Los 6 grandes peligros a los que se exponen tus hijos en Internet

Dentro de esta era digital y según estimaciones de la firma Exploding Topics, los menores pasan una media de 7 horas y 22 minutos diarios pendientes de sus dispositivos conectados. Algo que como señala la compañía especializada en ciberseguridad ESET apareja no pocos riesgos inherentes al mundo online. Son los siguientes:

■ Ciberacoso: Atrás quedaron los tiempos en que las agresiones físicas y verbales terminaban al abandonar el niño el recinto escolar. La irrupción de las redes sociales y aplicaciones como Messenger o WhatsApp permiten que los acosadores sigan actuando aún cuando el adolescente se encuentre recluido entre las paredes de su habitación. Es más, este tipo de aplicaciones favorecen que los mensajes de odio, los fotomontajes dañinos y las burlas lleguen exponencialmente a un mayor número de compañeros de clase e incluso a desconocidos, tras hacerse virales y compartirse a lo largo y ancho de la red. Como consecuencia, la salud mental del menor puede verse harto perjudicada, lo que en algunos casos ha derivado en autolesiones e intentos de suicidio.

■ Uso indebido de información compartida: Por norma general, los adolescentes no se lo piensan dos veces antes de compartir información personal, fotos y vídeos en redes como Instagram y TikTok (con más 1.400 millones y 900 millones de usuarios respectivamente). La probabilidad de que estos contenidos caigan en manos de terceros (desconocidos) dispuestos a hacer un uso malintencionado de los mismos es extremadamente alta. Por ejemplo, recientemente hemos visto cómo imágenes de menores eran manipuladas mediante inteligencias artificiales para dotarlas de carácter pornográfico.

■ Estafas: Se habla mucho últimamente de los intentos de estafa a través de mensajes de texto fraudulentos (enviados en nombre de entidades bancarias o empresas de mensajería). Si muchos adultos caen en la trampa, imaginemos la cantidad de menores que pueden hacer lo mismo. Sobre todo ante concursos irreales que les prometen recibir dispositivos tecnológicos de alta gama o entradas para el concierto de su cantante favorito. Estas engañifas a menudo implican introducir los datos de las tarjetas bancarias de sus progenitores o descargar aplicaciones aparentemente inofensivas, pero que encierran código malicioso ('malware') capaz de sustraer información en segundo plano, sin que el adolescente lo sepa.

■ Exposición a contenido explícito: Un estudio de Children's Commisioner llevado a cabo en el último año determinó que los menores se exponen por vez primera a la pornografía con 13 años. Algo que no es de extrañar, dado que en cualquier smartphone este tipo de contenidos quedan accesibles a unas pocas pulsaciones. Ya se ha hablado mucho de los perjuicios que visionar este tipo de imágenes y vídeos trae para los adolescentes: problemas de autoestima y una visión irreal de las prácticas sexuales, materializada en conductas dañinas.

■ Adicción a Internet: Las 7 horas de media a que aludíamos al principio ya deben darnos una idea del problema. Pasarnos el día pendientes del teléfono, haciendo 'scroll' en las redes sociales, apareja problemas como falta de sueño, aislamiento social, pérdida de concentración... En último término, el adolescente puede terminar repudiando la vida familiar, sacando peores notas y viendo afectada su salud tanto física como mental.

■ Desinformación: Una encuesta del Center for Countering Digital Hate ha evidenciado que los jóvenes confían más en lo que ven en Internet y se muestran más receptivos a información falsa o engañosa. De este modo, resultan mucho más manipulables y propensos a caer en las redes de líderes sectarios. Todos recordamos casos como el de la joven Patricia Aguilar, fugada de casa a los 18 años por la injerencia de un gurú sexual. Transcurrieron 548 días hasta su rescate en un paraje recóndito de la selva peruana.

Respecto a las medidas que padres y tutores pueden tomar para contrarrestar estos peligros, el director de Investigación y Concienciación de ESET España, Josep Albors, recomienda mantenerse al día de los riesgos emergentes; instruir a los niños en el correcto funcionamiento de cualquier aplicación antes de que comiencen a usarla; mostrarles ejemplos prácticos de los riesgos a los que se enfrentan en Internet y fomentar hábitos digitales saludables que pasan por el propio ejemplo: de nada sirve recriminarles un uso abusivo del móvil si no dejamos de utilizarlo en su presencia. Usar las opciones de control parental disponibles en iOS y Android también nos permite poner límites y asegurarnos de que los niños hacen un uso conveniente de la tecnología.