Cómo elegir la mejor cámara de vigilancia para ver tu casa desde el móvil

Aún resultando uno de los productos domóticos (del hogar conectado) más vendidos en todo el mundo, lo cierto es que la mayoría de usuarios no saben por dónde empezar al elegir uno u otro modelo. ¿En qué parámetros debemos fijarnos? El primero dependerá del lugar donde tengamos pensado ubicar la cámara en cuestión: no presenta la mismas características una de interior (usualmente dispuesta en salones o recibidores) que una de exterior, diseñada para soportar el calor o la lluvia en patios o jardines.

Tampoco debe pasarse por alto la cuestión económica: las cámaras para exteriores son más caras y su proceso de instalación suele resultar más complicado (lo que puede hacernos recurrir a un técnico). Esto contrasta con la facilidad de uso de unas cámaras para interior asequibles (las encontramos a partir de unos 30 o 40 euros) y sencillas de conectar: basta acoplar el adaptador de corriente y completar el proceso de configuración mediante la aplicación móvil correspondiente, en pocos pasos. La contrapartida, claro está, es que las cámaras a la intemperie cubren áreas mucho más grandes: puestos a detectar a los ladrones, mejor vigilar los perímetros de nuestro domicilio (sea una urbanización o un chalet) que esperar a que éstos fuercen una cerradura o ventana para acceder al interior de la vivienda.

Todos sabemos de casos en los que un familiar o conocido se ha echado las manos a la cabeza al comprobar las imágenes de su sistema de vigilancia: ¡apenas se distingue a los intrusos! Por esto mismo, la resolución de la cámara es uno de los aspectos más importantes a considerar a la hora de adquirirla: no hace falta ser un gran entendido para ello puesto que, a mayor resolución, mejor calidad de imagen. Si no queremos rascarnos demasiado el bolsillo con una cámara 4K, bastará con cualquier modelo 'HD' (las siglas en inglés de Alta Definición), preferiblemente aquellos con una resolución de 1080p. En cualquier caso, nunca escogeremos cámaras con resoluciones inferiores a 720p, si es que pretendemos una claridad y nitidez aceptables.

Respecto al ángulo de visión, esto es, el área de su entorno que la cámara puede captar, buscaremos el mayor rango posible (de 130 a 180 grados suele ser lo habitual). Con algunos peros. A más ángulo, mayor coste o, en su defecto, menor resolución. Tampoco tiene sentido comprar una cámara de 360 grados si la vamos a colocar en la esquina de cualquier habitación, donde bastará con 180 grados para tener controlado el espacio al completo. Por contra, una cámara que podamos rotar enteramente nos permitirá vigilar cualquier punto del jardín, evitando los ángulos muertos.

Tanto o más importante es asegurarnos de que nuestro sistema de vigilancia cuenta con tecnología de visión nocturna por infrarrojos. Los LEDs incorporados iluminan la estancia o exterior en condiciones de baja luminosidad, permitiéndonos obtener imágenes nítidas con las luces apagadas o al caer el sol. Y es que los cacos suelen actuar por la noche, agazapados entre las sombras.

De acuerdo, ya hemos elegido una cámara que ofrece imágenes nítidas incluso a oscuras, dentro del campo de visión que necesitamos, pero todo ello no sirve de nada si nos vemos obligados a revisar las grabaciones manualmente. Por esto mismo, debemos hacernos con un modelo que nos alerte al momento de cualquier presencia indeseable (lo que pasa por un sistema de detección de movimiento preciso): las cámaras más vendidas del mercado envían notificaciones a nuestro móvil para que podamos tomar medidas lo antes posible, ya sea poniéndonos en contacto con la Policía o pidiendo a algún familiar que pase por casa para asegurarse de que todo está bien. Tampoco tenemos que preocuparnos de las falsas alarmas provocadas por nuestras mascotas: los procesos de reconocimiento de imágenes implementados por los fabricantes ya son capaces de distinguir entre personas y animales (incluso nos permiten desactivar estas últimas alertas si hemos tenido que dejar en casa a nuestro compañero peludo durante las vacaciones).

Relacionado con el punto anterior encontramos el llamado audio bidireccional, esto es, la posibilidad de escuchar lo que pasa en casa y hablar a través del micrófono de la cámara. Esto último puede resultar útil para decirle al gato que baje del mueble de la tele, pero también para encarar a los ladrones, advirtiéndoles de que las fuerzas del orden están avisadas y en camino. Aunque no infalible, se trata de una buena medida disuasoria.

Por último, nos aseguraremos de que nuestra nueva cámara cuenta con un sistema para almacenar continuamente las imágenes grabadas (es suficiente con una ranura para tarjetas microSD); y que dispone de fuentes de alimentación adicionales a la corriente, por si nos quedamos sin luz. Algunas cuentan con baterías de respaldo y otras, como el sistema eufyCam 3, admiten energía solar. Así lo describe Caroline Zheng, PR Manager de eufy España: «Incluye dos cámaras con paneles solares y un Homebase como centro neurálgico para la gestión completa de la seguridad en el hogar, que permite almacenar los datos de forma local y sin cargos extra».