El Zaragoza llega a Almería en su peor momento

La afición maña, ansiosa por ver a los suyos en la máxima categoría, asiste desesperada a la falta de acierto por parte de los dirigentes del club a la hora de crear un proyecto estable. Y tanto nerviosismo se traslada, sin duda, al campo. Allí los jugadores no están dando la talla y el estrés es una constante cada jornada. No se explica de otro modo que una plantilla con algunos jugadores 'top' de Segunda sea incapaz de alcanzar la regularidad y fiabilidad necesarias para, como mínimo, no tener que pasar apuros para mantener la categoría que, hoy por hoy y visto lo visto, es el principal objetivo de los maños. Quién lo diría.

El gran problema que está mostrando el equipo aragonés es su falta de regularidad y de fiabilidad. Concretamente la defensa plantea situaciones extrañas que no deberían darse en un aspirante a objetivos serios. Algo parecido a lo sucedido con su próximo rival, la UDA, que tampoco ha cubierto de forma acertada las necesidades del equipo en el mercado invernal hasta el punto de que los centrales, en ocasiones, son de lo más inesperado y Ramírez se ve obligado a inventar.

Esquema táctico

El técnico del equipo maño puede estar viviendo sus últimas horas en el club. Su crédito está finiquitado e, incluso, una victoria ante la UDA no sería suficiente para salvar su puesto. Al menos eso es lo que se especula en tierras aragonesas, donde algún medio asegura que su sustituto ya está atado.

Sea como fuere, Ramírez seguirá siendo fiel a su libro de estilo. El dibujo 1-4-4-2 es el que utiliza de forma recurrente y, pese a que su apuesta es de posesión de balón y búsqueda a sus hombres de área tanto por los costados como, sobre todo, por el interior, gracias a la calidad de algunos de sus jugadores del centro del campo, lo cierto es que el equipo no termina de funcionar. La intensidad, innegociable en esta categoría, no es el fuerte de un equipo que tiene demasiados apagones. La contundencia defensiva, otra obligación en Segunda, también es un talón de Aquiles que se suma, además, a la fragilidad en la portería, donde no consigue la estabilidad deseada y donde el técnico ha encontrado otro problema añadido.

El Real Zaragoza está más cerca que nunca de los puestos de descenso, más aún después de caer en casa frente a un Eldense que, aunque aún ocupa plaza en descenso, lleva una trayectoria imparable hacia la salvación lo que, hoy día, daría con los huesos de los maños en puestos de Primera RFEF. Así, la victoria en Almería sería, literalmente, una tabla de salvación.

El esquema 1-4-4-2 volverá a ser la apuesta de Ramírez en el que puede ser su último partido y lo hará convencido de que su pretensión ofensiva puede dar resultado ante una defensa, la rojiblanca, que también vive sumida en un mar de dudas.

Eso sí, la presencia de Luis Suárez, otrora ídolo zaragocista, es el enésimo quebradero de cabeza para un club grande que vive horas de incertidumbre.