Rubi y UD Almería: 150 partidos de historia y compromiso
El vilarense revive su camino desde 2021: ascenso a Primera y el sueño de ser único en el club con dos ascensos
El fútbol, a veces, no solo se mide en victorias o en derrotas. Hay caminos que se labran con constancia, con fe y con un ... compromiso que trasciende los resultados. El de Rubi con la UD Almería es uno de esos recorridos. Un viaje que comenzó con incertidumbre y esperanza y que, 150 partidos después, sigue escribiendo páginas de historia para un club que ha crecido de su mano. En los micrófonos de UDA Radio, el técnico catalán repasó su trayectoria desde aquel primer día, sus emociones y los momentos que marcaron una etapa que ya forma parte de la memoria rojiblanca.
Al inicio de la conversación, Rubi se mostraba sereno, pero feliz al alcanzar una cifra tan simbólica al frente del banquillo almeriense. Confesaba estar «muy muy contento, con muchas ganas de seguir trabajando y de poder estar más tiempo con vosotros». Recordando sus primeros días en el club, el técnico evocó su llegada en la jornada 37 de la temporada 2020/21, cuando el Almería peleaba por el ascenso en plena recta final del campeonato. Acerca de cómo se gestó su fichaje, Rubi explicaba que «faltaban seis jornadas para acabar la liga, el equipo estaba muy bien situado porque además tenía prácticamente asegurada la plaza de playoff y lo único que había entrado en una dinámica de resultados no muy buenos y recibí la llamada, ya estaba siguiendo la categoría y todos sabíamos que en la UD Almería, con el cambio de propiedad, hubo una apuesta fuerte para hacer un proyecto que tarde o temprano tenía que subir a Primera. Me explicaron, Mohamed El Assy y Joao Gonçalves el proyecto, me explicaron de una forma muy convincente y también nosotros veníamos de entrenar a Espanyol, de Real Betis y sabíamos que podíamos tener Primera División porque era una realidad, pero me convencieron y nos convencieron al staff, que teníamos muchas ganas de trabajar, que llevábamos diez meses sin trabajar y creo que acertamos plenamente. Estoy muy contento y recuerdo cuando bajaba con el coche, con todas las maletas, que decía, ostras, de aquella duda, decir Segunda División, pero me creo que vamos a hacer cosas para subir y en un momento, hablando con mi familia por teléfono, que sí, que la aceptamos seguro. Vamos para abajo con todo, esa fue la idea».
Todo cuenta
El técnico recordaba la importancia de aquel mes y medio inicial, que le sirvió como laboratorio para preparar lo que vendría después. «Yo creo que no es una tontería haber estado los seis partidos y el playoff, porque conocimos el club, que fuera un mes y medio, conocimos a los futbolistas, sacamos conclusiones de qué futbolistas podían interesarnos más que cuáles. Consensuado con la dirección deportiva, en un mes y medio fue muy importante para empezar ya con pie firme el primer día de la siguiente temporada, y desde la pretemporada ya fue extraordinaria, los resultados, el trabajo de los futbolistas y empezamos ya ganando en Cartagena, que se vio un equipo que ese año iba a dar mucho que hablar y fue una temporada con la primera vuelta inmaculada, pero inmaculada, luego hubo lo del COVID, la Copa África, se nos juntaron varias lesiones en una posición concreta, es normal. Una temporada no puede venir todo de cara, es muy difícil que eso pase y además fue una temporada durísima porque encontramos a dos competidores como el Eibar y el Valladolid que nos obligaron a hacer 81 puntos».
Esa temporada quedó marcada por partidos memorables y Rubi evocó algunos con emoción contenida. «Hay victorias que sí recuerdas que es como si te estuvieras ya acercando a Primera y ahí la victoria contra el Sporting en casa, las victorias de Burgos y San Sebastián eran decir que vamos de verdad, que nos metemos. Eso lo encuentro en la parte positiva; en la parte negativa, la cantidad de penaltis que fallamos aquel año no se me olvidará nunca porque si no ya es que no hubiera tenido ni que ir a Butarque».
