Rubi y el Almería, un matrimonio eterno con el gol que jamás conoció el silencio
En 139 partidos como rojiblanco, Rubi firmó gol en 111 de ellos, lo que equivale a un 79,9% de eficacia; en las dos últimas Ligas ese porcentaje se elevó hasta un 92,2%
El paso de Rubi por la UD Almería se explica tanto desde la estadística como desde la emoción que despertó en quienes entienden el fútbol ... como una forma de sufrir, ya que encajar siempre supone un desasosiego, que sólo se cura marcando, en quienes priman ver a su equipo ganar 5-4 y no hacerlo por 1-0. Bajo su mando, el gol se convirtió en compañero inseparable de un equipo que rara vez renunció a su instinto ofensivo. La historia reciente del club no había vivido con tanta claridad ese 'matrimonio' con la portería rival, que se repitió en ocho de cada diez partidos durante su ciclo completo y en más de nueve de cada diez en su último tramo. Los números reflejan constancia, pero también identidad. El Almería de Rubi es, ante todo, un equipo que entiende el fútbol desde la convicción de que siempre hay una ocasión para marcar.
Más allá de los resultados concretos, el legado del técnico catalán radica en haber convertido al Almería en un conjunto reconocible, competitivo y fiel a una idea. En seis jornadas de inicio, en un ascenso soñado, en la permanencia sufrida o en la regularidad de Segunda, el gol es el lenguaje común de un equipo que jamás conoce el silencio en ataque. La unión entre Rubi, el Almería y el gol no es coyuntural: es una alianza que define una era y que quedará como uno de los capítulos más singulares en la memoria rojiblanca.
Fidelidad
La etapa de Rubi al frente de la UD Almería se extiende a lo largo de 139 partidos oficiales, repartidos entre 38 en Primera División y 101 en Segunda, con cuatro de ellos en playoff. Lo que más destaca en ese tiempo no son únicamente los resultados, sino la fidelidad con la que su equipo encuentra la portería rival. El Almería de Rubi se distingue por su vocación ofensiva, un aspecto que pocas veces en la historia del club se hab manifestado con tanta constancia y regularidad.
El aterrizaje del entrenador se produjo en un tramo delicado de la temporada 2020/21. Asumió el cargo a falta de seis jornadas y en todas ellas el equipo marcó gol, un 100% de eficacia anotadora. La excepción llegó en el playoff frente al Girona, una eliminatoria de alta tensión en la que el Almería no logró perforar la portería rival en ninguno de los dos partidos. Aquella ausencia de gol, sin embargo, no alteró la clara orientación ofensiva que marcaría su proyecto en los años siguientes. Desde el primer instante, Rubi imprime a su equipo una mentalidad que prioriza la búsqueda del gol como forma de expresarse y de imponer su carácter dentro del campo.
La campaña 2021/22, que acabaría siendo la del ascenso a la élite, consolidó ese vínculo. El equipo disputó 44 encuentros oficiales y en 36 de ellos logró marcar, un 81,8% de partidos con gol, quedándose sin hacerlo sólo en ocho (18,2%). Esa temporada fue la confirmación de que la filosofía ofensiva no era circunstancial. El Almería de Rubi fue un equipo valiente, con ambición y decidido a jugar siempre hacia adelante, encontrando en el gol el reflejo de su identidad. La estadística demuestra que casi nueve de cada diez partidos se cerraron con el sabor del gol a favor, un porcentaje que en la historia del club pocas veces se había alcanzado con tal constancia.
Entre los grandes
El salto de categoría en la temporada 2022/23 supuso un desafío mayor, pero el equipo mantuvo su esencia. En 38 partidos de Liga, el Almería marcó en 28, lo que representa un 73,7% de eficacia, quedándose sin marcar en diez encuentros (26,3%). Frente a rivales con presupuestos superiores y mayor experiencia en la categoría, el conjunto rojiblanco nunca renunció a su idea ofensiva. Esa determinación fue decisiva para asegurar la permanencia en la última jornada, demostrando que la fidelidad al gol era una característica de carácter, una seña de identidad que trascendía el simple resultado.
139
Son los partidos de Liga y playoff disputados bajo la 'batuta' del técnico vilarense
La penúltima historia con Rubi, de nuevo en Segunda, reforzó la tendencia y la consolidó como un patrón. De 44 partidos disputados –42 de Liga y dos de playoff–, sólo en 4 se quedó sin ver portería, un 90,9% de eficacia anotadora. Esa regularidad evidencia la madurez de un equipo que encontró su estilo y lo explotó con constancia. No importaban los escenarios ni los rivales. El Almería de Rubi se sabía fuerte desde el ataque y rara vez renunció a su esencia. La estadística no sólo refleja goles, sino una filosofía de juego que se traduce en ambición, constancia y capacidad de adaptarse sin renunciar a sus principios.
