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Cultura-Granada

La crudeza del filme filipino 'Tirador' sacude el certamen

Brillante Mendoza agita el Festival con impactantes escenas no exentas de brutalidad La china 'Fujian Blue' retrata con energía a una pandilla de adolescentes sin rumbo fijo

DAVID LÓPEZ

Viernes, 6 de junio 2008, 04:45

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Más próximo al 'Tambolista' de Adolfo Alix Jr que a ejercicios desquiciados como la polémica 'Autohystoria' de Raya Martin, 'Tirador' eleva a su realizador, el filipino Brillante Mendoza (Pampanga, Filipinas, 1960) a la categoría de maestro de ese pujante nuevo cine filipino que festivales como Cannes ha considerado merecedor de optar incluso a la Palma de Oro. Un honor que no se repetía desde hace 24 años pero que refuerza esa imagen que envuelve una industria emergente donde la modestia de presupuesto no coarta el frenesí creativo de estos jóvenes directores cuya breve pero prolífica trayectoria augura todavía ríos de tinta.

La Manila de Mendoza es una ciudad prácticamente en estado de sitio, un infierno de miserias humanas donde la única ley posible es el 'carpe diem', una persistente lucha diaria por la supervivencia fomentada por la corrupción gubernamental y el inexorable monopolio de violencia que ejerce con mano dura su cuerpo policial. Pobreza y sordidez moral que obliga a subsistir a través de la delincuencia callejera, la picaresca y los negocios turbios.

Desde su mismo comienzo, la obra muestra sus cartas: aquí no hay florituras ni concesiones, sino vértigo, anarquía y desasosiego. Cámara en mano con espíritu de sangrante 'cinema verité', el realismo descarnado de su autor no tiene protagonistas ni héroes, sólo seres anónimos aferrados a la urgencia de las circunstancias en una boca del lobo en la que confluyen el ciego furor religioso y la fraudulenta autoridad de políticos que compran a pie de urna los votos de las clases marginales.

La brutalidad sexual y las orgías narcóticas en desvencijadas viviendas se alternan con redadas al margen de la legalidad y escenas de pavoroso fervor cristiano.

Planos asfixiantes

Sin abogar por la deconstrucción del montaje y la narrativa no lineal de otros compañeros de generación, Mendoza prefiere no centrarse en el drama individual en pos del shock que resuena de la tragedia colectiva, desviando su objetivo, cuando lo estima oportuno, hacia nuevos roles que azarosamente se introducen en el campo de visión de sus asfixiantes planos.

Desde senadores que sentencian como oradores la necesidad de la Biblia como fuente de la institución familiar y la educación integral mientras detentan una ética de la depravación, hasta adolescentes descarriados que han perdido prematuramente su inocencia a golpe de indigencia y barbarie.

Para qué redundar más: el cine de Mendoza cumple con nuestras expectativas de hallar aire fresco y temerario en el texto fílmico del siglo XXI. Y sigue resultando escalofriante que la ficción con ansias de realidad del filipino se halle en las antípodas del más rudo de los documentales de denuncia, pequeños noticiarios del mundo que difícilmente llegarían a zambullirse en las entrañas del averno a las que nos arroja el director de 'Foster Child'.

Vida desenfrenada

Por su parte, Robin Weng firma con 'Fujian Blue' un prometedor debut en el largo que incidiendo igualmente en el retrato de maleantes de poca monta desde los parámetros de ese cine independiente chino de coartada urbana y contemporánea, concede espacio a problemas no menos escabrosos como la inmigración ilegal y el indiscriminado tráfico de personas en el contexto del llamado Triángulo de Fujian, la primera puerta que el gigante asiático abrió a Occidente.

Tres localidades rigurosamente perjudicadas por la más nefasta influencia externa, cuyos jóvenes aspiran a una vida mejor para ellos y los suyos a costa de endeudamientos sofocantes.

A la espera de esa suerte fortuita que cambie sus vidas, la cuadrilla que Weng escoge como foco de su historia (interpretada por un acertado y aplaudible grupo de actores no profesionales) disfruta de lujuriosas y desenfrenadas veladas a ritmo de drogas, alcohol y sexo barato que financian con las extorsiones con las que chantajean a mujeres casadas. Pero la decisión que toma uno de ellos de coaccionar a su propia madre los conduce inevitablemente a una intriga criminal que su realizador divide en dos relatos sabiamente interconectados aprovechando al máximo la inteligente utilización de sus localizaciones. Personajes que transitan de la honradez y la austeridad a la mezquindad y el egoísmo conforman la galería de damnificados por la excesiva pujanza en la zona de los intereses del capital, mensaje que Weng trasmite con la energía y la precisión necesaria de la que otros adolecen. Un futuro nombre a tener muy en cuenta.

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