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Un mozo juega con el toro alrededor de un obstáculo. / SUSANNA SÁEZ
Sociedad

La fiesta catalana

En Masdenverge (Tarragona) el ‘bou embolat’ es la espina dorsal de la fiesta y el próximo objetivo de los ecologistas. «Esto es más importante que el catalán».

FRANCISCO APAOLAZA

Domingo, 8 de agosto 2010, 05:11

¿Nunca has visto una embolada? Ven, acércate. Aquí». Guillén Martínez Vall toma de la espalda al redactor y lo arrima a la puerta de ... chiqueros. El portón escupe los quinientos kilos de músculo de Africano, rebrincados en una lucha bestial contra la maroma de la que tiran varios mozos. Lo acercan en franca lucha hasta el pilón al que queda amarrado. Se encuentra uno emparedado en una masa nerviosa de compañerismo con gritos alrededor del animal al que Dani, Jaume y los demás sujetan mientras adaptan dos hierros en los pitones coronados por bolas de cera con esparto, que enciende una mujer después de abrirse paso entre el gentío. Se sienten los gritos de ánimo de las señoras que observan desde el muro, el olor a campo y la respiración del toro como un huracán acompasado. Lo abraza una masa de personas distintas en edad, estatus social y tendencia política, al calor del bou. Pecho contra espaldas y espalda contra pechos, ahí en el centro de la batalla, el que escribe comprende que Africano, el toro de Masdenverge (Tarragona), es el único capaz de aglutinar a su alrededor a gentes tan dispares. Se corta la cuerda y a correr. Ya en la seguridad de la talanquera, tiemblan las manos y la respiración se entrecorta. «¿Te ha gustado? Pues esto somos nosotros», le dice un desconocido con una sonrisa.

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