«Yo prohibiría los altavoces en plena naturaleza»
José Luis Rubio ·
Este director de camping trabaja en el Valle del Jerte, y a los pies de una reserva natural que tiene la zona de baño más singular de ExtremaduraJ. López-Lago
Miércoles, 23 de julio 2025, 00:02
José Luis Rubio Lumeras es de Hervás, en el valle del Ambroz extremeño, pero dirige su negocio en otro valle del norte de Cáceres, el ... camping Valle del Jerte. Tiene 58 años y es el propietario y director de una plantilla de 17 personas. En esta zona conocida por sus cerezas, en verano su vida transcurre recibiendo y despidiendo campistas a los pies de la reserva natural Garganta de los Infiernos, que tiene como estrella el mágico enclave de Los Pilones, la zona de baño más singular de Extremadura.
– ¿Qué le llevó a vivir de un camping?
– Esto antes solo era un prado, pero vimos que la zona estaba a punto de experimentar un 'boom' por Los Pilones y empezamos a plantar los árboles que hoy delimitan las parcelas. Empezamos en 1991 como sociedad familiar, pero unos se han ido retirando y otros jubilando. Ahora lo llevo yo solo desde 2019. El camping en sí es el mismo en cuanto instalaciones fijas. Luego llegaron los bungalows, que fueron los primeros de Extremadura junto con los del Pinajarro porque vimos que la gente que salía de camping también quería comodidad.
– De hecho, la Junta de Extremadura acaba de sacar un decreto para que pueda haber más bungalows en los camping, ¿no empieza esto a perder la esencia?
– Es que así se le saca rendimiento más meses del año. El camping ha evolucionado en más cosas. Antes el 90% iba con su tienda de campaña y algunos llegaban en autobús o andando. Luego llegó el carro que se convertía en tienda, después las caravanas y ahora las autocaravanas y las furgonetas campers... bueno y los bungalows.
– ¿Las autocaravanas son la bestia negra de su negocio?
– Es que no existe una normativa y se ponen donde quieren. Está claro que no puedes exigir que entren al camping, pero tampoco formar acampadas ilegales. Nosotros nos hemos adaptado ofreciéndoles desagües para verter o zonas de llenado. El camping de todos modos siempre tiene clientes, incluso con pandemia. Aquel fue de los mejores veranos.
– ¿Qué época le gusta más del valle del Jerte?
– La primavera es muy bonita, pero no se explota mucho, igual que el otoño. Aquí el turismo empieza en marzo y da bajonazo en septiembre.
– ¿Iba de camping de pequeño?
– De pequeños hacíamos camping, pero con nuestras tiendas y en alguna finca. Yo venía a las fiestas de Cabezuela y buscábamos una zona cerca del pueblo para poner las tiendas.
– ¿Por qué cree que muchos recuerdos preciosos de la infancia la gente los ubica en un camping?
– En los hoteles la gente se cruza y se dice hola y adiós, poco más. Pero en los campings la convivencia es muy directa, la gente se conoce rápido, los niños se hacen amigos enseguida, es un turismo con mucha libertad que los niños disfrutan mucho y por eso se recuerda. Tenemos gente que venían con los críos y estos empezaron a venir luego con sus amigos y después con sus hijos.
– ¿Qué clientela predomina y cuál emerge como nuevo perfil?
– La clientela es familiar y de amigos. Y el nivel económico es variado porque hay autocaravanas de 70.000 euros. Habrá gente que venga porque es más barato, pero te tiene que gustar. Mucha gente prueba con la tienda y vuelven con una caravana y cada vez más gente quiere bungalow.
– ¿Con qué olvido típico le ponen la cabeza loca?
– Los camping tienen tienda para dar un servicio. Y como hay gente que viene a hacer una paella y se le olvida el arroz... pues lo tenemos. También te piden clavos para montar la tienda, o el colchón se les ha pinchado. Y por eso todas estas cosas las vamos poniendo en la tienda.
– ¿Se respeta la hora que ya toca silencio o la gente se desmelena porque es verano?
– Intentamos que se cumplan dos cosas fundamentales, una es la limpieza, la otra es el silencio a partir de las doce de la noche, dos normas que creo que son fundamentales porque si no sería un sinvivir. A las doce no puedes obligar a nadie que se duerma, pero sí se pide que esté en su parcela sin meter ruido o jugando a las cartas bajito. Luego está al que una risa le molesta y al que no. Tenemos un guarda haciendo la ronda y cuando llama la atención a alguien lo asume porque aquí la convivencia es muy directa y por so no hay muros. Hace tiempo era más difícil porque algunos pensaban que ir de camping era ir de fiesta, ahora la gente sabe que no.
– Cada vez hay más gente en la naturaleza, ¿eso es bueno o malo?
– Es bueno si se respeta el entorno. La gente tiene mucho estrés en las ciudades y es fundamental desconectar, por eso busca naturaleza. Lo que no veo normal es la gente con música en los altavoces en plena naturaleza, yo eso lo prohibiría.
– ¿Es un fuego su peor pesadilla?
– Sin duda, escuchas un helicóptero y ya estás con el miedo. Lo malo es también cuando otros años ha habido un fuego, pero a 60 kilómetros, y te termina afectando porque hay gente que piensa que se ha quemado todo.
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