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La arabista Dolores Oliver, en la Fundación Euroárabe. / G. MOLERO
Abu-l-Walid, el cronista del Campeador
CULTURA

Abu-l-Walid, el cronista del Campeador

La especialista Dolores Oliver atribuye la autoría del 'Cantar del Mío Cid' a un poeta árabe al servicio del caballero

JUAN LUIS TAPIA

Martes, 13 de enero 2009, 03:19

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La profesora de Lengua y Literatura Árabe Dolores Oliver Pérez ha convulsionado a todos los filólogos y especialistas en 'El cantar del Mío Cid' al demostrar la autoría árabe sobre las hazañas del más celebrado héroe medieval español y 'azote de los moros', aquel que empuñó la espada más allá de su muerte. Esta teoría y toda su argumentación fue expuesta ayer durante unas jornadas celebradas en la Fundación Euroárabe.

Oliver, descendiente de toda una saga de arabistas, acaba de sacar del histórico anonimato la autoría de uno de los más investigados textos medievales. Asegura que el artífice del épico romance fue árabe: Abu-l-Walid al-Waqqasi. Además, desentraña la fecha de su escritura, que sitúa en el año 1095, otro de los grandes misterios relacionados con esta obra, cuya firma siempre se atribuyó a un juglar castellano. «Los especialistas en Filología Románica están un poco enfadados», dice Dolores Oliver. La arabista señala que muchos de los estudios realizados no han tenido en cuenta «las manipulaciones de los cronistas alfonsinos», en referencia a los redactores cristianos del texto.

La experta ofrece muchos argumentos que confirman su teoría, pero cinco son los pilares fundamentales. El primero está relacionado con el aspecto religioso descrito en el 'Cantar'. «Es imposible que se escribiera en 1207, que ha sido elegida como la fecha oficial. En esa época, ya existía un sentimiento de animadversión hacia el infiel. Sin embargo, en el 'Cantar' conviven moros y cristianos, no hay buenos ni malos. El Cid muestra respeto hacia quienes profesan otra religión, e incluso les trata de amigos», señala.

Defiende también que el poema tuvo que componerse en vida del guerrero castellano. Otra de las claves que demuestran su teoría está relacionada con el estudio de la imagen del Cid que ofrece el poeta. «El Cid no es tratado como el típico noble hispanogodo, sino como un paladín islámico. Se comporta exactamente igual que los héroes del Islam. El tratamiento de igualdad al que se dirige a sus hombres y al propio rey Alfonso VI denota un talante democrático que también los cronistas alfonsinos trataron de hacer desaparecer».

Un tercer argumento de peso se refiere al arte de la guerra descrito en el Cantar. Dolores Oliver descubre que el Cid emplea métodos de lucha exclusivos de los bereberes. El ejemplo más claro se encuentra en la conquista de Alcocer. «Según el poeta, en esa batalla el Cid y sus hombres llevan a cabo una maniobra bélica, un ejercicio ecuestre bereber conocido como 'haraka', en el 'Cantar' 'arrancada'».

Propagandista

Dolores Oliver explica que en el estudio de la época histórica del Cid y del ambiente cultural de las dos Españas de la época (la cristiana y Al-Andalus) reside el cuarto elemento de su argumentación. «Desde el siglo VIII, sólo en las cortes de Al-Andalus hay poetas que hacen apología de sus señores, artistas que cantan sus glorias y hazañas. Y, como es una persona inteligente, una vez entra en Valencia y se convierte en su señor, no desaprovecha esa fabulosa arma de propaganda».

¿Quién es el poeta? «Abu-l-Walid al-Waqqasi es descrito como uno de los hombres más inteligentes y con más amplios conocimientos de la época». ¿Por qué un musulmán alaba al señor cristiano? En este punto, la investigadora desarrolla una teoría según la cual el poeta sería el interlocutor con el que el Cid se entrevistó antes de tomar Valencia para convencerle de que no hubiera represalias para sus habitantes.

«Le encargan que hable con el Cid las cláusulas de la rendición de Valencia. Y consigue ganarse su confianza para, una vez convertido en señor de la ciudad, crearle una corte y enseñarle a gobernar. Una vez entró en Valencia, no hizo daño alguno ni suprimió las mezquitas», concluye.

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