Los seguidores culés de Granada celebraron el triplete en Batallas

La fuente estaba abierta en esta ocasión. La experiencia de años anteriores pareció aconsejar a las autoridades y a las fuerzas de seguridad a no vallar un recinto vacío del líquido elemento. La tranquilidad fue la nota dominante hasta la medianoche pero al final terminó enturbiada y la policía tuvo que cargar contra los últimos rezagados. Un aficionado, con peligro para su integridad física, se apoderó del punto más alto de la fuente y ya no se bajó de ahí el resto de tiempo. Otros le acompañaron, pero fueron los menos. La gran mayoría se dedicó a observar desde el exterior, como dos jóvenes con la cara pintada de azulgrana, que no se acercaban a más de cinco metros de la estructura de hormigón. «La última vez, con la Copa de Ronaldinho, la policía empezó a lanzar pelotas de goma en cuanto nos acercamos. Preferimos quedarnos aquí», apuntaron ambos. Igual que ellos, Leandro Campana, su hermano Damián y su amigo Víctor Maza observaban la fiesta a varios metros, cerca de la parada de taxis. Leandro y su hermano son argentinos residentes en Granada desde hace tiempo. «Soy argentino y Messi juega en el Barça, por eso he venido a celebrarlo porque yo realmente soy de otro equipo», señalaba el joven argentino.

Leandro no era el único aficionado de otra nacionalidad presente en la fuente de la Batallas. Varios senegaleses, seguidores del equipo catalán, también danzaban por allí, uno de ellos timbales en mano. Otros compatriotas suyos, mientras, aprovechaban para sacar tajada económica con la venta de camisetas azulgrana no oficiales. El merchandising del top manta ha llegado también a la fuente de las Batallas.

Alguna bengala y tímidos cánticos inundaron la primera hora de celebración. Los arengas contra el eterno rival, el Real Madrid, eran las letras preferidas. El himno culé, breve, muy breve, sólo una estrofa y el pegadizo «Barça, Barça, Barça». El punto álgido llegó con la ascensión de una imitación en papel aluminio de la copa europea, que animó al millar de aficionados presentes a entonar el «Campeones, campeones». En los accesos a la zona, efectivos de la Policía Nacional y de la Policía Local, tres de estos últimos a caballo. Miradas de reojo, silenciosos acercamientos a las zonas adyacentes y algún furgón de refuerzo de vez en cuando. La ausencia de vallas quizá ayudó esta vez, pero también el hecho de que nadie pudo acceder a las Batallas con algún tipo de vidrio en sus manos. El control pacífico sólo funcionó hasta la medianoche pero al final los últimos vándalos rezagados comenzaron a romper el mobiliario urbano del centro de la ciudad y alteraron los nervios de las fuerzas del orden que al final tuvieron que cargar contra los salvajes de turno.

Según Europa Press, se estima que se concentraron más de 3.000 aficionados para celebrar la victoria del FC Barcelona. La noche se saldó con la detención de tres personas y un policía herido.