocurrido con la energía eólica. Los molinos de viento que hay son los que ya estaban, y empresas del sector han preferido hacer las maletas y aprovechar el viento en otros países ante la desconfianza en el panorama español. La única que consigue sacar la cabeza es la biomasa, ya que garantiza un ahorro muy claro frente a la calefacción eléctrica o de gas. Y puede ser la única durante mucho tiempo, ya que el Gobierno también ha puesto coto al autoconsumo.

Ante esta situación, son varias las iniciativas ciudadanas o asociativas que piden cada vez con más fuerza un cambio de rumbo en la política energética del país. En el mes de septiembre nacía la iniciativa 'Quiero pagar menos luz' de mano de la OCU. Aunque en un principio olía a fracaso, el grupo 'Holaluz.com' se hizo cargo de los consumidores que querían pagar menos por la electricidad suministrada.

Hace unos días se presentaba 'Bájate la potencia'. Una iniciativa arropada por una veintena de asociaciones que informa de las ventajas de reducir la parte fija del recibo eléctrico. Según el presidente de la Asociación de Consumidores de Energía (Anae), Francisco Valverde, "con la reciente reforma energética, el término de potencia ha subido un 63% para los consumidores domésticos". La plataforma que apuesta por la bajada de potencia calcula que con bajar en un tramo la potencia contratada (1,15 kW por tramo) un hogar puede ahorrar 52 euros al año. Una cuantía nada despreciable.

También Adicae, la Asociación de Usuarios de Bancos Cajas y Seguros también ha puesto de su parte para que el Gobierno rectifique en su reforma eléctrica. En su página web se puede descargar un formulario para rellernarlo y enviarlo al Ministerio de Industria. Un sistema anticuado que puede funcionar si la iniciativa tiere éxito, al menos, como medida de protesta.

Los consumidores están demostrando que no quieren pagar más dinero por la electricidad que consumen. La factura no ha parado de subir desde hace tiempo y la comparación con otros países puede ser odiosa. Lo que parece más complicado es que el Gobierno dé marcha atrás en sus reformas energéticas. Las empresas eléctricas y el llamado déficit tarifario parece dos obstáculos difíciles de salvar.