Aquella jornada 42, el 29 de mayo de 2022, en Leganés, forma parte imborrable de la historia del club. Sobre aquel ascenso agónico, reconocía que «no sé si alguna temporada se ha decidido en los últimos cinco minutos; tanto baile, pasar de tercero a primero, el que iba segundo, pues, a tercero o el que iba primero a tercero, pero fue una locura, la verdad es que fue un guión de Hitchcock total. Pero yo siempre ahí quiero hacer énfasis en recordar que al final tú tienes que empatar como mínimo contra el Leganés, que no es que perdieras y subes, sino que tienes que ir afuera y como mínimo hacer parte de tu trabajo».
El curso en Primera
Ya en Primera División, el vilarense repasó con cariño aquella campaña llena de emociones y retos. «Un año también muy bonito, sobre todo porque muchos futbolistas con los que subimos de categoría no habían jugado nunca en Primera, muchísimos, y esa ilusión que llevaban por jugar en Primera y ese crecimiento personal que habían tenido, porque realmente se les quedó, por el nivel que estaban dando en ese momento, corta la Segunda División, junto a algunos futbolistas que algunos continúan aquí, con más experiencia, que también hicimos un buen vestuario, un buen equipo». No tenía dudas en asegurar que «el inicio fue duro, porque con estos mercados que se cierran tan tarde, que entonces también pagamos un poco la novata de las inscripciones, fue empezar jornadas sin poder inscribir jugadores, los cambios en el último momento, que son cosas del fútbol moderno que no habíamos vivido tanto».
El rojiblanco detallaba aquella temporada con el recuerdo «de pasar el mes de septiembre duro, con los cambios, porque habíamos arrancado muy bien; Sadiq había empezado muy enchufado, con Ramazani, el partido del Barça, pero el partido del Madrid fue un partido también extraordinario, lo que pasa es que nos mató el resultado final, pero hicimos la jornada uno un debut contra el Real Madrid muy, muy bueno, le llevamos al límite, al que luego fue el campeón de liga, que fue el Barça aquel año, pero un gran Real Madrid. Y luego recuerdo una temporada que hasta Navidad fue, muy buena, acabamos creo que undécimos, antes del Mundial –jugado antes de Navidad–, y la segunda vuelta al final hay seis o siete equipos que están destinados a pelear por esas tres plazas y nosotros éramos uno de esos equipos. Recuerdo la dureza del tramo final, porque cuando le ganamos aquí al Mallorca parecía que estaba la cosa casi hecha para salvarnos y resulta que el Espanyol ganó en Vallecas, empezaron a ganar todos los de abajo y llegamos a la última jornada con la circunstancia, también creo que muy atípica, que de siete equipos tenía que bajar uno. Estaban metidos el Getafe, el Valencia, el Celta, el Cádiz, el Valladolid, nosotros, entonces… la dureza fue el partido del Espanyol, que se tomó aquel partido también con una intensidad extraordinaria, nos puso las cosas muy difíciles, pero el equipo tiró de casta, de oficio, de implicación, una implicación enorme, y conseguimos la permanencia con una puntuación muy alta. Luego no has tenido que hacer 41 puntos ni mucho menos para salvarte. Fue muy alta aquel año».
Tras aquella salvación, Rubi anunció su salida en una rueda de prensa que emocionó a todos. Sobre ese día, reflexionaba con sinceridad. «Se me pasa por la cabeza que fue un momento durísimo porque esa es una decisión que tomas antes del partido, esa semana, y yo lo que tenía ganas era de disfrutar la permanencia. Había acabado todo bien, pero no podía porque tenía que transmitir esto, y hasta que no lo dices estás muy tenso, muy nervioso, intranquilo, porque lo que he manifestado ahí que es que no quería hacer perder ni un momento; si no hubiera dicho nada estaríamos diciendo, si Rubi sigue, empezamos o no sigue, lunes, martes y yo quería en este sentido dejar las cosas claras desde el principio». El rojiblanco exponía que «por un lado muy contento por lo que se había conseguido, pero por otro triste y también pasándolo mal, porque son momentos que no se pasan bien».