111
Es el número de partidos en los que la UDAlmería, con Rubi en el banquillo, ha celebrado ver portería rival.
En la presente temporada, con siete partidos disputados hasta la fecha, el conjunto mantiene el pleno. 7 de 7 con gol, un 100% de eficacia. Sumando la temporada anterior, son 51 partidos con sólo 4 sin marcar, lo que deja un 92,2% de encuentros con gol en ese periodo. Una cifra que deja clara la fuerza de la alianza entre Rubi y su equipo con la portería rival, consolidando un estilo que pocas veces se había visto en la historia reciente del club.
Números
Si se observan las cifras globales de los 139 partidos dirigidos por Rubi, el Almería marcó en 111 de ellos, un 79,9% del total, quedándose sin anotar únicamente en 28 encuentros (20,1%). Es decir, en ocho de cada diez partidos del ciclo de Rubi los rojiblancos celebran al menos un gol. Ese registro es especialmente singular dentro de la historia del club y subraya que el gol no es un recurso circunstancial, sino un principio rector del proyecto.
60
Son los partidos que los rojiblancos han ganado con Rubi en el banquillo.
Más allá de los números, lo más llamativo es la regularidad con la que el equipo encuentra la portería rival, incluso en derrotas o momentos difíciles. Otros proyectos del Almería se sustentaron en la solidez defensiva o en la supervivencia, con Rubi, en cambio, el gol es principio, medio y, muchas veces, solución. Esa confianza ofensiva permite alcanzar hitos como el ascenso de 2022 o la permanencia de 2023, consolidando un estilo reconocible y valiente que definió una etapa histórica.
En definitiva, Rubi ha convertido a la UD Almería en un equipo cuya principal seña de identidad es el ataque. De sus 139 partidos, casi ocho de cada diez tuvieron gol. En su último tramo, más de nueve de cada diez se resolvieron con al menos un tanto a favor. Ese nivel de regularidad y fidelidad al gol es lo que permite hablar de un auténtico 'matrimonio' entre Rubi, el Almería y la portería rival, una alianza que define una era y que quedará grabada en la memoria rojiblanca como una de las más singulares de su historia reciente.
Donde Rubi manda, el gol no calla
Más allá de los números y del vínculo con el gol, el sello de Rubi se encuentra en la concepción misma del fútbol que propone. Su Almería no sólo busca marcar; construye el ataque desde la base, desde la defensa, y lo hace con claridad y paciencia. La idea de Rubi se sustenta en un juego asociativo, en el que la posesión es un medio para generar espacios y ocasiones. Sus equipos trabajan la amplitud por bandas, con laterales que suben y extremos que ensanchan el campo, obligando a los rivales a abrirse y dejando huecos que los mediocentros aprovechan para crear superioridades en zonas de finalización.
La presión alta es otro rasgo distintivo. Rubi imprime un carácter ofensivo incluso cuando no tiene el balón, sus jugadores buscan recuperar pronto la posesión, frenando la transición del rival y generando peligro constante. Esa agresividad sin balón no es caótica; está pautada, coordinada y dirigida a que el equipo siempre esté cerca del área rival. Las transiciones rápidas son su sello, perder el balón no significa retroceder, sino encontrar la manera de convertir cada acción en oportunidad de gol.
En el mediocampo, la estrategia de Rubi se aprecia en la libertad táctica que da a jugadores creativos, capaces de filtrar pases y enlazar con delanteros móviles que no se limitan a estar en el área, sino que buscan recibir entre líneas. La defensa, a su vez, se convierte en un trampolín ofensivo. Desde la salida del balón, el equipo construye movimientos que culminan en remates constantes. Es un fútbol progresivo, dinámico y atrevido, que prioriza la verticalidad y la circulación rápida para desordenar al rival.
Todo esto explica por qué, bajo su mando, el Almería marcó en más de ocho de cada diez partidos y por qué incluso en Primera División mantuvo su vocación ofensiva frente a rivales superiores. La idea de Rubi no es improvisada; es un sistema que combina estadística y estética, eficacia y belleza, donde el gol no solalmente se busca, sino que se convierte en la medida del compromiso de todo el equipo.
Así, la filosofía de Rubi trasciende la simple cifra de goles. Se refleja en cómo su Almería juega, presiona, ataca y se mueve por el campo. No es sólo un equipo que marca mucho, sino un equipo que cree en el fútbol como un arte colectivo, donde cada pase, cada desmarque y cada presión forman parte de una narrativa ofensiva que pocas veces se ha visto en la historia del club. Esa es la esencia que permite hablar del 'matrimonio' con el gol. No es casualidad, sino resultado de una idea clara y una identidad futbolística sólida, que perdurará como el legado más reconocible de Rubi en la UD Almería.
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