La última galopada de Sadiq
Javier Gómez Granados
Sábado, 3 de septiembre 2022, 00:21
El adiós de Sadiq no ha pillado por sorpresa a nadie toda vez que venía cantándose a los cuatro vientos ya desde el pasado año. ... Menos aún, por tanto, a los gestores del club que, dicho sea de paso, tenían esa venta como un objetivo prioritario. Así las cosas, por más que haya sido casi sobre la bocina, la marcha del nigeriano y sus consecuencias deportivas estaban previstas y estudiadas con mucha antelación. Está por ver, obvio, el desenlace del plan urdido.
Sea como fuere, la salida del delantero ha provocado reacciones encontradas aunque, seguramente, ninguna del nivel emocional de las que provocaron futbolistas que, con su juego y con su implicación personal, calaron hondo en el sentimiento rojiblanco. Ahí están los casos de Diego Alves, Esteban Suárez o el mismísimo Miguel Ángel Corona en su aventura australiana, entre otros. El adiós de estos dejó una huella en el alma rojiblanca. De ellos conocimos el alcance de su valor deportivo. Supimos todo lo que eran capaces de dar bajo el sello 'UDA'. Y, sobre todo, nos ganaron con su valía humana.
Lo de Sadiq es otra cosa. No ha llegado a calar en lo emocional porque apenas le hemos escuchado hablar. Es más, casi desde que llegó ya se preparó y nos prepararon para su salida, lo que mitigó la implicación personal y emocional. Su marcha es como la de tantos otros que, plagados de calidad, dejaron claro al llegar que Almería era sólo una parada temporal pero que su mirada, a corto plazo, estaba más allá de los límites provinciales.
El daño que ha provocado la marcha de Umar en el estado de ánimo de la afición almeriense es que, alcanzada la Primera División y el último día del mercado, parecía posible ver hasta donde era capaz de llegar con la camiseta rojiblanca. Más aún con el belga Ramazani a su lado. Especialmente después de un comienzo de campeonato espectacular y esperanzador. El daño que hace se resume en que, en apenas tres partidos, dejó claro que su sociedad con Largie era, al menos, el cincuenta por ciento de la llave de la permanencia y que sus nombres, ligados al de la UDA, iban a sonar con fuerza en España y en Europa. Ese es el perjuicio real que provoca la partida de Sadiq. Que nos deja con las ganas de vivir algo que intuíamos, con datos objetivos, muy bueno para la UD Almería. Y que, tal vez, si solo fue por dinero, no parecía tan necesario ni urgente, más aún cuando, seguramente, en sólo unos meses los dos delanteros iban a multiplicar su valor juntos, para beneficio propio y del club.
Como consuelo al perjuicio lúdico, que no emocional, de la marcha de Sadiq, queda la confianza que merecen Turki y los suyos, demostrada en negociaciones previas, y que nos ha traído hasta este momento en el que, sin perder la humildad y hasta cierta inocencia, nos atrevemos a soñar en grande aunque con la boca pequeña y mirada de soslayo.
Buen viaje, Sadiq. Gracias por los servicios prestados. Y a otra cosa.
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