Año sabático
Después de dejar el banquillo, Rubi disfrutó de un año de descanso que, como él mismo admitió, le permitió reconectar con su gente y consigo mismo. «Hay trabajos, por supuesto, mucho más duros que el mío, pero yo soy una persona que he cogido la maleta desde el año 2008, que fui a entrenar a Ibiza, luego al 2009 a Benidorm, luego estuve en Valladolid, en Gijón, en el Levante, es decir, en Huesca, en muchos sitios. En mi pueblo, de los últimos 15 años he vivido dos y medio y ahí tengo mis amigos, mi familia y, como expliqué, ese año, no empecé diciendo no voy a entrenar, pero como no salió nada que entendiéramos que teníamos que aceptar, pues fue un año para disfrutar un poco más del día a día en casa».
El destino, sin embargo, tenía preparado un nuevo capítulo entre Rubi y la UDA. Cuando el club le pidió volver tras una temporada aciaga –fue una de las peores temporadas del equipo indálico, inseguro durante las 38 jornadas de Liga, ʽdevorando' entrenadores y sin encontrar el modo de mejorar en la tabla–. Con todo eso en la ʽmochila', el técnico lo pensó con calma porque «suponía volver a un sitio donde habías estado muy bien, pero que no sabes nunca si las segundas partes son buenas, no van a ser buenas. No se sabe nunca eso, pero vuelvo a insistir en la capacidad de hacerte ver las cosas buenas que tiene en este caso Turky, Mohamed y Joao básicamente. Y es cierto que también nos hacía mucha ilusión seguir entrenando en Primera, pero también pensé que la otra vez llegaste a Primera con ellos, vuelve a intentarlo y vuelve a hacerlo. El año pasado no pudo ser y este año lo tenemos que hacer sí o sí».
Retos
Al mirar atrás, Rubi quiso dirigirse al entrenador que fue en 2021 y dar un mensaje lleno de reflexión. «El del 2021, la verdad que sobre todo hemos conseguido gracias al club porque básicamente hemos ayudado con ideas, pero el club es el que ha dado forma a todo, pero hemos conseguido mejorar tema gimnasio, tema de alimentación de los futbolistas, metodologías. Ahora estamos también con temas del coach y muchas cosas. Le diría que ha valido la pena el esfuerzo porque es que vuelvo a decir lo mismo que dije en la rueda de prensa del Espanyol. El día que no estemos nosotros, gracias sobre todo al club no a nosotros, también por parte nuestra es un club que cualquier futbolista que viene ya viene con un atractivo de decir esto es un club serio de verdad y ahora sólo nos falta la Ciudad Deportiva, eso ya sí que será la culminación y un poquito la remodelación del Estadio, pero más que nada por generar el ambiente de cercanía de nuestro público con los jugadores».
Por último, y ante la posibilidad de un nuevo ascenso, Rubi compartió su deseo y la importancia de seguir dejando huella en la UD Almería porque «es verdad que tenemos el del Huesca tenemos el de aquí en Almería, pero dos ascensos en un mismo club no creo que eso sea muy fácil y por lo tanto tengo muchísimas ganas de tener ese logro en el currículum».
Con estos 150 partidos, Rubi ha dejado una impronta indeleble en la UD Almería. Su historia se entrelaza con la del club, con los jugadores y con una afición que ha visto crecer a un equipo de la mano de un técnico que entiende el fútbol no sólo como resultados, sino como compromiso, constancia y pasión. Cada triunfo, cada momento difícil, cada ascenso y cada permanencia son parte de una trayectoria que ya forma parte de la memoria del club y del corazón de la ciudad.
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