El partido se preparaba como lo que era: una 'final'. Para paliar los golpes que los de la zona baja de la clasificación habían dado ... en la semana anterior, dejando en negativo o malas sensaciones la derrota en Vallecas. Curioso lo de Vallecas, como si ganar allí fuera o fuese fácil.
Para paliar las bajas, Rubi puso en liza un once con Eguaras, Samú y Melero en el centro del campo, acompañados estos por un Portillo de falso extremo, que poco aporta.
De ahí, de su poca aportación, vino lo que vimos en la primera parte. Poca llegada de la Unión Deportiva Almería y mucho juego interior de un Betis que jugaba a sus anchas al son que marcaban Canales, Juanmi y Rodri, éste último autor del primer gol y de casi todas las ocasiones o acercamientos del conjunto verdiblanco, que captó muy rápido las deficiencias defensivas en el medio del campo de la Unión deportiva Almería para empezar a asociar las caídas de Borja Iglesias y los huecos en las espaldas que generaban sus movimientos.
Aun así, el Almería gracias a un Luis Suárez imperial ayer, por trabajo, constancia y dedicación, encontró en el cafetero el gol que daba el empate en el marcador, pero otra vez, otro despiste o mala transición hizo que el Betis, por medio de una asistencia magistral de Rodri al espacio, dejara solo a Canales para culminar con una vaselina el que sería el segundo para el equipo verdiblanco. Con esto el partido se fue al descanso y en el vestuario Rubi pudo cambiar el mal planteamiento inicial y es que la baja de Robertone el sábado hizo mucho daño. Eso sumado a la que imagino que fue por estar apercibido y se guardó para jugar en Girona (César de la Hoz), hacía un centro del campo que era un flan.
La segunda mitad arrancaba con Melero cerca de Suárez y Portillo por dentro, lo que quizás marcaba los primeros 15 minutos de partido. A partir de ahí hubo cambios valientes y se demostró que se le podía ganar y jugar bien a un equipo como el Betis, pero otra vez el infortunio o el despiste defensivo hace que te vayas sin sumar por un gol de un Guardado que mide 1,69 m. y cabecea al fondo de la red un balón que acaba con el dominio y las fuerzas para ver el 3-2 antes que el 2-3.
César De La Hoz no puede desaparecer de la noche a la mañana de un once que ayer demandaba control y concentración en el centro del campo y en el que nadie puede salvarte. Si no, tú mismo Rubi.
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