El Almería necesita un cambio

Los últimos once partidos del campeonato, los que se han disputado desde la reanudación del campeonato hasta hace hoy una semana, han destapado un problema que permite sacar a flote lo que por sensaciones deja entrever a una UD Almería timorata y casi 'herida de muerte' para afrontar un playoff del que no se sabe nada más que la intención es jugarlo, pero sin una fecha concreta por el aumento de casos por la Covid-19 en Fuenlabrada. Sí es cierto que ayer hubo un poco de luz al respecto y eso ayuda a pensar que aún hay tiempo para solucionar el actual problema que afecta al rendimiento del equipo.

Y es que el paso de las jornadas en la competición no ha mejorado lo que había antes con José María Gutiérrez como técnico rojiblanco porque lo que se aprecia, desde fuera, es un problema de credibilidad en Mario Silva, el técnico al que se le 'entregó' el equipo tras la derrota de los rojiblancos en casa frente al Alcorcón y que supuso la destitución del madrileño como entrenador del primer equipo indálico. Ante el equipo de Fran Fernández, los rojiblancos firmaron la que fue segunda derrota encajada de forma consecutiva en el Estadio de los Juegos Mediterráneos, después de la vuelta a la competición con triunfo en el Carlos Belmonte de Albacete y pese a que en Zaragoza el equipo dio la imagen de la capacidad que atesora. Sin embargo, el cambio no ha dado con ese ansiado viraje en el rumbo de la nave.

No hay más que ver el comportamiento del equipo en los siete partidos disputados desde que se reanudó la competición y con posterioridad a la decisión de darle las riendas al portuense, puede que de una forma precipitada después de ver los resultados –no sólo los que se refiere a los triunfos y sí más a las sensaciones– alcanzados por el equipo en los últimos once partidos de la competición, que no suponen un alivio para afrontar el playoff y ese intento de buscar el ascenso a la máxima categoría en los playoffs.

Acudiendo a los números, sólo dos victorias y de aquel modo. Ante el Sporting de Gijón tirando la primera parte casi por completo y 'ayudados' por el VAR que no vio un claro penalti de Petrovic en el último minuto y ante el Rayo Vallecano haciendo lo propio con la segunda que pudo acabar con mazazo, otro más que se hubiese unido a un equipo roto anímicamente por la 'derrota' en Miranda de Ebro –aquel penalti de David Costas sobre Mario Barco sirvió para empatar un partido que debió ganarse en la primera parte– y la sensación de 'no poder' exhibida ante el Tenerife, donde tampoco tuvo el manejo del partido, sobre todo en la primera parte, o en la primera parte de Montilivi, donde otra mala gestión de los tiempos acabó coartando la capacidad de crecimiento en la tabla clasificatoria, dejando al descubierto cierta impotencia para resolver lo que quedaba y que, aún así, no quitó posibilidades numéricas de haber acabado la temporada de otro modo. La derrota en Ponferrada y la no victoria frente a un Málaga pobre, pero muy ordenado, en la exposición de motivos para no perder han sido más 'piedras en la rueda' de una plantilla sin un líder que dé órdenes desde la banda y se capaz de transmitir ese discurso que, cargado de credibilidad, se nota ausente en este momento.

La solución se encuentra dentro, tanto entre los metros cuadrados que delimitan el terreno de juego –lo más importante– como incluso en el banquillo, donde la dirección deportiva, al final, es quien debe adoptar la decisión de conseguir que el equipo dé un cambio en la habitual hoja de ruta.

Esto apunta a una nueva salida de un técnico. Mario Silva no es el hombre idóneo y podría tener las horas contadas para dirigir al equipo en los dos primeros partidos del playoff de ascenso, que son los que están seguros y en los que el equipo debe dar el mejor de los rendimientos para dar el salto a la eliminatoria final y posterior cambio de categoría. De todas formas, el problema estriba, ahora mismo, en saber quién puede ocupar el cargo porque en la casa ya no hay opciones para utilizarle.

Víctor Mañas apunta a salir hacia Villarreal, donde trabajará de nuevo con Unai Emery, como ha hecho desde que el hondarribitarra inició su aventura en el Sevilla. Mañas llegó a Almería tras la derrota frente al Huesca. Una semana después, tras el empate con el Fuenlabrada, aterrizó Jesús Muñoz, que tampoco puede sentarse en el banquillo por haber estado esta temporada dirigiendo al Hércules en Segunda B.

De este modo, en las últimas horas ha ganado enteros la posibilidad de un técnico que llegue de la mano de João Gonçalves, por lo que este podría ser el portugués José Gomes. Este conoce el fútbol español, aunque su pasado aquí fue hace diez temporadas, siendo segundo de Jesualdo Ferreira en el Málaga.

En solitario, su aventura se remite a haber estado en el Panathinaikos griego, Videoton húngaro, en los equipos Taawon, donde estuvo en dos etapas distintas, y Ahli de Arabia Saudí, en el Baniyas de Emiratos Árabes, el Reading de la Segunda División inglesa y en los portugueses del Rio Ave y el Marítimo de Madeira, en el que se presentó en noviembre de 2019 como sustituto de Nuno Manta.

El conjunto del archipiélago de Madeira acabó el pasado sábado la competición en la undécima posición de la Liga Nos portuguesa. Lo hizo con un empate frente al Famalicão (3-3), que de haber ganado hubiera accedido a la previa de la Europa League. Su confirmación podría llevarse a cabo a lo largo del día de este lunes.