Cómo ahorrar en la factura de la luz con tus dispositivos tecnológicos

Otra cuestión es la que atañe a las decenas de dispositivos electrónicos que tenemos por casa: teléfonos inteligentes, consolas de videojuegos, tabletas electrónicas, ordenadores y hasta descodificadores. En estos casos resulta más complicado saber cómo impactarán en la 'dolorosa' mensual, pero existen algunos consejos de utilización que nos ayudarán a ahorrar decenas de euros cada mes.

¿Afecta la carga de un smartphone a la factura de la luz? En realidad sí. Tanto Apple como Google (responsables de los principales sistemas operativos móviles) recomiendan activar los modos de ahorro de energía durante el día. No sólo para que la batería aguante lo máximo posible, sino también para reducir el número de ciclos de carga. Es decir: cuanto menos tiremos de adaptador de corriente, menos electricidad consumiremos, lo que puede suponer un buen pico al cabo del año. Otros consejos útiles a dicho respecto son reducir el brillo de la pantalla, configurar la interfaz en tonos oscuros y deshabilitar tanto las notificaciones como las actualizaciones en segundo plano.

Ojo igualmente con dejar la fuente de alimentación conectada al enchufe cuando no estemos cargando ningún dispositivo: implica un gasto energético irrisorio, pero no tanto si sumamos el de todos los cargadores de casa a largo plazo.

Si tenemos un ordenador portátil, algunos de los consejos anteriores también aplican: al fin y al cabo necesitaremos cargarlo cada vez que lo saquemos de casa. Si por el contrario lo utilizamos permanentemente conectado a la red o disponemos de un equipo de sobremesa, no está de más repasar las opciones de energía de nuestro sistema operativo: fijar cuánto tiempo ha de transcurrir para que se desactive la pantalla o las unidades de almacenamiento, por ejemplo.

Optar por un disco duro de estado sólido (SSD) también contribuye al ahorro de energía, así como desconectar todos los accesorios que utilicen el ordenador como fuente de alimentación (siempre que no los necesitemos). A este último respecto, si utilizamos un monitor externo, nos aseguraremos de que tenga un consumo de fábrica lo más escueto posible; regularemos el brillo a un nivel moderado y configuraremos un salvapantallas oscuro.

Aunque los fabricantes intentan limitar al máximo el consumo eléctrico de sus máquinas, lo cierto es que las consolas de videojuegos resultan más exigentes que antaño por su salto cualitativo en rendimiento. Tanto PlayStation 5 como Xbox Series X cuentan con un modo de 'standby' que permite descargar automáticamente actualizaciones y juegos aunque no estemos jugando. Pese a lo práctico, conviene deshabilitarlo y apagar la consola completamente cuando dejemos de utilizarla.

Por supuesto, igual de importante es la televisión en la que jugamos. Han de buscarse paneles LED u OLED de bajo consumo (que sí cuentan con indicador de eficiencia energética) y mantenerlos apagados cuando dejemos la máquina conectada para descargar algún contenido especialmente voluminoso. Las últimas PlayStation y Xbox también ofrecen modos de apagado automático que deberíamos configurar.

Ciertos decodificadores albergan opciones de apagado automático tras un tiempo de inactividad pero, si no es el caso, podemos optar por apagarlos durante la noche (algo especialmente útil dado el sobrecalentamiento al que tienden estos aparatos). También podemos considerar desconectarlos por completo si nuestro operador ofrece los mismos contenidos a través de una aplicación de streaming, a la que acceder con nuestra cuenta de usuario desde el móvil o el televisor (así lo hacen Movistar y Vodafone).

Respecto al router, muchos usuarios lo apagan cuando se van a la cama aunque, en este caso, existen algunos contras a sopesar: estos dispositivos están diseñados para permanecer conectados las 24 horas del día y en muchas ocasiones se actualizan de madrugada con las últimas actualizaciones de seguridad, sin intervención por nuestra parte. De ahí que expertos como Clara Sauri, product manager de la firma Synology, recomienden dejar el router encendido todo el día: «Apagarlo y encenderlo constantemente podría interrumpir estas actualizaciones y hacer que nuestra conexión resulte más vulnerable». Dicho de otra manera: si nos ponemos a desconectar aparatos como locos, mejor que el router sea la última opción.

Un clásico de cualquier hogar son las regletas con interruptor, que permiten apagar múltiples aparatos con solo pulsar un botón. Lo ideal es emplazarlas en lugares como la cocina, donde ubiquemos electrodomésticos de uso puntual como el microondas, el hervidor de agua, la tostadora o la freidora de aire. De lo contrario permanecerán constantemente encendidos sin necesidad.

Colocar regletas en el salón tiene menos sentido por el uso constante que damos a tecnología como la mentada: televisores, consolas, el teléfono fijo, el router... Un buen electricista puede instalarnos tantos enchufes de pared como necesitemos dado el caso y, si uno analiza bien la cuestión, seguramente mantengamos conectados más 'cachivaches' de los que realmente necesitamos. Sea como fuere, las regletas instaladas deben adquirirse en centros especializados para ofrecer las suficientes garantías frente a cortocircuitos (los titulares están llenos de incidentes a este respecto).

Otros dispositivos útiles para ahorrar en la factura de la luz son los que entran dentro de la categoría de la domótica: bombillas LED cuyo encendido y apagado podemos programar mediante el móvil, sensores de presencia asociados a las mismas, termostatos conectados, estores eléctricos que se activan por voz... Por último tenemos a disposición los enchufes inteligentes, a los que conectar aparatos antiguos como por ejemplo una lámpara o un ventilador: podremos decidir cuándo se activan y desactivan desde la aplicación correspondiente de nuestro smartphone.