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CRÍTICA LITERARIA

Las mujeres de Herminia

Tres relatos protagonizados por mujeres distintas; las tres, sin embargo, repasan sus vidas ante la cercanía de la muerte

JUAN LUIS TAPIA

Sábado, 15 de junio 2013, 02:14

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Herminia Luque Ortiz es una escritora granadina de un más que largo recorrido. Al sur de la nada es su tercera novela, que está formado por tres historias diferentes. Tres relatos protagonizados por mujeres distintas; las tres, sin embargo, repasan sus vidas ante la cercanía de la muerte. En el relato que da nombre al volumen, Herminia Luque ha imaginado los posibles sentimientos de una joven (Anica en la ficción) seducida por un escritor (Gerald Brenan quizá) del que queda embarazada. En el segundo relato, Un féretro naranja, una antigua reina de la belleza (Amparo Muñoz) encara con lucidez la recta final de su enfermedad. Y en el tercero, La cabra, una anciana Virginia Woolf escribe sus memorias, incluido el episodio de un intento de suicidio al que sobrevivió milagrosamente.

Aunque radicalmente distintas, entre las vidas de estas mujeres se crearán sutiles pasadizos, casi invisibles pero reales como las materias de sus vidas. Herminia Luque no es una mujer escribiendo para mujeres, sino alguien que escribe con ambición literaria. Y más que tres personajes distintos, son tres historias con registros lingüísticos distintos, el de Al sur de la nada, por ejemplo, cargado de arcaísmos, palabras en desuso de un mundo rural ya desaparecido. A través de estos tres nombres de mujeres destaca el vigor de la vida frente a la muerte, su infinito valor y su plasticidad inconmensurable. La muerte, desde la que estos personajes cuentan sus vidas -las tres saben que van a morir pronto: dos de ellas están enfermas, una es muy anciana en la ficción: todo el mundo sabe que Virginia Woolf se suicidó a los 59 años, pero Luque la rescata de ese trágico final y le inventa una sobrevida, una vejez apacible en la que puede escribir sus memorias con toda tranquilidad, a ella, que siempre dijo que escribiría sus memorias cuando cumpliese los sesenta. Esa muerte no es sino el telón oscuro sobre el que destaca la silueta iluminada y vibrante, el cuerpo sensual e intelectual, profundamente vivo, de tres mujeres.

La escritora solo acaba con el tópico de una Alpujarra exótica y deshistorizada, solar oriental visto por la mirada benevolente del gentleman escritor. El tópico de una tierra muda que no tiene nada que decir y que le cuelgan las etiquetas solo los que vienen de fuera. Presenta una mirada compasiva hacia las mujeres protagonistas de estas historias de distancia media, como un viaje regional entre un personaje y su sombra histórica. Historias de mujeres, pero desde un punto de vista, el de la realidad ficcionada, que Herminia Luque domina en este Al sur de la nada.

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